C o m p l i c a ci o n e s

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-¡Abre los ojos, estás queriendo hacer una locura! No me puedes obligar a casarme con nadie, tengo veintitrés años. No me importa en absoluto los problemas de negocios que tengas, es mi vida, ¡reacciona, por lo que más quieras, soy tu hijo y es mi vida!
Joong golpeó el escritorio con fuerza y le lanzó una fría y desesperada mirada a su padre; su rostro colapsaba en tensión y las venas sobresalían de su cuello. Sin embargo, el hombre no se alarmó y siguió manteniendo su indiferencia.
-No es por dinero ni negocios, esto va mucho más allá que eso. El matrimonio es un tema que ha sido discutido desde hace semanas y lo hemos acordado con tu madre, porque hemos visto que es lo mejor para ti. Tal vez, ahora no lo entiendas, pero en un futuro nos agradecerás.
¿Agradecer?
-¡Estás hablando de matrimonio, matrimonio!, ¿sabes qué significa eso? Significa pasarte una vida amarrado a alguien y yo no pienso hacer eso.
-La chica es simpática, viene de buena familia, es una buena opción. No será ningún martirio comprometerte con ella, al menos, yo no le veo el problema. A lo que sí le encuentro problema es a tu comportamiento.
Contuvo la respiración y se paseó de un lado a otro de la enorme habitación, sosteniéndose la cabeza, sin saber exactamente qué más hacer o qué más decir. De pronto, se volvió hacia él con el rostro colmado de ansiedad.
-Iré a clases todos los días, dejaré el cigarro, los tragos, el billar y me interesaré en la empresa y en lo que tenga que ver con ella. Si quieres me quedo en casa y no salgo los fines de semana, pero olvídate de esto.
Su padre se irguió sobre su silla, riéndose, completamente aburrido, aunque sus rasgos seguían tan duros, bruscos y severos como el día anterior.
-¿Cómo te digo esto, Joong? No te hagas la víctima, tú sabes bien cómo funciona esto y que terminarás haciendo lo que debes hacer. Justamente ahora tu madre se está encargando de lo que tenga que ver con la cena que haremos por el anuncio de tu compromiso.
-¿Te has vuelto loco? Olvídate de esa cena, no pienso estar ahí. ¡No voy a casarme con ella ni con nadie, olvídate de eso y déjame en paz!
Su puño se estrelló sobre el borde del escritorio y el hombre solo sacudió la cabeza en respuesta, ordenando unos documentos y levantándose de su asiento.
-Bueno, hemos discutido esto por tanto tiempo que ya está atardeciendo y tengo una junta de negocios en veinte minutos. Trataremos sobre las inversiones en la bolsa y vamos a tener mucho trabajo.
Joong le dio una última mirada con todos los sentimientos encontrándose y su voz se llenó de coraje, al tiempo que cada uno de sus músculos se templaban.
-Me pudre de asco todo esto, pero mucho más asco me das tú.
Lo empujó cuando se dirigía hacia la puerta de salida y salió disparado del estudio, atravesando la cocina y el pasadizo hasta llegar al patio, encontrándose con la sonrisa de Can, que desapareció al instante cuando lo vio.
-¿Qué pasó, Joong ?
-No me pienso casar con ella, antes loco -se dejó caer sobre una de las sillas con ansiedad, mientras Nine soltaba al gato que antes se encontraba en sus brazos y se acercaba.- Es que si tú le das otra vista, te darás cuenta que es absurdo, una estupidez, no tiene ningún sentido. ¿Cómo se le ocurre que amarrarme a alguien insoportable es buena idea?
Él entreabrió sus labios y palideció, tragando en seco, sin poder ocultar el semblante de preocupación y miedo que se apoderaba de su rostro.
-¿Casarte...? -la pregunta se cortó antes de salir de su garganta y hundió sus manos en los bolsillos de sus shorts.- ¿Tener una boda?
-Eso mismo, una boda, ¿en qué cabeza cabe?
-¿Qué le has dicho tú?
-Que no, que está loco. No pienso casarme con esa mujer ni con ninguna otra que se les antoje. Tampoco pueden obligarme, esto es cómico.
Joong intentó soltar una seca carcajada, forzando una sonrisa que resultaba más parecida a una mueca consternada y sin gracia.
-Está loco, no puedo más con esto. Incluso, están alistando una cena para anunciarlo, ¿quieren volverme loco también? No pienso permitírselos.
Hizo el esfuerzo de suavizarse y resultar más despreocupado, aunque la ansiedad replicaba en su cabeza, apretándosela. Reguló el ritmo de su respiración y se agarró fuertemente la nuca, mientras Nine lo observaba.
-Ya no te preocupes más, no me gusta verte así, Joonie .
Nine suspiró un par de veces, intentando verse completamente seguro y animado. No podía dejar que la preocupación ni el miedo se apoderasen de él, porque eso solo lograría inquietar más a Joong. Además, él estaba seguro que todo terminaría por solucionarse. Se ubicó detrás de él y colocó sus manos sobre sus hombros, haciendo movimientos largos y ligeros sobre estos mismos.
-¿Qué haces?
-Masajes, así te relajas un poco y te olvidas de todo lo malo -susurró con una sonrisa, descansando su dedo pulgar e índice sobre la tensa piel de su hombro, presionando y juntando poco a poco ambos dedos.
Joong exhaló, sintiendo cómo una de sus manos se ubicaba en su espalda y la otra se colocaba encima de esta, haciendo pequeños círculos y subiendo lentamente por la espalda y bajando de nuevo, prensando su columna.
-He intentado hablarle de todos modos y aun así, insiste con lo mismo.
-Pero lo comprenderá, créeme que lo hará. Es tu padre y te quiere y aunque ahora esté equivocado, terminará por entenderlo. No puede casarte con alguien que no quieres...
-Me importa un bledo si lo comprende o no, no pienso seguirle el juego.
Sus dedos se cerraron y sus nudillos hicieron contacto con su espalda, deslizándose hacia arriba hasta llegar a sus hombros, relajándolos. Él siempre alcanzaba ese efecto en él; ese efecto que lo calmaba y le hacía olvidar todo.
Era su antídoto favorito.
-Ah, diablos, esto me gusta -sofocó su respiración, juntando los dientes y cerrando un tanto los ojos.- Más si es con tus manos.
-¿Quieres que te haga un té de limón? Espera un minuto y te lo traigo.
Lo vio salir con una luminosa sonrisa y lo sujetó del brazo, levantándose.
-Nine.
-Dime -se volvió y sus ojos relucientes lo miraron.
-No sé por qué se me ha antojado meterme contigo allá al agua, ¿qué dices?
Elevó sus cejas y dio algunos pasos hacia él con una sonrisa traviesa dibujada en su boca, mientras este retrocedía, carcajeándose con el rostro sobresaltado. Quiso sostenerle, pero Nine se libró de sus brazos, ahogándose en risas y cuando vio que volvía a intentar atraparlo, salió corriendo hacia la cocina.
-¡No, Joong!
Subió las escaleras corriendo a todo pulmón, al mismo tiempo que Joong lo seguía y no tardaba en atraparlo, tirando de su antebrazo para envolver su espalda en sus brazos y empujarlo un poco hacia la puerta de su habitación.
-Ah, Nine.
Su voz salió como un suspiro y su respiración se aceleró, hundiendo su cabeza en su cuello para escuchar sus risas y sentir el contacto de sus mejillas calientes. Una descarada sonrisa delineó sus labios secos de inmediato.
-Mira nomás cómo me has puesto con esos masajes -dijo, pegando su ya notoria erección a su cuerpo en un movimiento seco.- ¿Eh?
La risa desapareció de su garganta y sus ojos se salieron de sus órbitas.
-¡Joong!
Joong notó que sus abultadas mejillas se tintaban de un rojo violento y sus ojos sorprendidos se cerraban. Se carcajeó bajito, aprisionándolo todo lo posible contra él, haciéndole sentir todo su erecto bulto contra la curva de su espalda, que recaía en su trasero.
-Anda, Nai, dame un poco de tu amor, no seas malito.
Se restregó un poco contra él y este se quedó tieso, todavía asimilándolo.
-Mira que dejarme con las ganas no es de un buen novio -chasqueó, lamiendo la parte posterior de su cuello y descendiendo con mordiscos.- Vamos, tu cachorro quiere amor, dale aunque sea un poquito.
Lo escuchó suspirar con una risa enternecida y apretar un poco los dientes; el rubor acariciando sus pómulos de forma delicada y encantadora. Dejó su cuello y lo giró de inmediato, atrapando sus esponjosos labios, llenándose de su sabor hechizante y mágico, envolviendo sus lenguas de una forma que enviaba electricidad a ambos cuerpos. Lo besó suavemente al principio y lo acercó más y más, haciendo los besos cada vez más profundos; sus respiraciones acelerándose al ritmo de sus latidos, mientras la necesidad lo embargaba y tomaba sus labios, reclamándolos con su lengua invadiéndole la boca y explorando su cavidad bucal, haciéndole soltar suspiros sofocados.
Sus manos fueron corriendo por su cuerpo y apresó su labio inferior entre sus dientes, estrujándoselo un poco para empezar a desabotonarse la camisa y quitársela al tiro, volviendo a correr su lengua por sus dientes. Se separó un poco para buscar aire y sintió cómo los labios de Can se presionaban otra vez contra su boca y descendían por su barbilla, depositando tímidos besos a través de la línea de su mandíbula, siguiendo por la curva de su cuello y llegando hasta su hombro, mientras sus manos se movían nerviosas hacia su cabello y se sumergían en él. Los labios de Can volvieron a presionarse contra los suyos y Tin atrapó una de sus manos, guiándola hacia su cuello desnudo y empezando a deslizarla por todo su pecho, mientras con la mano libre se desabrochaba los jeans y rugía ante la presión en sus pantalones. El sentimiento era demasiado, simplemente demasiado. Siguió llevando su mano por la longitud de sus tensos músculos, resbalándola por su duro abdomen hasta que volviendo a capturar su boca con la misma pasión de siempre, la metió dentro del elástico de sus bóxers, aferrándola a su miembro de golpe y Can tembló, liberando un sonido rasposo al sentir la dureza de su enorme erección bajo su mano.
-Ah, Nai, siente cómo me pongo por ti. Este el efecto que me causas.
Joong atrapó su miembro con delirante fuerza y manteniendo su mano sobre la suya, comenzó a moverla de arriba hacia abajo, abarcando toda su extensión, chirriando ante todas las sensaciones que lo embargaban, mientras Nine se separaba de su boca, con un hilo de saliva rodándose por su barbilla, y pegaba su rostro enrojecido a su hombro, ahogando los gemidos que salían de sus labios al escucharlo y sentirlo. Gruñó más fuerte y aumentó la velocidad del movimiento sobre su extensión, abriendo su húmeda y detonante boca.
Estaba demasiado cerca, demasiado cerca.
-Joong-lo escuchó suspirar y el solo sonido de su voz hizo que todas las bombas activadas en su mente explotasen sin cesar.
Cerró los ojos y se mordió el labio inferior por el torbellino de placer y liberación que lo embargó, soltando un resonante rugido, mientras todo su líquido caía sobre sus manos. Levantó la suya con rapidez y empezó a chupar cada uno de sus delicados dedos con avidez, al tiempo que Nine se mordía los labios, con el rostro sudoroso y colorado. Le besó de nuevo con más liberación y fervor y lo echó sobre la cama, subiéndole los brazos para despojarle de su camiseta rápidamente. Apenas lo hizo, su boca bajó por sus mejillas, mordiéndole la manzana de adán con fuerza, al mismo tiempo que con ambas manos, se encargaba de deshacerse de sus shorts y su ropa interior. Su rostro era algo valioso de ver; sus pestañas tambaleándose, sus labios entreabriéndose, sus muecas graciosas y sus sonidos sofocados y divertidos.
Su Nine, su Nine .
Besó cada parte de su torso, corriendo la calidez de sus ensalivados labios por los ángulos de sus costillas, que daban paso a la suave curva interior de su estómago. Jugueteó un rato con su ombligo y cuando llegó hasta su pelvis, Ninecerró y apretó sus piernas, contrayéndose en vergüenza. Joong rio y le mordió los muslos, rodando sus pezones entre sus dedos y tirando de ellos.
-¡Ah!
-¿Te gusta mucho acá, verdad?
Nine pataleó, pasando su antebrazo sobre su rostro y Joong subió hasta su boca para volver a besarlo con fogosidad, con sus lenguas acariciándose y topándose. Apretó sus labios con sus dientes suavemente y le giró de espaldas con cuidado, pasando a besarle la nuca, los omóplatos, la espalda, mordiendo cada centímetro de su columna vertebral y sujetándole con seguridad de la cintura para luego elevársela y quedar maravillado ante la semejante vista.
Él se removió para darse la vuelta, avergonzado, pero Joong lo sujetó, barriendo la cobertura de sus propios labios con su lengua, sintiendo que se volvía a poner duro con tan solo mirar todo la exquisitez que tenía adelante. Se deshizo de sus bóxers y sus pantalones en menos tiempo del que pensó.
-Oh, cielos, si supieras qué buen panorama tengo desde acá.
Le besó la columna de nuevo, sosteniéndole las caderas con más delicadeza.
-¿Soy el dueño de todas tus primeras veces?
Sus labios cayeron por sus vértebras, depositando besos húmedos a su alrededor hasta llegar a la caliente piel de sus suaves nalgas, besándole y mordiéndole una también, recibiendo un gimoteo de su parte.
-De tu primer beso... -su lengua se deslizó por toda su nalga derecha, marcando un húmedo camino.- De tu cuerpo entero -mordisqueó su carne.- De tu corazón -volvió a pasar su lengua y besar su plácida piel con dedicación, sintiéndolo removerse.- ¿Sabes cuánto me encantas? No entiendo cómo ni por qué, pero cada vez que te veo, haces que mi corazón se volqué veinte mil veces. Eres demasiado adorable, Nai.
Sus besos incrementaron, mientras él ocultaba su ardiente rostro en su propio antebrazo flexionado, liberando deliciosos gemidos que le era imposible contener.
-Tú eres más adorable, Joonie-logró articular, presionando sus ojos, al tiempo que el sudor corría por su frente.- Te amo, te amo, te amo...
-¿Yo adorable?, ¿por dónde?
Él abría los labios para responder y Joong le dio una suave palmada en la nalga izquierda, llevándose la palma de su mano a su boca para humedecerla con su lengua.
-Tú eres el único ser en el mundo que puede verse adorable en todo tipo de situaciones -sus caricias subieron por toda su espalda y cada rincón de su cuerpo.- Y eso es lo que me hace enamorarme y enloquecer cada segundo más por ti.
Se pasó la su mano por toda la extensión de su otra vez despierta erección, cerrando los ojos ante la sensación y luego lo rozó un poco contra su entrada, sosteniéndolo de las caderas, mientras su otra mano hacia su endurecido y húmedo miembro y Nine soltaba un atronador gemido, removiéndose ante las sensaciones que lo sacudían y le hacían retemblar cada uno de sus músculos.
Ingresó un poco más a su interior, quedándose quieto hasta que este se acostumbrase a la intromisión. Sus dedos seguían tirando de su miembro y sus gemidos se hacían más audibles hasta que sin pensarlo más, lo embistió de un solo golpe, llenándolo por completo, mientras Nine se desplomaba entre las contrarias sensaciones que le sacudían. Siguió embistiéndolo con más fuerza, rugiendo ante la forma en que su estrecho interior lo cercaba y sus gemidos eran melodía para sus oídos.
No, no podía hacer nada contra lo que sentía y tampoco quería hacer nada.
Lo escuchó gritar con fuerza y su fluido rápidamente estalló sobre su mano y el sonido de su voz prendió en fuego a la nube de explosivos que lo nublaba y que no se resistió más cuando dio la última estocada, viniéndose enseguida en su interior con los ojos cerrados salvajemente, el cabello desordenado y los dientes dislocándose de placer. Nine era su lugar favorito en el que encontrarse, todo él... solo él. Salió de su interior y se apresuró a recoger su camisa para limpiar todo rastro de sus esencias, mientras él buscaba la frazada con inquietud y se acurrucaba en ella, recuperando la respiración y abriendo los ojos suavemente.
Joong se tumbó a su lado y sus pulmones fueron retomando el ritmo normal.
-Me encanta hacerte el amor, Nine-las palabras se escaparon de su boca, sus ojos se clavaron en el techo y las cuatro cavidades de su corazón se exprimieron contra su pecho, estallando.- Yo te amo también.
Su cuerpo se estremeció y se quedó tieso y aterrado, con la mirada más fija que nunca en un punto central del techo, pero el sentimiento se desvaneció cuando sintió que Nine lo rodeaba con sus brazos y se enrollaba a su lado, cubriéndolo con la manta y estampando su rostro caliente contra su hombro con fuerza.
-¿Mucho, mucho, mucho? -su voz aterciopelada acarició su mente.
-Mucho, mucho, mucho, demasiado.
Se giró hacia él e inhaló el aroma de su pelo, tomándolo de la barbilla para separar poco a poco su rostro de su brazo y atraerlo hacia sí.
Y no pudo evitar arrugar el ceño de forma divertida al verlo.
Sus labios abultados, su sonrisa cándida opacando al resto del mundo y las lágrimas agolpándose en sus ojos y deslizándose por sus sonrosadas mejillas.
-¿Por qué lloras?, ¿qué pasa?
-Solo... es que estoy muy feliz, Joonie , demasiado feliz -lo vio inhalar con dificultad y le devolvió el abrazo, presionándolo contra su pecho.
-Entonces, mejor ríete. No tienes idea de lo hermoso que te ves con una de esas sonrisas en tu boca y lo mucho que a tu novio le gusta.
Acercó su boca a la suya y sus miradas sonrientes se encontraron por algunos segundos antes que Nine suspirara y se abrazara más a su brazo como si se tratase de una almohada, sonriendo radiantemente, riendo un poco y cerrando los ojos con tranquilidad. Nine se quedó mirándolo y exhaló con lentitud.
Parecía un ángel durmiendo en una nube.
Sus ojos volvieron al techo y un sentimiento de liberación emanó de todos sus poros, mientras enfrentaba todas las preguntas que le habían venido irritando durante todo este tiempo; las enfrentaba y se daba cuenta que todas conllevaban a una misma respuesta: sí, se había enamorado; sí, le amaba.
Una sonrisa de triunfo empezó a bosquejarse en sus labios, pero se paralizó mucho antes de terminar de formarse, al igual que el resto de su cuerpo.
Tú sabes bien cómo funciona esto y que terminarás haciendo lo que debes hacer. Justamente ahora tu madre se está encargando de lo que tenga que ver con la cena que haremos por el anuncio de tu compromiso.
Las palabras volvieron a su mente y estremecieron uno a uno los músculos de su cuerpo. Sabía que el día en que volviese a amar, estaría acabado y ahora lo estaba. Estaba acabado, muy acabado, demasiado acabado y tenía que tomar una decisión muy pronto. Una decisión que arrancase todos sus problemas desde la raíz e hiciera que su vida diese un giro de trescientos sesenta grados.
Y quizás, solo quizás, en lo más profundo de su interior, la decisión ya estaba tomada.

Inocencia Pasional (Joongnine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora