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CAPÍTULO 3:

- Hoy os he traído algo muy importante para nuestra lucha; algo que supone un antes y un después para la mujer.- continuó- Os traigo, la declaración de los sentimientos de Seneca Falls.

Se produjo un murmullo en el salón de actos, seguido de las exclamaciones de sorpresa de algunas mujeres que habían oído algo acerca de eso.

- ¿Sabéis de qué estoy hablando? ¿Alguna sabe algo de esto?

Un par de mujeres levantaron la mano tímidamente y ella le concedió la palabra a una de ellas.

- Mi marido lo estuvo comentando cuando salió en el periódico.- se puso en pie- Era una convención en Nueva York, una convención de mujeres.

- ¿Hizo tu marido algún comentario al respecto?- continuó.

- Sí… - musitó- Dijo que esas mujeres estaban locas.

Locas. Así las llamaban los hombres por querer disfrutar de una pizca de esa libertad que ellos poseían. Locas porque no estuvieran de acuerdo con ese sistema patriarcal que las oprimía a diario. Locas porque prácticamente las prostituyeran a todas para vendarlas como pedazos de carne a otros hombres. Prostituidas por sus propios padres. Locas porque demostraran que tenían tantos talentos como cualquier otro hombre. Locas por querer ser consideradas seres humanos.

- Gracias, Naomi.- le hizo un gesto indicando que podía sentarse- Satsuki, ¿y tú?

La otra mujer que había levantado la mano anteriormente se puso en pie.

- Yo oí que pedían derechos para las mujeres… Que exigían igualdad…

- Exacto, exigían igualdad… ¡Esa igualdad que todas deseamos!- sonrió- Y sí Naomi, esta convención se celebró en Nueva York. Para ser exactos durante los días diecinueve y veinte de julio de 1848.

Abrió la carpeta que había dejado anteriormente sobre la tribuna y comenzó a leer.

- Se resuelve que tales leyes como conflictos, de ninguna forma de acuerdo con la verdadera y sustancial felicidad de la mujer, son contrarias a la buena percepción de la naturaleza y no válidas, por ellas es la mujer "superior en obligaciones que ningún otro".

Y continuó recitando una a una las resoluciones de la convención. Hombres y mujeres son creados iguales, con los mismos derechos: vida, libertad, moral y la persecución de la razón. Son los gobiernos las instituciones con poderes para preservar estos objetivos y estos derechos para ambos sexos. Pidieron igualdad de derechos, especialmente en el área política, ya que políticamente, las mujeres no son ni vistas, ni escuchadas. No son ciudadanas.

Leyó con pasión, con alegría y con orgullo aquellas palabras de esas valientes mujeres que se atrevieron a alzarse unos años antes. Tal vez sus palabras hubieran caído en el olvido para unos cuantos, tal vez no causaran todo el efecto que quisieron causar o tal vez no hubieran conseguido sus propósitos pero, ¡maldita sea! Era un primer paso, un primer gran paso para la oleada de movimientos por la igualdad de derechos que se avecinaba. Las mujeres iban a recuperar el lugar que les correspondía y ese lugar no era sobre los hombres. Ellas no buscaban venganza por tantos siglos de opresión, no pretendían castigarlos. No, sólo querían estar a su misma altura.

El discurso causó el efecto esperado y muchas de aquellas mujeres se alzaron gritando y vitoreando por las declaraciones de Seneca Falls. Otras, más vergonzosas, se limitaron a aplaudir desde sus asientos, pero con las piernas inquietas, pues habían sentido a través de sus venas la misma emoción que ella. No estaban solas, no eran las únicas que pensaban así. Todas querían lo mismo y sólo hacía falta que se unieran para lograrlo. Las mujeres tomarían su lugar.

ɛʟ ƈǟɮǟʟʟɛʀօ ɖɛʟ ƈʀɛքúֆƈʊʟօ |•INUYASHA•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora