Mamá

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Había una vez, hace mucho tiempo, un pirata que exploraba los mares en busca de tesoros raros que son los más hermosos de la tierra. Sus viajes eran largos pero nunca se aburría con sus amigos piratas que luchaban con piratas malos que querían robar a la reina, y las aventuras que pasaban eran muy locas y divertidas, aunque a veces eran peligrosas.

Su vida era fácil y despreocupada, él pensaba que era afortunado por que tanto él como su tripulación eran libres y no tenían más responsabilidades.

Pero un día, mientras viajaban buscando un barco hundido lleno de tanto oro que no tendrían que traer más en mucho tiempo, se encontró con algo que cambiaría por completo su vida. Ya era muy entrada la noche, y este pirata de nombre... Jack, había quedado en hacer guardia. Estaba ahí, en la parte más alta de la proa cuando el ruido de algo cayendo al agua llamó su atención, al asomarse para ver mejor, el sonido pareció alejarse, pero a pesar de todo, en la oscuridad de la noche, pudo distinguir a una hermosa chica, que estaba en el agua, mirándolo con lo que parecía curiosidad.

Jack en ese momento no sabía que se trataba de una sirena, lo que si sabía es que se había enamorado a primera vista de la chica que le observaba creyéndose resguardada por la oscuridad de la noche.

Con el paso del tiempo, su trato con esa hermosa sirena se fue haciendo más frecuente, pasaron las semanas y los meses y se hicieron muy cercanos, se amaban mucho, así que Jack comenzó a buscar la manera de mantener a su amada cerca suyo, sin embargo era imposible, ya que los dos pertenecen a mundos diferentes.

Pasados dos años de estar juntos, la sirena se sentía muy triste, por no poder ser parte del mundo terrestre, y nuestro pirata se sentía decepcionado por no ser capaz de encontrar una manera de tener consigo a su novia para siempre.

Una noche, la bellísima sirena decidió que ya no iba a continuar con esa situación que los hacía sentirse miserables, por que el amor es algo bueno que debería hacer feliz a las personas, y a ellos los estaba lastimando. Sabía que Jack era capaz de todo para evitar que se rindiera, pero estaba cansada, así que, una noche mientras el dormía en en el barco, la sirena puso en una red, un regalo para su amado, y lo subió con una cuerda, dejándolo sobre la cubierta del barco, donde sabía que lo encontrarían, y una nota para que le entregaran al maestre ese maravilloso presente, que sería lo último que le daría a su amor, y lo único que tendría desde ahora en adelante para recordarla, y sabía que cada vez que viera ese hermoso regalo sonreiría, y que de esa manera no se sentiría tan triste por que ella se fue.

Fin

La pequeña de tez morena seguía mirándolo fijamente desde su lugar en la cama, y sonrió cuando su papá terminó de contar esa historia —Gracias, es mi favorita, papi—

El castaño le sonrió —Si, ya lo he notado Gracie— dio un suspiro y se levantó de sobre la cama de su hija, para besar su frente y desearle buenas noches, se dirigió hacia la puerta y puso su mano en el apagador para quitar la luz, cuando la voz de su pequeña lo hizo detenerse.

—¿Mamá es una sirena, papá?—

Aquella pregunta le sacó de onda por más de una razón —No cielo, las sirenas no existen— respondió con su voz suave acercándose de nuevo a su hija que estaba aún debajo de las sábanas.

La pequeña le miró entonces con algo de tristeza —¿Mamá murió?—

—¿Por qué piensas eso, querida?—

La pequeña bajó la mirada —Nunca la he visto... Y no está con nosotros— razonó, aunque temerosa de oír un NO como respuesta, a sus escasos 5 años es lo bastante lista para saber que si su mamá no murió y no está aquí con ellos, probablemente sea por que no los ama.

—Oh, cariño, no te pongas así, te prometo que cuando tengas edad te contaré todo lo que pasó ¿Si?—

La linda niña asintió con la cabeza, empezaría a preguntar a cada oportunidad que tuviera, por que no estaba tan dispuesta a esperar siglos hasta crecer para obtener esa respuesta, no sería Grace McGarrett.

—Vamos monita, duerme que mañana vamos a ir a nadar—

Steve esperó a que su bebé se durmiera, y luego apagó las luces y salió de la habitación, aún con esa sensación de vacío en el estómago que le causó ver a su pequeña tan desanimada de repente, pero aún no se decidía cómo explicarle a Grace que su mamá efectivamente sí murió.

Pero no por razones muy comunes, sino que fue asesinada durante una emboscada por rebeldes en Corea, cuando los dos estaban en la marina... Steve le había prometido a Danny que cuidaría de su bebé y se retiraría en caso de que algo le sucediera. Aún extrañaba tanto a su amada rubia, pero siempre que miraba a Grace, sentía que todo había valido la pena, lo suficiente para no llorar y seguir adelante.

Oneshot McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora