Día dieciséis: Erótico.

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Apenas y habían tenido oportunidad de hablar tras su recate. Los festejos y la algarabía habían invadido al campamento tras su regreso con las tropas.

Había sentido la penetrante mirada de su amante todo ese tiempo. Y ahora no era la excepción.

Podía sentir como Bucky, sentado en la cama qué por supuesto compartirían, "porque, seguro pasó cosas muy duras allí y necesita de alguien conocido" había dicho, no le quitaba los ojos de encima.

Sabía que el castaño estaba inquieto por su cambio, le había dicho en cuanto lo vio que lo recordaba de otra forma.

Y eso le ponía inquieto ¿y si ahora no le gustaba? ¿y si lo prefería siendo pequeño?

Moriría si Bucky lo dejaba.

-Sabes –la voz de Barnes lo sacó de sus pensamientos. -He querido preguntarte desde que nos vimos, ¿qué pasó?

Tragó saliva.

-Bueno... yo, hubo un experimento y... yo me postulé porque era la única forma en la que podría venir y... bueno, ya no podía estar lejos de ti. ¿No te gusta, Buck?

El mencionado lo miró enternecido.

-¿Qué?, ¿por qué piensa eso, Steve?

-No lo sé, tal vez me preferías cuando era pequeño y delgado.

-Amor –dijo haciéndole una seña al rubio para que se sentará en la cama. -Oye, no te quiero sólo por tu físico, te amo por todo lo que te hace ser tú. Puede que ahora seas más grande, pero sigues siendo mi Stevie, sigues siendo el chico de Brooklyn del que me enamoré.

Rogers sonrió y se abalanzó sobre el castaño para besarlo.

Fue un beso hambriento, desesperado, uno que trataba de transmitirle todo lo que estaba reprimiendo. Cuando se dio cuenta ya tenía a Bucky contra la cama debajo de él.

-Lo siento, Buck, yo... --dijo separándose, preocupado.

-¿Por qué te disculpas? –preguntó confundido.

-Es que, no quiero presionarte a nada, amor. Tal vez te sientas abrumado por lo de Hydra y... en verdad no quiero hacerte sentir mal.

-Steve, jamás me harías sentir mal, justo ahora te necesito. –dijo acunando su rostro. -Además, muero por saber cómo luces debajo de esa uniforme –susurró sensual en su oído.

El ojiazul se mordió los labios y sonrió seguro. No iba a negar que también necesitaba desesperadamente a Bucky.

-Entonces, quítame la ropa.

El ojigris negó mordiéndose los labios. Un gesto que siempre hacía que la temperatura de Steve se disparara.

-Quiero que te desnudes para mí, bebé. Muero por ver cómo ese uniforme se desliza por tú cuerpo.

Steve lo sonrió, le dio un beso rápido y se levantó de la cama para pararse frente a Bucky. Esa noche no iba a negarle nada.

Barnes se acomodó en la cama para disfrutar del espectáculo.

El rubio comenzó a quitar lentamente los seguros del uniforme del Capitán América, sin despegar la vista de los ojos de su castaño, jugando a tentarlo.

Este se lamió lo labios.

Los quitaba uno a uno, mientras se acariciaba por sobre la ropa y se mordía los labios de manera sensual.

Cuando llegó al último de los seguros lo soltó tortuosamente lento. Deslizó con gracia sus brazos hasta la parte de atrás de su uniforme para bajar la cremallera.

Fictober StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora