Ingenuo

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Shura subió al onceavo templo conteniendo un suspiro, desde aquella improvisada reunión solía visitar a Camus para compartir una copa, intercambiar opiniones de libros o incluso para como en esa ocasión "trabajar juntos" era agradable tener compañía mientras revisaba la contabilidad de la fundación Kido y disfrutaba ver al francés revisando con tanto ahínco el trabajo de sus pequeños pupilos, era curioso que se sintiera tan cercano a el cuando en realidad no conversaban demasiado.

Entro directo al estudio y se sorprendió al ver al francés portando su armadura

-¿Por qué traes la armadura puesta?- le cuestiono extrañado, ya no solían usarlas ni siquiera cuando Saori visitaba el santuario

-Nostalgia- contesto Camus restándole importancia, la realidad era que desde el día que se había sincerado con Milo solía portarla un rato para estar seguro que aún le pertenecía, que lo que había hecho no había disminuido su valía como caballero, pero no era algo que quisiera explicarle a Shura así que se despojó del ropaje sagrado y lo invito a pasar al escritorio

-¿Qué vas a hacer hoy?- se interesó el español al ver un monto de libretas apiladas frente a la laptop del francés

-Revisión de tareas para la evaluación final ¿Y tú?-

-Nada en específico revisare que los balances, asegurarme que todo esté en orden-

-Pues a trabajar-

Se sentaron en el escritorio uno frente al otro concentrados en sus respectivas labores

Después de un rato de silencio Shura levanto la vista para observar el perfil de su compañero, lucia relajado, como si la carga que llevara sobre los hombros hubiera disminuido

-¿Sera porque ya se está acostumbrando a mi compañía?- se preguntó sin dejar de observarlo, siempre le había parecido atractivo, pero pensaba que eran demasiado similares como para sentirse atraído por el de otra manera, sin embargo el acuariano le había abierto las puertas en el momento en el que más lo necesitaba tal vez si lo intentaban las cosas entre ellos podían funcionar

-Lo estas mal interpretando- se reprendió Shura así mismo regresando su vista a la pantalla de su propia laptop- Te vio en una situación difícil y te ayudo pero no significa que esté interesado en ti, pero él no se comporta así con nadie más, de todos modos eso que importa tu aun sales con Aioros- se reprendió en silencio, era más que obvio que no iba a poder concentrarse en el trabajo pero daba igual –Ya no sales con el recuerdas, le pediste que no te buscara y aunque sigue llamándote realmente pareció que le dio igual- negó con la cabeza enérgicamente-Habla con Camus, no malinterpretes las cosas y te hagas daño cuando apenas estas recuperándote-

Los minutos seguían transcurriendo y el español se debatía internamente respecto a si externar o no lo que estaba empezando a sentir, si no lo decía podía seguir dejando que el sentimiento creciera, seguir siendo cercanos y esperar a en un futuro ver alguna señal de si era o no correspondido pero si se lo decía saldría de dudas sin torturarse a sí mismo, pero si era rechazado ya no podrían seguir conviviendo, ¿Qué era mejor?-

-Oye Camus yo...-comenzó a hablar llamando la atención del francés que de inmediato levanto la vista

-¿Qué pasa?-

-Bueno yo...

Fue interrumpido pues alguien llamaba la puerta

-¿Esperas a alguien?-

-No- contesto el francés extrañado, se levantó a abrir la puerta y fue sorprendido por los hermosos ojos violetas y la encantadora sonrisa de Milo

-Ho.. hola Milo que sorpresa pasa – lo invito nervioso, era raro que Milo lo visitara sin antes haberle enviado un mensaje pero no podía negarlo su corazón latía de emoción al verlo

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