14- Tú, mi amigo

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El cielo poco a poco se tornaba rojo, al horizonte se podían apreciar las primeras estrellas de la noche salir, mientras que al contrario de ellas, en un ocaso el sol se escondía dando paso lentamente a la noche.

Sin titubeos en su caminar, pasó entre las puertas de madera del límite de la residencia, subió los pocos escalones que había a la entrada, y tocó el timbre esperando pacientemente a que le abrieran. Pasó un pequeño rato hasta que finalmente escuchó como bajaban con prisa las escaleras.

—Oh, Inojin —exclamó con gran sorpresa el rubio Uzumaki al abrir la puerta, a lo que Inojin, tras verlo de pies a cabeza, sonrió burlón cubriendo ligeramente su boca.

—¿Interrumpo algo? —preguntó juguetón, logrando que Boruto sonrojara negando con la cabeza rápidamente, pues vestía pijama, pero su cabello estaba demasiado desordenado y parecía algo agitado.

—¡No, no, para nada, dattebasa! —negó el rubio con ambas manos, para luego reír avergonzado rascándose la nuca— yo... Mmm... —musitó dudativo, mientras su semblante se afligía apenado, recordando la última vez que hablaron— supongo que... Quieres hablar ¿no?

—Tranquilo, veo que llegué en mal momento, podemos dejarlo para después —dijo ameno con una pequeña sonrisa divertida, moviendo en negación sus manos tratando de restarle importancia al tema.

Estaba a nada de despedirse y dar media vuelta, pero el Uzumaki le tomó ambas manos, y mirándole detenidamente, le afirmó con la determinación destellando en sus ojos.

—Inojin, te dije que estaría para ti si querías hablar, así que por favor, quiero escucharte.

Parpadeando sorprendido, Inojin rió ante los ánimos de su amigo, y sabiendo que en verdad necesitaba alguien que lo escuchara, aceptó la invitación a la casa.

•~ 🌹 ~•

—Ah~ entonces... ¿Como te sientes? —suspiró Boruto, observando expectante a su semejante, mientras se sentaba en su cama.

—Bueno... ¿Por donde empezar? —murmuró el Yamanaka sentándose junto suyo, manteniendo su pequeña sonrisa, cabizbajo y con su celeste mirar en sus manos.

—... Tú... ¿Aún quieres a Shikadai? —preguntó Boruto con pesar, incómodo y dudoso de sus propias palabras.

—... No lo sé... —susurró el menor, sin mirarle o cambiar su expresión.

—¿Qué sientes por él ahora? —preguntó con genuina curiosidad Mitsuki, quien veía atento la escena sentado en la silla del escritorio.

Él quería tratar de comprender lo que pasaba, era interesante todo el drama que envolvía a sus compañeros. De reojo vio a Boruto, comprobando que este aprobara lo que preguntaba, al no haber ninguna mala mirada, volvió su vista al Yamanaka.

—Creo que... Ahora... Lo odio... Lo extraño... No lo sé... —murmuró quedo, mientras su pequeña sonrisa desaparecía— sinceramente, todo esto es muy extraño... Pero quisiera escuchar lo que opinas Boruto, tú siempre das buenos consejos —explicó frunciendo ligeramente el entrecejo, para luego, ver al rubio con una pequeña y tímida sonrisa.

—... Sé que Shikadai fue tu mejor amigo... Y que a él le contabas todo... Entiendo que no te sientas cómodo hablando de estas cosas con alguien más —comentó Boruto imitando débilmente la sonrisa ajena, con esa comprensión y empatia que tanto lo caracterizaba— yo también soy tu amigo, te aseguro que puedes confiar en mi.

Inojin, agradecido y contento por su atención, le devolvió la sonrisa ladeando ligeramente la cabeza, mientras que Mitsuki, sonreía para sí al ver cuan fácilmente Boruto animaba a los demás.

ShikaJin - PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora