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Archen se colgó la maleta del hombro y continuó tecleando en su celular, enviando el mensaje enseguida, mientras le daba una mordida a su hamburguesa e ignoraba las miradas de Napat.
-¿Y esa sonrisa mientras escribes?
Levantó la mirada, arqueando una ceja de inmediato.
-No estoy sonriendo.
-Si fueras una persona cualquiera, diría que no estás sonriendo, pero en ti, cualquier señal en la que estires los labios es extraña.
-No me jodas.
-¿Tu nueva víctima en la lista es alguien que conozco?
-No.
Noh frunció el ceño y se llevó su bebida energética a los labios, luciendo interesado.
-¿Tiene buenos pechos y labios comestibles?
-Tiene buen trasero -le cortó, torciendo un poco el extremo de sus labios.
-¿Pero no era un requisito tuyo que tenga buenos pechos?
-He cambiado mi punto de vista.
El muchacho soltó una carcajada y le dio una palmada en la espalda, despidiéndose antes de continuar con su camino. Al parecer, le había perdonado la última vez en que lo lanzó frente a medio mundo sobre la tipa que intentó flirtear con él. Se metió en su vehículo y lo puso en marcha, llegando a su destino en menos de diez minutos. Haber estado cuatro horas seguidas escuchando la chillona voz de la vieja de estadística debió haberle resultado aburrido y desesperante, pero no; todo había cambiado cuando empezó a enviarle mensajes de texto a él.
Descendió del vehículo, se rebuscó el manojo de llaves en el bolsillo y giró la perilla de la puerta, quedándose tieso al ver a Nine sonriendo alrededor de muchas bolsas esparcidas sobre los sofás, abriéndolas todas y sacando diferentes camisetas de cada una de ellas.
-¿Qué es todo esto?
El menor elevó la mirada y continuó sonriendo con el mismo chispazo que aparecía en sus ojos y en sus mejillas cada vez que lo veía aparecer. Soltó todo lo que tenía entre manos y corrió hacia su lado, ayudándole a despojarse de su mochila para luego dejarla sobre uno de los sofás.
-Es ropa que tu madre me ha comprado para las clases. Le he dicho que lo descuente de mi sueldo, pero me dijo que era un regalo -Nine se encogió, empezando a arreglar todo el desorden.- Por cierto, Moo , tu hermana dejó dicho que mañana haría una reunión para anunciar su relación con Type y desea que estés presente.
Archen abrió los ojos como platos y se acercó más a él, sintiendo su respiración cerca a la suya.
-¿Anunciar su relación? ¿Está loca? ¿Por qué no me lo dijiste?
-Tenía miedo de seguir interrumpiéndote en clases.
-Tú nunca me interrumpes. Las clases pueden irse al diablo si estoy hablando contigo.
Sus manos envolvieron su delgada cintura y atrajo su cuerpo con facilidad, casi rosándole tentativamente sus carnosos labios durante algunos segundos. Su fragancia empezó a colarse por todos sus sentidos y a provocarle ese sentimiento que se desplazaba por sus venas, lo idiotizaba al instante y le llevaba a hacer cosas que no hubiese hecho en otras situaciones por el simple hecho de que le resultaban ridículas y absurdas.
Pedazo de mierda de sentimiento. Estaba demasiado jodido. Demasiado.
Lo acercó más hacia su cuerpo y lo soltó, siguiendo sus movimientos con una media sonrisa dibujada en el rostro.
-¿Y ya sabes a cuál instituto irás?
-Todavía no -lo observó descender la mirada, suspirar con su misma gracia de siempre y tomar dos poleras algo deportivas, pegándoselas al cuerpo.- ¿Cuál de estas dos camisetas crees que se ve mejor? ¿La azul, la roja o ninguna?
-Lo que sea que te pongas se ve bien en ti.
Nine suspiró y dejó escapar una risita, metiendo ambas poleras en una caja y dejándose caer en el sofá para luego colocarse las manos en ambos lados de su rostro.
-Gracias, pero no es verdad...
-Sí lo es y no me hagas repetirlo, porque suena estúpido.
Se apegó más a él, escuchándolo reír con sutileza y agradecerle de nuevo.
-¿Estamos solos? -interrogó guiñándole un ojo e inclinándose un poco hacia él.
-Sí, todos han salido por los preparativos de tu hermana.
-¿Ah, en serio?
Le acomodó un mechón de su cabello y se acercó un poco más, descansado su mano izquierda en el respaldar del enorme sofá y cuando el otro abrió los labios para decir algo, se le lanzó encima, capturándolo entre la suavidad del sofá y la dureza de su cuerpo en menos de diez segundos. El muchacho soltó una risa y cerró los ojos cuando sintió sus labios alrededor de los suyos, delineándolos y humedeciéndoselos con su contacto. Para Nine , sentirlo cerca era un sentimiento parecido al que debía sentirse al estar en el paraíso. Joong continuó besándolo, mientras sus manos se acomodaban a ambos lados de su cuerpo y sus labios viajaban hacia su oído.
-Nine... -masculló, toqueteándole cuidadosamente el lóbulo de la oreja con sus dientes.- ¿No quieres ir arriba? Creo que mi cama es mucho más cómoda.
El muchacho abrió poco a poco sus ojos, sintiendo cómo su caja torácica se levantaba más rápido que antes y su corazón le amenaza con abandonar su pecho. Asintió con la cabeza, volviendo a cerrar los ojos luego.
-¿O no quieres? Si no quieres, solo dilo, no hay problema -lo escuchó decir con algo de calidez en su voz, mordiéndole una de sus mejillas.- No pareces muy feliz con la idea.
-Yo soy feliz si tú eres feliz, Joonie .
-Oye, no tienes por qué complacerme en todo, ¿no tienes decisión propia acaso? -Archen cerró sus manos alrededor de su cuerpo, riendo.- Ven acá.
Lo acopló más a sí y tras acercarse un poco a sus labios, giró rápidamente, cayendo del sofá al suelo en un golpe seco que posiblemente se hubiese escuchado en toda la casa. Sintió cómo su espalda impactaba contra la frialdad de las losetas y el cuerpo de Nine quedaba sobre él.
-Soy todo tuyo por una hora -recalcó, pasándose la punta de lengua por los labios y guiñándole un ojo con lentitud.- Vamos, ¿qué esperas?, bésame, tócame, viólame o hazme lo que quieras. Aprovecha lo que otras se mueren por tener.
Nine rompió en risas con el rostro ruborizado y se quedó observándolo con todo el afecto desbordándose de su mirada antes de recostar la cabeza sobre su pecho y rodearlo con los brazos.
-Solo quiero estar así, de esta manera.
De esa manera.
Joong sintió que los músculos se le paralizaban y su cuerpo se enfriaba de un momento a otro. Parecía que la luz de alarma de su cuerpo se había activado y resonaba una y otra vez, advirtiéndole del peligro. Se echó hacia un costado instintivamente, mientras que la sensación de tener a alguien pegado a su cuerpo arremetía contra él después de tanto tiempo. Odiaba los abrazos; no porque detestase la sensación de escalofríos que le revolvía el estómago y le escarapelaba el cuerpo cada vez que recibía uno, sino porque no estaba acostumbrado a ellos.
Dejó escapar un poco de aire y torció los labios.
-Bien, estemos de esa manera entonces.
Notó cómo el menor sonreía y lo rodeaba con más seguridad, acurrucándose sobre su pecho con cuidado.
-Nine , solo deja caer todo tu peso sobre mí de una buena vez.
-Ese es todo mi peso.
-Diablos, pareces un chihuahua -escuchó su risa aterciopelada seguida de un suave suspiro.- He estado pensando en que mañana durante la cursilería de reunión, podemos escaparnos, ir a un bar, tomar hasta las últimas consecuencias y luego salir por ahí...
-No, Joong , es una reunión de toda tu familia, tienes que estar presente. Tu hermana está muy contenta con la organización.
Se acomodó sobre el suelo, deslizando una mano a través de su espalda para dejarla reposar sobre su cintura. Su hermana estaba loca si estaba pensando anunciar una estupidez como esa y conociéndola, posiblemente llamaría a la prensa e invitaría a sus aburridas amigas de siempre.
-Joong .
-¿Mmm?
-Me siento muy mal. Tu madre es muy buena conmigo y si se entera de lo nuestro, creo que se enojará mucho.
-¿Ah? A ella nunca le ha interesado con quién ande o con quién me meta, así que me da igual. Tampoco es como si fuera a enterarse o algo así.
-Bueno...
Sintió que los brazos de Nine lo envolvían con más fuerza y su cabello le acariciaba los labios.
-¿Estás seguro que no quieres escaparte conmigo? -volvió a preguntar, sujetándolo de la cintura.- Igual, te raptaré y te vendrás conmigo.
El muchacho se afirmó más a su cuerpo, riendo y levantando la cabeza para observarlo con decisión.
-No lo harás, tienes que estar presente.
-De ninguna manera, no voy a ver ese show que se armarán, repleto de cursilería y gente de mierda. No pienso darles el gusto de estar en semejante estupidez.
-Pero tu mamá está muy emocionada y tu hermana dice que...
-No me interesa, Nine .
-Hazlo por mí -susurró finalmente, mirándolo con ese destello en sus ojos que le producía un nudo en el estómago.- Por favor...
Su respiración volvió a detenerse por un instante y solo atinó a curvar las cejas y abrir los labios. ¿Por qué estaba tan interesado en que fuese? Su lengua se alistó para negarse, pero las palabras se hicieron espuma en su boca y todas las ideas desaparecieron de su mente.
Por él. Por él. Por él. ¿Por qué carajos tenía que pedírselo de esa manera?
-Bien, demonios, estaré un rato. Solo porque no soporto la idea de que estés solo ahí.
-Gracias, Joong–Nine casi saltó sobre su pecho y su mano se deslizó en busca de la suya, entrelazando sus dedos rápidamente.
-Sobre todo, porque de seguro estarás demasiado guapo y no te das ni cuenta cuando alguien quiere flirtear contigo...
Escuchó cómo el menor se carcajeaba contra su pecho, mientras sacaba una barra de chocolate de su bolsillo y tomaba un pedazo, metiéndoselo a la boca y abrazándolo de nuevo. Rápidamente, Archen lo tomó de la barbilla y capturó su boca sin anticipación, absorbiendo el dulce sabor del chocolate deshaciéndose en sus gruesos y provocativos labios. Nine enrojeció, sacando la barra por segunda vez de su bolsillo y extendiéndosela con una tersa sonrisa.
-¿Quieres?
-No me gusta el chocolate -respondió, enfocando su mirada en el techo de la sala de estar.- Pero sabe mejor cuando viene de tu boca.
Su empleado volvió a sonreír y sus ojos chispearon como fuegos artificiales estallando en el cielo cuando los dedos de Archen respondieron a los suyos, entrelazándolos de vuelta.
-Joong .
-¿Qué?
-Sé que no te gusta que lo diga, pero te amo y no quiero nunca separarme de ti.
Archen sintió cómo el rayo que le había golpeado el día anterior regresaba con la única intención de terminar de hacerlo añicos y prender en llamas todo lo que quedaba de él. Estaba demasiado hundido; él, su cuerpo y sus malditas preguntas sobre qué estaba exactamente sintiendo por Konchit. Era como si una bomba estallase en sus neuronas y la migraña le atravesara cada parte de su cerebro, así que intentó dejarlas pasar otra vez.
Nine aferró sus brazos más a su cuerpo, mientras sus sentimientos continuaban revoloteando en su interior como burbujas de colores, que viajaban de un lado a otro antes de explosionar alegremente. Reposó la cabeza sobre su pecho de nuevo, escuchando cada uno de sus latidos y sintiéndose alegre ante la calidez producida por el abrazo y la sensación de sus manos enlazadas.
Y se pasó el resto de las horas escuchando el tintineante sonido de su corazón.

Inocencia Pasional (Joongnine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora