Día veinte: Amor prohibido.

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Steve sabe que no es correcto, que no está bien, es el jodido Capitán América, el símbolo de todo lo que es correcto, la encarnación de los valores americanos. Y Bucky... Bucky es el hijo de uno de sus jefes.

James Barnes, el hijo menor de uno de los senadores más importantes de D.C. y con el que ha posado tantas veces en fotografías, por él que ha ido sido enviado a tantas misiones.

Es perfectamente consciente de que los dos estarán jodidos si se enteran, serán condenados por la sociedad, a ojos de esta están enfermos, pero ¿cómo sentir algo tan fuerte y puro como lo que siente por James puede ser enfermo? ¿cómo pueden estar mal? Esas preguntas le asaltan por la noche cuando está solo.

Pero está noche no.

Cuando siente los labios de Bucky posarse sobre los suyos y besarlo con tanto amor, todas las dudas se disipan, cuando siente sus brazos rodear su cuello y el calor del cuerpo ajeno todo vuelve a estar bien, todo vuelve a su lugar.

Sonríe en el beso para guiar a su amado castaño a la cama. No es la primera vez que pasadas las horas de oficina, Bucky se queda con él en la habitación que tiene en las instalaciones de S.H.I.E.L.D.

Entre besos llegan y se lanzan sobre la cama, ambos se ríen, se ha vuelto costumbre entre ellos. Desde que se conocieron fue así, la conexión fue inmediata. Ambos saben que cuando están juntos pueden ser ellos mismos, que no hay restricciones ni temores.

Se miran a los ojos y vuelven a besarse, sin prisas, tienen toda la noche para ellos.

Bucky acuna su rostro y Steve pasa sus manos por la cintura del más joven pegándolo más a su cuerpo. Baja su rostro para besar el cuello de su amante, quien suspira y levanta su rostro para volver a besar sus labios.

-Te amo, no sabes lo feliz que me hace cuando te quedas aquí conmigo. –susurra Steve contra los labios de su compañero.

-Sabes que me encanta hacerlo, si por mí fuera todos mis días serían así –responde James mirándolo a los ojos.

-¿Haríamos el amor todos los días? –contesta juguetón.

Bucky suelta una risita.

-Que sucio, capitán, pero si usted lo ordena yo no tengo problema –le guiña el ojo coqueto, cómo es él.

El rubio sonríe al punto en que sus ojos se cierran y vuelve a besarlo.

Steve mete sus manos bajo la playera de Barnes y siente su piel caliente. Las manos de Bucky viajan hasta el pecho del mayor y comienza a desabotonar su camisa.

-No sé si me gustas más con ese uniforme militar o sin él –dice Bucky con la mirada cargada de deseo.

-¿Y por qué no lo averiguas?

Bucky se muerde los labios y vuelve a besarlo. El rubio se levanta para quitar la playera del ojigrís. Se queda ahí un momento, admirándolo.

-Eres precioso. –dice con devoción, y es que alguien tan perfecto como James merece ser admirado.

Bucky sonríe y lo atrae hacia él para besarlo. Termina de desabotonar la camisa de Steve y este baja por su cuello, pasa a sus hombros y baja hasta su pecho, deteniéndose en sus pezones, besándolos, succionádolos, mordiéndolos.

-Steve... --Bucky se estremece ante las sensaciones.

El mencionado sonríe victorioso y se levanta para desprenderse de su camisa.

James vuelve a atrapar su labio inferior y pasa su mano derecha por el torso desnudo del capitán. Steve se estremece ante el toque, toma la mano contraria y la acerca hasta sus labios para besarla.

Fictober StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora