- ¿Tú eres el de nuevo ingreso?- El chico bajo de mejillas regordetas se dirigió a él con un tono de curiosidad en la voz.
- Oh, ¡Hola!- Jin saludó alegre, mientras se giraba para verle de frente.- Sí, soy yo. Me llamo Seokjin, pero puedes decirme J...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Kim, ¿Tú sabes por qué fui por ti? Pareces bastante perdido.—
— Si te soy sincero, no tengo la menor idea.— Respondió Jin mientras se acomodaba mejor en su asiento.
— ¿Qué? Eso es extraño, El Rey me aseguró que ayer te dijo acerca del chico que te seguía.—
Jin estaba luchando por meter una pajilla dentro de su jugo cuando escuchó lo que Namjoon -hasta el viaje supo su nombre- le dijo. El castaño pronto se sintió dentro de una de esas series de terror que su hermano veía, y el miedo comenzó a burbujear nauseabundo en su estómago.
— Y-yo no sabía nada de esto...— Tartamudeó en respuesta.
— Oye, conozco a Jungkook, sé que él no miente. Así qué, ¿En qué planeta estabas cuando te mencionó que seré tu guardaespaldas personal?— El de ojos almendrados no pudo evitar pensar sarcásticamente dentro de su repentino miedo, y ya un poco aceptando su inminente atracción.
< Oh, nada. Solo me imaginaba siendo jodido por nuestro líder de facción. Nada que realmente importe para mi aparentemente frágil heterosexualidad>.
Por algún motivo, dejó de sentirse asustado, y la irritación comenzó a atravesarlo. Se sentía irritado con su padrastro y su director, adjuntándoles la culpa de que ahora piense así de un hombre. Y también se sentía irritado por Jungkook, ya que él era ese hombre.
En realidad, se sentía irritado con su vida.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Kim se está adaptando bien a la constante compañía de tu mastodonte?— La Reina de corazones preguntó, a la vez que retocaba sus labios con un labial rojo intenso.
— Realmente me importa poco si se adapta o no, Namjoon lo mantendrá a salvo.— La chica guardó el lápiz labial dentro de su bolso, y miró a Jungkook de forma analítica. — ¿Sigues sin saber quién era?—
— Sí, y eso me pone histérico.— Resopló, mientras se recostaba en su silla, desaflojándose la corbata del uniforme.
— Bueno, estoy segura de que lo sabrás. Mientras tanto, llama a Kim y ten un relax.— El azabache soltó una risa suave por el guiño múltiple de su amiga. — Bien, me largo, tengo que ponerme a trabajar de una vez por todas.—
