¿Eres feliz...

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Ambos caballeros se estremecieron aún más tras escuchar aquella orden, y se dirigieron de inmediato a la sala del pontífice.

Al entrar encontraron a Shion sentado en el trono llegaron hasta él y se arrodillaron mirando al suelo

-Acaso no tienen algo mejor que hacer que importunarme-los reprendió poniéndose de pie-¿Cuántos años tienes Milo?-

-26- respondió el griego sin alzar la vista

-Entonces por qué sigues comportándote como si tuvieras 5 años, no les parece que ya están muy grandes como para hacer este tipo de tonterías-

-No sé de qué habla-

-No quieras verme la cara de tonto porque te aseguro que no la tengo, eran ustedes los que se la pasaban metiéndose en problemas y pretendes que te crea que no fueron ustedes mismos los que robaron nuestras ropas hace un rato

Ambos caballeros permanecieron en silencio

-Y lo peor de todo es que sigues arrastrando a Camus a tus tonterías-

Milo se inclinó aún más, no estaba preocupado por el castigo que Shion pudiera imponerle pero si le preocupada lo que pudiera decirle a Camus, si mencionaba el hecho de que su comportamiento no era digno de su estatus sabía que el francés no se recuperaría y habría avanzado tanto para nada-No fue su culpa-se atrevió a defenderlo

-Milo será mejor que guardes silencio si no quieres meterte en más problemas-La voz de Shion era intimidante

-Por favor no le digas que es indigno-suplico Milo esperando que Shion estuviera prestando atención a sus pensamientos-Por favor no lo hagas-

Shion suspiro-Voy a ser benevolente esta vez, Milo puedes retirarte-

El griego se quedó quieto en su sitio, no quería dejar a solas a Camus con las consecuencias de lo que habían hecho

-No escuchaste te pedí que te retiraras, necesito hablar a solas con Camus-

El francés volteo y le dedico a Milo una mirada suplicante, no quería que se metieran en más problemas, el escorpión resignado se puso de pie y salió de la sala pero no bajo ni un solo escalón, se quedó ahí, esperaría a Camus para consolarlo en caso de que fuera necesario

-Lamentamos haberlo importunado su excelencia-de disculpo Camus aun con la rodilla clavada en el piso

-Ponte de pie y mírame a los ojos-ordeno Shion haciendo que Camus vacilara-Estoy esperando-

Camus intento poner la expresión que tenía siempre, pero resultaba difícil, se había sentido tan bien últimamente que volver a su faceta inexpresiva le costó más de lo que había imaginado, se puso de pie con lentitud y levanto el rostro casi con miedo

-¿Sabes cuál es la parte más difícil de esto?-le cuestiono Shion mirándolo con atención-Que nunca sabes si estas tomando la decisión correcta-

Camus frunció las cejas extrañado ¿Qué estaba queriendo decirle el patriarca?

-¿Eres feliz Camus?-

Aquella pregunta tomo al acuariano de sorpresa ¿Lo era? Hasta hace unos minutos habría respondido que si sin dudar, pero ahí frente a Shion metido en el papel del inexpresivo caballero de hielo no tenía idea de que responder-¿Tengo permitido serlo?-

Shion sonrió con amargura por aquella respuesta-¿Algún día vas a dejar de preguntarte que tienes permitido y que no y te dedicaras únicamente a buscar la plenitud?-

De nuevo esas palabras dejaron sin habla al francés

-Hace muchos años tome una decisión que me costó muchas noches de sueño tranquilo, hasta la fecha sigo preguntándome si tome la decisión correcta y no se lo digas a Milo pero estoy feliz y orgulloso de que no se diera por vencido contigo-

-Patriarca no sé qué...

-Permíteme terminar-Shion saco de entre su túnica 3 sobres-Aleksey me solicito romper el contacto que tenías con Milo, el... creía que era malo para ti, para tu entrenamiento, para tu objetivo y aunque nunca estuve de acuerdo con ello no me podía dar el lujo de no atender a su petición, es jodido cuando el deber está por encima de tus creencias personales y bueno me encargue de que las cartas nunca llegaran a su destino, me he arrepentido por ello desde aquel día y aunque supongo que no sirve de mucho ahora esto es para ti-extendió los sobres en su dirección y Camus los tomo con las manos temblando, había uno con su caligrafía y dos con la de Milo

-¿Esto significa que...?-dudo

-Significa que no quiero que intentes impedir tener sentimientos, odiaras en lo que te convertirás-

-Ya lo odio- se atrevió a reconocer el acuariano

-Entonces cambia-

-¿Puedo hacerlo?-

-Esa es una pregunta que solo tú puedes responder-

Camus negó con la cabeza enérgicamente, no quería llorar pero el saber que Milo nunca le había fallado, que habían sido como en toda su historia las decisiones de otros los que lo habían convertido en eso que era le superaba-Me refiero a en el sentido más estricto de toso esto, ¿En verdad me puedo permitir cambiar? ¿Usted puede garantizarme que mi armadura no me abandonara?-cuestiono con la voz rota

Shion lo abrazo –No puedo hacer eso, nadie puede y aunque no lo creas se lo jodido que fue todo para ti, pero lo que nunca debiste permitir fue que te hicieran dudar de cuanto valías Camus, la armadura no es más que una defensa, no debería ser más que eso, si crees que tu valor como persona se mide por si eres digno o no para portarla nunca vas a poder ser feliz-

-Soy tan poca cosa sin ella-

-¿A los ojos de quien Camus? Si, tal vez eras un huérfano sin futuro cuando llegaste aquí pero ahora ¿si tienes una idea de cuánto le importas a las persona halla afuera? eres maestro amigo y amante, no solo un caballero, y apuesto a que solo a ti te importa si eres digno o no, nadie más lo cuestiona porque todos ellos saben lo que vales, es una verdadera lástima que tú mismo no seas capaz de verlo-

Camus se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, cuantas veces Milo no le había dicho la misma cosa, que no era capaz de verse más allá de cómo solo un caballero con una misión y un objetivo claros

-Hagas lo que hagas Camus solo asegúrate de que te haga feliz, si no eres libre de todo esto sería mejor que estuvieses muerto-

Camus sabía bien eso, la muerte había sido su primer escape y aunque el evento le parecía ajeno y lejano, el Camus de ahora no quería eso para el, quería seguir creciendo, viviendo

-Además-continúo Shion en un tono más ligero limpiándole las lágrimas-¿Qué sería lo peor si tu armadura te abandonara? Tienes un más que digno sucesor que puede ocupar tu lugar y serás bien recibido en la octava casa, no creo que sea algo tan grave si lo analizas bien-

Camus intento sonreír, sabía que Shion solo trataba de darle ánimos pero después de todo era cierto, tenía un hogar Milo siempre había sido su lugar seguro y no dejaría de serlo portara o no la armadura.

-Vas a estar bien-le aseguro el lemuriano volviendo a limpiarle el rostro-Eres fuerte, decidido, inteligente, has cambiado lo veo en tus ojos y ha sido para bien Camus, no te detengas, no dudes de ti mismo-

-Gracias-se atrevió a abrazar a Shion que le correspondió apretándolo con fuerza

-Espero que entiendas y me perdones por lo que hice-le solicito el pontífice estrechándolo aun más fuerte

-No tengo nada que perdonarle-Camus en verdad lo sentía de esa manera, el mejor que nadie sabía lo que se sentía el ser obligado a cumplir un deber y las cartas en su mano eran un tesoro, una prueba del vínculo que siempre estuvo ahí y que nadie podía arrebatarle.

Se despidió de Shion dispuesto a ir a buscar al escorpión así que cuando salió y lo vio ahí esperando por el no dudo en hacer lo que le pedía a gritos su corazón

Corrió hasta el encaramándose a sus caderas de un brinco y lo beso con violencia, Milo tuvo que hacer un esfuerzo para no irse de espaldas por la fuerza con la que Camus se arrojó a sus brazos, sentía esos poderosos muslos rodeando su cadera y no dudo en llevar sus manos hasta la cintura del francés para profundizar el contacto, Camus lo besaba de forma demandante, con una necesidad que lo hizo sentir mareado, ni en la más loca de sus fantasías Camus lo había besado de esa manera tan apasionada.

SextingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora