Admiró el paisaje blanco a su alrededor, sintió la textura blanda de la nieve bajo sus zapatos, cerró sus ojos y sintió el aroma a bosque y el aire frío golpear contra su rostro.
Percibió unos pasos detrás de él. Una forma de caminar que se le hacía tan familiar y que lo llenó de alegría. Sonrió y volteó para encontrarse con una sonrisa arrogante y unos hermosos ojos de un color único. Lo invadió una imperiosa necesidad de correr y abrazarlo. Y lo hizo. Lo estrechó entre sus brazos como si la vida se le fuera en ello, una sensación de alivio y paz llenó su cuerpo y su mente.
-Creí que te había perdido –dijo de repente, sintiendo como las lágrimas cubrían sus ojos. –Yo... en verdad lo siento.
Lo estrechó más fuerte entre sus brazos.
-Hey, no digas eso, jamás podría dejar solo a un idiota como tú –dijo soltando una leve risita y acariciando su cabello rubio. - ¿No recuerdas nuestra promesa?
-Jerk. –bufó. –Por supuesto que la recuerdo.
-Entonces no te aflijas, sabes que nunca te dejaré solo, porque estoy contigo hasta el final de la línea...
Los molestos rayos del sol colándose a través de la ventana lo sacaron de su sueño. Rodó en la cama y miró su reloj, eran las 7:09 am, aún faltaba un tanto para que tuviera que levantarse e ir a trabajar.
Suspiró y pasó una mano por su rostro, sabiendo que no podría volver a dormir. ¿Y es que cómo podría hacerlo con el recuerdo de esos hermosos ojos aún en su mente? Esos ojos grisáceos que lo miraban de una forma tan especial, tan llenos de amor. Esa mirada que le daba tranquilidad, que lo hacía sentir lleno, feliz, en su hogar. Y esa frase que era pronunciada cada vez que soñaba con aquel hombre, aquella frase que hacía nacer un calor especial en su pecho.
Pero ¿aquello de verdad era un sueño? Se sentía tan vívido, tan real. ¿Podría tal vez ser un recuerdo? Pero si así era ¿qué estaba recordando? ¿y a quién?
Cuando salió de sus pensamientos decidió que lo mejor era alistarse para ir a trabajar, tal vez así despejaría su mente. Cuando llegó a la compañía, se estacionó en su lugar y entró al enorme edificio.
Se dirigió a su oficina y procedió a sacar las cosas de su maletín, encendió su computadora y alzó su vista hacía la pared de vidrio que permitía ver el pasillo.
Ahí fue cuando lo vio. Era aquel chico de su sueño, estaba seguro.
Su cabello castaño, su tez blanca, sus rasgos un tanto toscos, sus labios rosas, su mirada juguetona y sus ojos. Oh Dios sus ojos... apenas hicieron contacto con los propios por un segundo, pero fue suficiente para quitarle el aliento.
Sintió algo que no supo describir bien nacer en su pecho y extenderse por todo su cuerpo. Era como un instinto, una necesidad de contemplarlo, abrazarlo, tenerlo a su lado, protegerlo, amarlo.
Ni siquiera notó cuando sus pies comenzaron a moverse y ya se encontraba caminando hacia el castaño.
-Soy Christopher Evans, gerente general –dijo al tiempo que llegaba junto al ojigris y extendía su mano para estrechar la contraria.
-Sebastian Stan, subgerente de recursos humanos –respondió mirándolo directo a los ojos. –Supongo que eso te convierte en mi jefe. –concluyó sonriendo.
Chris se vio en la obligación de contener la respiración al contemplar esa sonrisa y como el rostro de Stan se iluminaba.
Se quedaron sólo mirándose por quien sabe cuánto tiempo y es que para ambos fue como si el mundo alrededor hubiera desaparecido.
Sólo volvieron a la realidad cuando el castaño habló.
-Yo... ¿te he visto en alguna parte? –preguntó Sebastian con el ceño ligeramente fruncido.
Chris abrió los ojos sorprendido.
-Sí, puede ser –respondió, relajando su semblante, sonriendo, sintiendo de repente una paz que no había sentido en mucho tiempo, como si ese vacío que sentía en su pecho hubiera desaparecido sólo con la presencia del nuevo subgerente.
El mencionado sólo sonrío, sus ojos adquirieron ese brillo especial que Chris recordaba de sus sueños y ahí fue cuando supo que sus sueños no eran precisamente eso, eran más bien recuerdos. Recuerdos de una vida pasada en la que conoció al castaño, no sabía bajo qué circunstancias, ya lo averiguaría, pero habían estado juntos, se habían amado, de eso estaba seguro.
Supo que él y Sebastian tenían un vínculo especial y que ese encuentro, o reencuentro si quería ponerse romántico, era el comienzo de algo hermoso.
Hola, espero que hayan tenido un lindo día <3 y les haya gustado el capítulo.
Almas destinadas es un de mis temáticas Stucky favoritas jeje.
Tschüss
Mara~~
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Fictober Stucky
FanficHola Bueno este libro es, como dice el título, para el Fictober Stucky. Es la primera vez que me animo a publicar y espero les gusten estas historias. No serán todos los días :( pero espero y les gusten. Disculpen la portada que aún no me manejo muy...