II

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—Are, are, pero que coincidencia, Tomioka-san.—Shinobu sonrió al verlo frente a ella, este no cambio su inexpresiva expresión, tan sólo pregunto;

—¿Qué haces aquí, Kochou?—Era difícil saber con qué intención iba la pregunta. Por el tono muchos dirían que él no la quería cerca, pero Shinobu sabía que ese tono era común en el habla de Giyuu, por lo que supuso que él de verdad tenía curiosidad de su encuentro.—Se suponía que Rengoku-san vendría.

—Rengoku-san tuvo una misión importante por su cuenta, así que vine en su lugar, Oyakata-sama dice que hacemos un buen equipo.—Concluyo con una risa leve pero dulce.

No podía quejarse, si era orden de Kagaya-sama no iba a replicar.

Aún así...

—Nee, nee, Tomioka-san, Tomioka-san.

Estaba empezando a arrepentirse de no haber querido cambiar de pareja.

—¿Qué quieres, Kochou?—Esta vez sí se notaba el cansancio e irritación del pilar del agua.

—Me preguntaba, ¿Te gustan las mariposas?

Giyuu la miro por primera vez desde que el viaje comenzó. Le extraño una pregunta de esa clase, ¿Acaso Shinobu estaba aburrida o solo quería hacerlo enojar?

—No las odio.—Respondió sin mucho más que agregar.

—Uh...—La de ojos púrpura jugó con su cabello.—Ya veo.

Tomioka se extraño de que la joven no pidiera más detalles de su seca respuesta.

—Entonces...—Shinobu volvió a hablar.—Si no las odias, ¿Te gustan?

—...—Lo pensó un momento, sin decir absolutamente nada, abrió su boca y miro a Kochou.—Supongo, que me gustan un poco.

La sonrisa de Shinobu creció aún más que antes, y de sus mejillas se aprecio un fuerte rosa.

—Ya veo, Tomioka-san.—Sin dejar de reír se adelantó varios pasos, dejando confundido y, un poco, irritado al Pilar.

¿Otra vez se burló de él?

Por favor, no me dejes otra vez | GiyuushinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora