M a l d i t o R e g r e s o

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-No me vuelvas a llamar así o te dejo aquí solo.
Archen desapareció un poco la sonrisa de su rostro y se levantó de la cama en un solo movimiento, pasándose las manos por todo el rostro.
-Lo siento mucho -Nine intentó levantarse del suelo también, frotándose los ojos como niño pequeño, mientras sonreía y descendía la mirada.- ¿Cómo... te sientes? ¿Estás mejor o te duele algo?
Los recuerdos golpearon la mente de Archen como un trueno y frunció el ceño, volviéndose a mirarlo con una mueca de confusión, ¿cómo carajos había conseguido todos esos cortes y golpes en el rostro de nuevo?
-¿Te has quedado toda la noche durmiendo ahí?
Lo observó asentir con la cabeza y volverle a sonreír con esa sonrisa que él no entendía por qué no lograba tolerar, así que solo pudo exhalar y moverse hasta donde se encontraba su maleta, rebuscando entre sus cosas.
-Te has quedado toda la noche durmiendo ahí y me preguntas cómo me siento, ¿no crees que deberías estar más interesado en ti?
La pregunta salió lo más suave que pudo de su garganta, porque aunque hubiese querido sentirse lo más enojado posible, no lo lograba. Sacó una camiseta negra, bóxers, medias y unos jeans y se los colgó en el hombro, cerrando la maleta.
-Solo estoy preocupado por ti... ¿por qué hiciste eso ayer? La gente se espantó mucho. No entiendo por qué, pero llegaste con muchas heridas.
Preocupado por ti.
Esas tres palabras hubiesen sido suficientes para cabrearlo algunos días atrás, pero en ese momento, su cabeza se sentía tan sedada que ni siquiera podía reaccionar correctamente. Se volvió hacia Nine y se lo quedó mirando, como intentando recordar todo lo sucedido el día anterior.
-No me querían dar el trago que les pedí y luego no recuerdo más.
-¿No recuerdas nada más?
Sí, sí recordaba mucho más. Recordaba cómo había lanzado una botella sobre una de las mesas, se había subido sobre uno de los asientos y había empezado a amenazar al encargado del bar con su copa, jurando que lo mataría si se negaba a darle más bebida. Y por supuesto, el hombre ese se había negado.
-No mucho, solo que empecé a golpear al encargado del bar, ¿por qué dices que la gente se espantó?
-Porque estuvieron gritando y decían cosas que me daban miedo, pero cuando te vi entrar por el ascensor, te metí rápido al departamento.
-¿Me metiste rápido al departamento?
Observó cómo Nine asentía con la cabeza, sin mirarlo directamente, y volvió a sonreír con pesadez y cansancio, elevando ambas cejas.
-¿Te querías aprovechar de mí en esas condiciones, nene?
-¿Ah?
Soltó una risa seca y se dirigió hacia la puerta del baño de su dormitorio, pasándose una mano por su cabello y luego envolviéndose su camiseta alrededor del cuello.
-Me voy a duchar y luego nos largamos de este lugar.
Se metió en el baño y se desvistió lo más rápido que pudo, abriendo la llave del agua antes de ingresar y sentir que se liberaba al tener contacto con la frialdad del agua sobre su cabeza, sus hombros y su espalda. Mierda. Parecía como si todos los dolores desapareciesen y la energía se infiltrase por todos sus poros. Se jabonó como pudo y sacudió su cabello cuando cerró la llave de nuevo. Su cuerpo lucía tan jodidamente bien que estaba considerando descansar de las malditas rutinas de ejercicio; lo que no lucía tan bien era su rostro amoratado y rojo por todas las partes posibles, ¿con cuántos más se había golpeado?
Se pasó la toalla por el cuerpo y se vistió sin prisa, saliendo y encontrándose con una nueva imagen de Nine , que también se había vestido y estaba de pie junto al sofá, dándole una alegre y tímida mirada con su bolso listo sobre su hombro.
-Larguémonos de una vez por todas.
-Sí, como tú digas.
Archen tomó su maleta y la llevó hasta la puerta, abriéndola y saliendo hasta el ascensor, sintiendo los pasos del menor siguiendo los suyos.
-Yo puedo llevar tu maleta... -escuchó el susurro de la voz de su criado y se volvió hacia él, dejándola sobre sus manos.
Cerró la puerta del ascensor y dejó la maleta sobre sus manos. Se pasó la mano por el cuello para deslizarla sobre las gotas de agua que caían de su cabello. Cuando la puerta del ascensor se abrió, se quedó sin moverse.
-Nine ... espera, ¿me has visto vomitar?
La simple idea lo irritó de inmediato.
El menor negó con la cabeza un par de veces.
-No te he visto, pero no te preocupes, eso es muy común cuando se bebe.
-¿Muy común? -arqueó una ceja y continuó caminando.- Nine, ¿tú bebes?
Lo escuchó soltar una risita.
-No, pero he oído eso.
Siguió caminando y vio que las secretarias y los trabajadores se encontraban mirándolo como si estuviesen viendo al diablo. Seguramente todos ellos habían presenciado el "espectáculo" del día anterior, pero le importaba una mierda.
E incluso, por más que quería, no entendía por qué no se sentía irritado.
Llegó hacia el estacionamiento y abrió la puerta trasera para meter su maleta.
-Estoy hecho un asco -indicó, toqueteándose la nariz, mientras abría la puerta para que Nine entrase.- Parece que la sangre me persigue.
Se metió al vehículo y lo colocó en marcha de inmediato.
-Eso sanará rápido si le colocas alguna pomada. Yo tengo una en mi cuarto, si gustas te la puedo dar cuando lleguemos.
Archen frunció el entrecejo y se humedeció los labios con la lengua.
-¿Por qué demonios haces todas esas cosas?
Nine titubeó un poco y luego descendió la mirada, sonriendo como siempre lo hacía, mientras se recostaba sobre el asiento y abrazaba su bolso.
-Porque... estoy preocupado por ti.
-No digas eso -Archen encendió la radio y lo observó de reojo, mordiéndose el labio inferior.- Oye, nene, aunque no hayas dormido, te has puesto muy guapo.
Deslizó sus manos hacia su rodilla, rozándola sobre la tela de sus pantalones, subiéndola hasta su muslo y le dio una breve mirada, notándolo enrojecerse, sonreír con timidez y nerviosismo y desviar la mirada. Le ponía tanto que sea de esa forma. El sonido de la bocina de un auto cercano lo distrajo y tuvo que soltarlo para colocar las manos sobre el mando.
-Menos mal que el estúpido de Type se tuvo que ir ayer -soltó, moviendo el auto hacia la derecha.
-Sí, ayer llamó para avisarme eso.
Lo miró de reojo y tocó el claxon un par de veces, metiéndose por el otro carril.
-¿Te llamó al departamento?
-Sí, en realidad, no pude hablarle, porque no encontraba el teléfono y cuando lo encontré, no parecía un teléfono normal, porque tenía muchos botones...
Archen elevó una ceja y no supo si reír o irritarse. No cabía ninguna duda ahora de que Nine era un estúpido sin neuronas. Y si no lo era, debía de venir de algún otro planeta. Quiso colocar su mano sobre su pierna de nuevo, pero el sonido de su celular vibrando en su bolsillo lo extrañó. Aceleró la velocidad del auto, mientras le daba una rápida mirada a la pantalla.
-Son diez llamadas perdidas de mi padre.
-Seguro quiere decirte algo importante.
-No lo creo, solo quiere joderme con lo de la conferencia.
-¿Cómo estuvo la conferencia?
-No presté atención a nada, no me importa lo que esos tíos calvos y locos hablen. Solo estaba pensando en que esa mierda se acabase y fuera a beber.
Le tomó treinta minutos llegar a su maldita casa y cuando lo hizo, tuvo ganas de darle vuelta al vehículo y largarse hacia algún otro lugar. Nine sacó la maleta con mucho esfuerzo y la llevó hacia la puerta con una de sus sonrisas y los ojos brillándole otra vez. Archen metió la llave en la cerradura y la puerta se abrió de inmediato. Se sorprendió al encontrar a su hermana recostada sobre el sofá.
-Estoy de vuelta, nena, ¿me extrañaste?
Sonrió sarcásticamente y estuvo al borde de decir algo, pero la descerebrada de su hermana se pasó el dedo índice por el cuello y se encogió de hombros.
-Cabrón, estás muerto -dijo entre dientes cuando él pasó por su lado.
Se volvió hacia Nine y vio que este se había quedado quieto junto a la puerta, mirando hacia un lado con el rostro totalmente aterrorizado. Desvió la mirada hacia las escaleras y maldijo su vida cuando localizó a sus dos padres, que estaban de pie junto a las escaleras, con el rostro más serio que nunca.
-Hola -saludó con media sonrisa, metiendo las manos en sus bolsillos.
-¿Cómo te fue en la conferencia?
La voz de su padre sonó más seca que nunca y cuando sus miradas se encontraron, notó que no había llegado en un buen momento.
-Me fue muy bien, estuvo tan interesante que me quedé hasta el final y hasta quise...
El golpe cayó sobre su rostro tan rápido que cuando se dio cuenta, no logró ni siquiera reaccionar a toda la situación.
-Eres un sinvergüenza, ¡¿crees que hemos nacido ayer?! Hiciste un alboroto en todo el hotel y por tu culpa, muchas empresas nos están cancelando los contratos. ¡¿Qué crees que somos, tu burla?! Faltas a clase, bebes y haces pleitos en las narices de todo el mundo, ¿quién diablos crees que eres? Has cavado tu propia tumba, Archen , desde ahora en adelante, ni pienses que vas a recibir los mismos beneficios de antes -el hombre dio una seca mirada a su esposa, que asintió con la cabeza en señal de estar de acuerdo.- Y vas a asistir a clases, porque te voy a tener vigilado. Qué lástima tener un hijo como tú, me siento tan avergonzado que a veces pienso que eres el peor castigo que he podido recibir.
Archen tensó todos los músculos y apretó ambas mandíbulas, incapaz de decir nada cuando sus padres salieron de la casa con pasos rápidos. Lo habían estado esperando para mandarlo a la mierda, lo habían estado esperando los hijos de la grandísima puta. Miró a su hermana y vio que ella también lo miraba con una mezcla de sorpresa y desinterés. Sus ojos lograron captar la imagen de Nine , pero lo único que hizo fue salir con pasos rápidos hasta la cocina y abrir el grifo de agua. Claro, eso era lo único que él era para todos: un maldito castigo.
Como si le importase.
Acercó su boca hacia el grifo y se bebió toda el agua que pudo y no se detuvo hasta que sintió un toque sobre su hombro. Cuando se giró, observó el rostro enrojecido y humedecido de lágrimas de Nine . Sus ojos estaban más rojos que nunca y su mano se aferraba a su brazo, como suplicándole.
-No es verdad, no le creas, el señor solo lo dice porque está molesto... tú no eres un castigo, no lo eres.
Archen no dijo nada, simplemente lanzó sus labios sobre los suyos y notó cómo el menor se sorprendía, pero luego hacía un nervioso intento por abrir sus labios también, amoldándose poco a poco a su boca. Rodeó su cintura con ambos brazos y su lengua empezó a viajar por toda la extensión de la boca del menor. Tenía una boca jodidamente dulce y caliente, una boca que le ponía tanto que no estaba muy dispuesto a soportar más. Su respiración empezó a acelerarse y cuando Nine quiso separarse para buscar aire, lo empujó bruscamente hacia adelante, tirando de él hasta la puerta de su habitación, metiéndolo en ella y cerrando la puerta de un golpazo.
Sabía que esa sería la primera y última vez.
En un solo movimiento, arrinconó su cuerpo en una de las paredes, posicionando sus labios en los suyos nuevamente. Su lengua volvió a reclamar su boca con muchas ansias y notó que Nine suspiró, incapaz de mantenerse a su ritmo. Era gracioso ver cómo mantenía los ojos cerrados con fuerza y su rostro le ardía como nunca antes. Era gracioso y tan malditamente excitante. Lo escuchó suspirar de nuevo cuando empezó a acariciar su lengua con habilidad.
-Te quiero, Joong-tartamudeó, descendiendo la cabeza, cuando los labios de Archen lo liberaron.
El Chico solo movió sus labios hasta su suave cuello, subiendo poco a poco hasta su oído, lamiendo y atrapando con suavidad el lóbulo de su oreja. Nine suspiró otra vez y oprimió los ojos con más firmeza, más avergonzado que nunca. Archen tomó sus delgadas y tersas manos, que estaban a ambos lados de su cuerpo, oprimidas en temblorosos puños y las colocó rápidamente sobre su pecho para luego sonreír y con un lento susurro seductor, decirle contra su oído:
-Desnúdame.

Inocencia Pasional (Joongnine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora