— ¡KYA!— El chillido que dio su madre cuando cruzaron la puerta (uno bastante infantil a su parecer) estuvo a dos decibelios de alcanzar su umbral de dolor auditivo. Sin embargo, poca atención le prestó como para quejarse; su vista estaba perdida en el enorme y lujoso hall de aquel colegio.
Cuando cruzaron la verja gigante del patio delantero Jin ya había quedado lo suficientemente sorprendido con la vista: el paisaje frente a sus ojos era simplemente hermoso, con cada cantero decorado con preciosas flores y árboles altos con follaje espeso. El espacio era amplio, y al castaño le había encantado.
Aún así no esperaba encontrarse con tan elegante vista; sin lugar a dudas éste era el sueño millonario de Jin, hoy posible gracias a su padrastro.
— Puedo ver que te gustó, amor.— Jichul sonrió con cariño a su recientemente esposa, para luego girar su cabeza con curiosidad hacia el chico de 17 parado a su lado. —¿Qué piensas tú, Jinnie? ¿Esto está bien para ti?— El hombre de cabello castaño se veía preocupado ante la idea de haber elegido un colegio que no sea del agrado de su hijastro.— Me habías dicho que tu sueño era ir a un Junior College elegante, ¿Esto es muy poco? Puedo conseguir algo más para ti, tal vez fuera del país...—
Seokjin no pudo evitar pensar que ese hombre lo volvería un niño malcriado. Él estaba agradecido de que Gong Jichul había llegado a la vida de su madre; la hizo feliz cada vez que pudo y su mayor prueba de amor fue ir en contra de los ideales de su familia respecto a ese romance, pero nunca la rechazó. Su padrastro luchó contra su familia, la presión social y la maldita etiqueta que hacía referencia a la desigualdad económica. Se hizo cargo de su madre y de él, a pesar de que no tenía realmente la obligación.
Le ha dicho incontables veces que no necesita su aprobación para realizar alguna escapada de rutina con su madre, pero el cuarentón seguía compartiendo sus futuros planes con él, intentando a toda costa que se sienta parte de la nueva familia. El hombre llegó un día a su antiguo colegio a preguntarle si estaba de acuerdo con que le pidiera compromiso a su madre, y le repitió unas veinte veces que su intención jamás sería reemplazar a su padre.
Jin no pudo estar más feliz con esa pequeña pero emotiva charla.
— Oye, sabes que a pesar de ser mi sueño, sigo siendo una persona humilde.— Una sonrisa tímida se dibujó en su rostro. —Aún así, estoy sin palabras. Es simplemente hermoso.— La sonrisa de Jichul solo pudo ensancharse más.
— Ustedes deben ser los señores Gong, y nuestro futuro alumno, Kim. Yo soy la subdirectora. — Una señora que estaba por los cincuenta se acercó a ellos con una tableta en mano. La veterana de cabello rojo sangre estiró su brazo para tomar la mano de mi madre y padrastro, y luego se aproximó a él.— Oh, pero que chico tan lindo, mira esas delicadas facciones. Pareces ser un chico bueno, nos agradan los chicos buenos.— Jin juraba que la sonrisa de esa señora bailaba en el filo de la psicopatía, pero al parecer era al único que le parecía espeluznante, ya que sus padres parecían perfectamente cómodos en compañía de la mujer con lentes.
— Éste colegio es hermoso, señora. Estoy ansiosa de que Jin concluya sus estudios en tan hermosa instalación.— Goeun solo podía pensar en lo suertuda que fue al encontrarse con Gong en su camino, y la oportunidad de oro que Jin está recibiendo para sus estudios, mucho más de lo que ella sola podría haberle dado.
— Estoy orgullosa de escuchar eso.— La sonrisa de la señora volvió a la normalidad. Alejó su vista de la pantalla de la tableta y la posó en la pareja.— ¿Desean que les dé un pequeño recorrido por las instalaciones?—
La señora Gong asintió con su cabeza como una pequeña niña y, junto a su marido, comenzó a seguir a la secretaria.
— ¿Acaban de mudarse?— preguntó la pelirroja mientras salían a un enorme patio. Está seguro de que su madre le respondió algo más que solo una afirmación, pero su atención no estaba en la conversación que tenían la pareja y la subdirectora, sino el chico rubio y bajito que estaba en el patio. No lo estaba mirando por morbo ni nada que se le pareciera, solo que el chico llevaba viéndolo desde que pisaron el patio.
— Jin, amor. Te hice una pregunta.— Su madre esperaba pacientemente a que su hijo regresara de su viaje astral.
— ¿Que yo qué de qué?— El tinte en sus mejillas hizo notar su vergüenza al ser tomado desprevenido.
— La señora dijo que las clases comienzan antes en éste colegio respecto a otros.— Su madre tenía una sonrisa burlesca en la cara, y ya se imaginaba que su pequeño estado de trance iba a ser recordado por algunos cuantos días.— Comenzarás el Lunes siguiente.—
— Me parece perfecto, ¡Ya quiero hacer amigos!— A pesar de que decía la verdad, un mal presentimiento se instaló en su subconsciente, la señal de peligro por todas partes.
Aún así, lo atribuyó a la falta de costumbre de visitar lugares tan elegantes. Tendría que comenzar a considerarlo algo normal en su nueva vida...
Con el paso de los días su ansiedad fue aumentando, y ese mal presentimiento seguía latente en la parte posterior de su cabeza, como una idea fugaz que no lo dejaba tranquilo.
¿Y si hay chicos bully en ese colegio? Siempre dicen que los ricos son los menos humanizados, que muy pocos son la excepción de la regla. ¿Y si hacen de su vida una miseria porque fue pobre?
No. No había nada de qué preocuparse. En caso de que algo así sucediera, solo debería decírselo a su padrastro, y él lo sacaría de allí.
— Hyuuung, mamá dice que bajes de la estratósfera por un momento y le digas si quieres un almuerzo o dinero.— Yeonjun, su hermanastro de 13 años se había acostumbrado rápidamente a llamar <<mamá>> a su madre, pero no le molestaba; Junnie era un bebé hermoso para él, se había encariñado muy rápido con el menor.
— Bien, gracias, pequeño. Dile a mamá que ya bajo a la sala, y que no tiene que preocuparse, me puedo comprar algo para almorzar.— Aunque no sabía si podría, los nervios cerraron su estómago.
Estaba un poco asustado de lo que pudiese llegar a ocurrir, pero toda preocupación se esfumó al ver la sonrisa sincera en el rostro de su madre al momento de despedirse. Mamá es feliz con su nueva familia y conmigo siendo parte de ella, yo soy feliz junto a mi madre y la nueva familia. Nuestras vidas no podrían haber tomado un mejor rumbo, y nada tiene que opacar nuestra felicidad.
Así que con paso decidido, caminó algunas cuadras hasta llegar a su nuevo colegio, y una sonrisa se plantó en su cara al ver muchos más alumnos que la última vez. Definitivamente haría grandes amigos, y hasta podría conseguirse una linda novia.
— ¿Tú eres el de nuevo ingreso?— Un chico bajo de mejillas regordetas se dirigió a él con un tono de curiosidad en su voz.
— Oh, ¡Hola!— Jin saludó alegre. Mientras se giraba para verle de frente, pudo reconocer al pequeño rubio del otro día detrás del chico castaño que le hablaba.— Sí, soy yo. Me llamo Seokjin, pero puedes decirme Jin.— Su sonrisa era sincera mientras le respondía al chico. ¡Un nuevo amigo!
— ... Yo realmente espero que puedas sobrevivir a éste infierno.—
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Juego De Poder {Kookjin}
Teen Fiction- ¿Tú eres el de nuevo ingreso?- El chico bajo de mejillas regordetas se dirigió a él con un tono de curiosidad en la voz. - Oh, ¡Hola!- Jin saludó alegre, mientras se giraba para verle de frente.- Sí, soy yo. Me llamo Seokjin, pero puedes decirme J...