Capitulo Veintitrés.

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El ambiente de las clínicas veterinarias era ligeramente diferente al de un hospital, las personas parecían más calmadas y tenían a sus mascotas en jaulas o sobre sus regazos mientras leían alguna revista o utilizaban sus celulares. Era más similar a una visita al odontólogo, más había una ligera tensión que se inhalaba casi imperceptible.

Springtrap juntaba sus manos, las cuales sudaban en frío, intentando encontrar calma al juntarlas, sentía la rodilla de Towntrap chocar levemente con la propia mientras el chico de afro tararea una canción. Apenas había llegado, le había llevado a toda prisa al veterinario, agradecía profundamente que hiciera esas cosas, hasta el simple gesto de pagar el taxi solo porque su perrito estaba sumamente enfermo.

Esto era tan inusual, anteayer y la mañana del día anterior Bestia se veía radiante, pero en la tarde parecía triste y cansado. No sabía que tenía y no era capaz de ayudarlo.

— ¿Puedes prestarme tu teléfono? — dijo con timidez a Towntrap, que asintió y busco en sus bolsillos dándose cuenta de que no lo lleva encima.

— Debí dejarlo en mi mochila — menciona apenado —. Pregúntale a la recepcionista si te permite una llamada — Towntrap señaló el puesto donde una mujer gorda y con el ceño fruncido mantenía la vista sobre el computador.

Springtrap nego, mejor no molesta a nadie más.

— ¡Joven! — una asistente del veterinario se acercó a Towntrap y Springtrap para hacerle una señal para que se acercarán. Los chicos fueron y pasaron a la sala con el veterinario.

— El perro ingirió algo en muy mal estado, alguna carne pasada o algo así. Eso causó una indigestión y su malestar actual, también algo de fiebre. Nada grave, unas vacunas y algo de medicina y estará como nuevo — comento el veterinario. Springtrap suspiró aliviado, sintió su alma regresar al cuerpo.

— Muchas gracias — sonrió Towntrap.

— No quiero se descortés ni nada, pero la cuenta se paga con Gloria — mencionó el doctor. Springtrap se tenso, miro sobre su hombro a Towntrap, este no hacía nada solo asintió suavemente.

Regresaron a la sala de espera, Springtrap sentía mucha vergüenza en esos momentos, otra vez debía depender de Towntrap para algo.

— Towntrap yo...

— Necesito regresar a mi casa un momento ¿Puedes esperar aquí mientras atienden a Bestia? — Springtrap se sorprendió por el tono algo brusco usado por Towntrap, pero le permitió aquello sin dar muchas vueltas al asunto.

Se quedó sentado esperando, sentía que aquello fue una eternidad en la cuál permaneció observando a algunos clientes salir y a otros hacer cita, las manecillas del reloj colgado en la pared blanca junto a la recepcionista que estaba fajada en el computador era el único sonido que resonaba. Trago en seco ¿Cuánto tiempo lleva ahí? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Towntrap le dijo que regresaba pronto? Por un breve segundo, la traumante idea de que Towntrap no planeada volver, dejarlo ahí como a un animalito que nadie quería, abandonarlo.

Sintió su corazón oprimirse y sus ojos arder ante la idea, pero eso no era posible, Towntrap no era así. Intento controlarse, inevitablemente observó por millonesima vez el reloj, la manecilla más larga se movió un poco, indicando que había transcurrido un minuto.

Quería dormirse, tal vez el tiempo pasará con mayor velocidad si no veía. Pero no había lugar para ello. Tampoco tenía ganas de leer, ahora las palabras ya no lo absorbían, sino que el absorbía las palabras para entenderlas, aunque no veía más que revistas de moda, nada que realmente llamará su atención. No quería conversar con nadie, todo mundo se veía tan absorto en lo suyo que lamentaba no tener un celular para comunicarse con Mangle o Foxy, necesitaba algo de consuelo y apoyo en estás situaciones.

- Vegetariano - [Springtrap×Towntrap] [FNAFHS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora