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Taemin lo esperaba impaciente sentado en la silla del recibidor, su pierna derecha moviéndose sin parar en señal de frustración y ansiedad, el tiempo pasaba lento y sus manos ya dolían por mantenerlas en puño por tanto tiempo.

Maldición ¿Cuánto tiempo puede tomar el ponerse una estúpida bata?

Ya harto estuvo a punto de levantarse para ir en su búsqueda sin embargo quedó paralizado cuando la puerta del baño se abrió dejándolo apreciar al rubio con la sublime prenda, con una sonrisa lasciva detalló su silueta siendo ésta una tentación que logró despertar aquel nervio de placer en su interior, con orgullo observó al menor temblar ante su mirada y con su alma ardiendo en llamas jadeó teniendo solo una cosa en mente;

Poseer su cuerpo.

- Eres tan hermoso mi príncipe - musitó Taemin imitando las palabras de Yoongi, de seguro intentando hacerlo sentir mal, él tan solo cerró los ojos, aguantando las lágrimas.

- Acércate - ordenó. Jimin abrió los ojos y caminó lentamente posicionándose frente al hombre que lo recorrió complacido - No había olvidado ni una sola parte de tu cuerpo querido - susurró tomando con sus dedos los pezones del menor presionando levemente, vaya punzada que sufrió su miembro con tan solo esa acción.

El rubio atinó a cerrar los ojos asqueado, odiaba ser tocado por otro, sentía que le era infiel a aquel hombre que se había adueñado de sus suspiros, aquel hombre que no le pertencía pero que anhelaba, lo que resultaba ilógico. Taemin corrió la tela del atuendo dejando ver los pequeños pezones rojizos de Jimin quien presionó fuerte sus manos en puño, todo en él estaba tenso y Taemin lo notó por lo que soltó una carcajada que aterró al rubio.

- ¿No disfrutas mis caricias? - Preguntó antes de succionar rudamente un pezón del más bajo quien gimió de dolor - entonces no tiene sentido que las haga - aseguró - solo acuéstate en el suelo y abre las piernas - ordenó y él retrocedió un paso atemorizado negando con la cabeza. - Me encanta que juguemos al gato y al ratón, pero por más que corras aquí, no tienes salida - aseguró.

- Y-yo...si quiero que me toques - mintió con voz dulce esperando que fuera lo suficientemente tonto y creyera, el castaño tan solo sonrió de lado ante el comentario.

- Jimin, Jimin~. Tu siempre jugando con mis sentimientos, hoy las cosas se harán como yo las diga, así que acuéstate y abre las malditas piernas zorra - ordenó nuevamente enfurecido.

Jimin corrió hacia la puerta por donde habían entrado pero el mayor lo intercepto echándolo al suelo y posicionándose sobre él.

- ¡S-suéltame..!. - pidió con lágrimas en los ojos, empujándolo por el pecho. El castaño lo miró fijamente y luego cambió su expresión a una terrorífica al percatarse de las marcas en el cuello de Jimin.

𝐸𝑙 𝐴𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑃𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜 'ʸᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora