1. Inseguridad

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AVISO IMPORTANTE:

Para entender esta historia, es necesario leer la primera parte:

"Por ahora, Por un poco"

Las cual también pueden encontrar en mi perfil, aquí, en Wattpad.

ADVERTENCIA

Mis historias no son de romance y pueden herir la sensibilidad de algunas lectoras. Se recomienda total discreción, amplio criterio y comprensión de lectura.

DISCLAIMER

Los personajes de Candy Candy pertenecen a Kyoko Mizuki (Keiko Naguita).

Esta historia ha sido escrita sin fines de lucro, solamente por entretenimiento. Aún así, el registro realizado cubre únicamente la trama de este fanfic y por eso, por la trama, es que está prohibida la reproducción total o parcial de este fic.

01. INSEGURIDAD

Aburrida, insegura, inestable, desolada, triste e incluso culpable; Candy detestaba sentirse así y; sin embargo, le resultaba inevitable. Estaba convencida de que, si realmente Dios fuera misericordioso con ella no tendría que lidiar con el conflicto en que estaba metida.

Tan solo un par de días después de haber salido del hospital, estaba segura de estar cometiendo un grave error; a pesar de que había sido ella quien tuvo la gran idea de ir a esa casa, pero no le gustaba sentirse tan vulnerable y culpable. Habían sido demasiados los momentos en que no lograba alejar a Terry de su mente y, estar tan desocupada no le ayudaba.

Lo peor, quizá era que cuando apenas habían pasado solo cuatro días desde la última vez en que había hablado con su marido, siendo honesta con ella misma, ya lo extrañaba demasiado. Aún así estaba decidida, no había razón para dar marcha atrás. Ella dijo lo que tenía que decir, él aceptó y ya solo restaba llevarlo a cabo.

Pero; ¿era capaz de hacer algo así?

Lo que se proponía era algo que terminaría afectando no solo a Terry, sino también a ella y sobre todo a su pequeña.

Ya de por sí era demasiado con saber que la bebé aún seguiría en el hospital unos días más, mientras que ella debía tener cuidado para no encontrarse con aquel que pronto sería su exmarido.

Esa mañana, luego de una larga noche de insomnio, se levantó y preparó todo lo necesario para poder cambiarse, luego ir al hospital y pasar la mañana al lado de Teresa. Solo esperaba, como siempre, a que el reloj marcará la hora en que las enfermeras le habían comentado que Terry solía dejar la zona de cuneros, para que el chófer de Albert la fuera a dejar, antes de llevar a Marcia a visitar a sus parientes.

Con tristeza admitía el gran esfuerzo que su marido hacía. Pasar la noche entera al lado de su hija, luego marcharse con el tiempo justo para ir a casa, darse una ducha y después ir hasta el teatro, donde pasaría el resto del día hasta que fuera momento de regresar al hospital, en cuanto terminará sus labores.

Candy estaba segura de que ese no era su marido, tal vez alguien lo había cambiado por otra persona que se le pareciera, pero que definitivamente no era él, porque él había demostrado, a pulso, que no le interesaba nada que no tuviera algo que ver con su amada carrera en el teatro.

Al final, después de todo aquel tiempo, lo único que le quedaba era la sensación de estar equivocada en más de un tema. Lo cual significaba que quizá, después de todo, las últimas palabras que su marido le había dirigido, eran más certeras de lo que habría deseado.

—Señora Grandchester —el doctor Bremer era el pediatra que atendía la salud de la recién nacida y al verla, la detuvo antes de que llegara al área de incubadoras—. Me alegro de que ya haya llegado, por lo que me comentaron las enfermeras, su marido se marchó antes de lo habitual y no pude hablar con él.

—¿Sucede algo? —se puso nerviosa, al pensar en lo que el médico podría decirle.

—Sí. Ya he firmado el alta de su pequeña. Solo necesita ir al área de servicios para pagar su factura y que le entreguen la documentación que le hace falta, junto con un anexo en el que vienen explicados los cuidados que debe de tener con ella.

—Gracias.

Angustiada, luego de que le indicaron el lugar en donde ahora estaba la bebé, por segunda vez Candy sostuvo a su hija en brazos, mientras pensaba en lo que ahora necesitaba hacer.

¿Debía llamar a Terry o a Albert?

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Por Siempre, Por AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora