Capítulo 41: Al final del camino. Parte I

238 52 48
                                    

Apenas dijo aquellas palabras sintió como su cuerpo comenzaba a cambiar.

Se elevó por los aires como si fuese impulsado por alas invisibles, y al posicionar sus manos frente a su rostro notó que estas parecían emanar una especie de brillo; al igual que sus hermanos, ahora todo su cuerpo emanaba luz.

Creyó que su corazón se detendría tras haber muerto, no obstante, latía frenéticamente en su pecho, pero se sentía bien, era revitalizante, como renacer.

Finalizada la transformación, bajó nuevamente con sus hermanos, quienes habían permanecido pendientes en todo momento, al fin y al cabo, después de haber perdido a su hermano por tanto tiempo, no se les podía culpar de no sacarle la vista de encima en ningún momento.

— ¿Qué sigue ahora? —Inquirió el británico aún sorprendido de su nueva forma estelar. — ¿Puedo conceder deseos a las personas?

— Ahora, conocerás el palacio estelar, donde hay alguien que te... — Patrick se vió obligado a dejar aquella frase inconclusa puesto que Dylan le dio un fuerte pisotón que le arrancó una exclamación de dolor. — El palacio estelar es donde habitamos las estrellas y observamos el mundo humano, síguenos... ya más adelante tendrás tiempo para los deseos.

Arthur guardó silencio mientras los seguía cuesta arriba, no tanto por respeto o cariño, sino porque se encontraba demasiado ensimismado en sus propios pensamientos como para hablar.

— Oh, lo olvidaba, —comentó Dylan. — También tendrás que prepararte para el juicio de Astreo.

— ¿El que?

— Te lo explicaremos con calma luego, primero debes conocer el palacio estelar. —Interrumpió inmediatamente Scott un tanto tenso.

El menor de los hermanos no consideró oportuno realizar alguna otra pregunta por el momento, aunque en cierto modo se sentía también algo frustrado, puesto que había una enorme cantidad de emociones aglomerándose en su pecho, y no encontraba en las palabras manera alguna de expresarse.

— Oigan, idiotas. —Llamó nuevamente a sus hermanos, quienes se preparaban para levantar vuelo.

Los tres voltearon en su dirección al oírlo, y para su sorpresa, Arthur se abalanzó sobre ellos con los brazos abiertos, reuniéndolos nuevamente en un solo abrazo.

— Lo siento. —Susurró, con los ojos fuertemente cerrados. — Soy un imbécil egoísta...

— Ya estás aquí, es lo que vale... — Respondió Patrick tirando levemente de su pelo.

La frustración por no saber qué decir era demasiada y contrastaba con la felicidad que sentía en el momento, no obstante también tenía la impresión de que ya no era necesario decir nada, y decidió aferrarse a esto último.

— Ya está bien de sentimentalismo, ¿No? —Comentó Dylan, con su voz ahogada, pues el abrazo le oprimía las costillas impidiéndole respirar.

Arthur los soltó, mas no pudo evitar fijarse en el hecho de que Scott era el que menos hablaba entre todos, cuando perfectamente recordaba que no era capaz de pasar más de cinco minutos sin soltar alguna grosería.

Al pensar en aquello, volvió la vista a sus hermanos, y se preguntó si realmente podía presumir de conocerlos. Al fin y al cabo, no había pasado ni un cuarto de su vida con ellos, y ahora, resulta que aquellos que recordaba como crueles se habían dejado la existencia buscandolo con tanto fervor que hasta se había vuelto una leyenda popular de su pueblo.

Tal vez, realmente no conocía a sus hermanos, y las personas frente a él podrían ser desconocidos, incluso ellos, podrían descubrir que no conocen realmente a aquel que llamaban hermano. Tal vez, su egoísmo le había condenado a una eternidad de soledad...

Fairytale (usuk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora