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Jimin sonrió al terminar el beso, se sentía feliz, como nunca antes lo había estado, quizás porque jamás había bebido tanto para llegar a esa fase o por que finalmente pudo sacar todos los temores y angustias que llevaba desde hacía tantos años, sintiéndose libre de aquel que peso se había vuelto parte de su estado anímico.

— Gracias ‒ musitó Jimin antes de pararse y caminar tambaleante hacia el escenario, Yoongi se paró y lo tomó por la cintura evitando que subiera. Sabía que no se lo perdonaría si lo dejara hacer un show deplorable de borrachos en público ‒ Suéltame Yoongi, subiré a bailar para ti ‒ susurró y el pelinegro sonrió de lado ante el puchero que realizó el rubio.

— Vayamos a mi apartamento y ahí me lo muestras ‒ susurró contra su oreja. Jimin lo abrazó por el cuello, moviendo sus caderas sensualmente a un ritmo que no era el de la melodía que se estaba interpretando pero que a criterio de Yoongi era incomparable.

— Príncipe, no me hagas esto ‒ pidió Yoongi jadeante, el menor se acercó más al cuerpo del pelinegro y besó su cuello lentamente bailando a un son inexistente.

Yoongi tan solo cerró los ojos, no podía ser fuerte, los besos y las caricias de Jimin lo hechizaban. Con rudeza tomó nuevamente sus labios y metió su lengua en la boca del más joven besándolo con más pasión. Jimin agarró las manos de Yoongi y las puso en sus caderas para continuar con su improvisada danza, el pálido movía los pies mientras seguía los pasos que el rubio había marcado, sentía que en ese momento haría lo que fuera por quien con voz dulce lo había puesto a bailar entre las nubes del delirio.

— Llévame donde quieras, Yoongi, quiero ser tuyo ‒ susurró Jimin entre besos, él soltó sus labios, abrió los ojos que había cerrado por instinto a la vez que miraba el entorno, todos los observaban y los hombres miraban atentamente a Jimin de una manera lasciva que lo molestó en sobre manera.

— Espérame un minuto, mi príncipe, pago la deuda y nos vamos ‒ pidió Yoongi y el de grandes mejillas algo rojas asintió dirigiéndose a pasos zigzagueantes a su mesa y sentándose en la silla. Yoongi rápidamente buscó al camarero con la mirada pero no lo encontró por lo que optó por acercarse a la barra.

Pagó la botella que habían bebido y al girar para volver junto al rubio lo vio acompañado por otro hombre, él lo miraba aterrado por lo que se acercó apresuradamente, ahí pudo ver la mano del joven acariciando las piernas expuestas de Jimin. Suéltaloordenó Yoongi con voz sombría.

— Tu zorra... está muy bonito ‒ comentó el hombre vulgarmente. Yoongi se acercó y golpeó al hombre en el brazo que manoseaba de una manera asquerosa al menor.

𝐸𝑙 𝐴𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑃𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜 'ʸᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora