- ¿Tú eres el de nuevo ingreso?- El chico bajo de mejillas regordetas se dirigió a él con un tono de curiosidad en la voz.
- Oh, ¡Hola!- Jin saludó alegre, mientras se giraba para verle de frente.- Sí, soy yo. Me llamo Seokjin, pero puedes decirme J...
Todos intentaban volver a la cotidianeidad de la vida estudiantil dentro del Colegio Phantomhive, pero nadie lo conseguía. Usualmente se podía sentir algo de temor por los pasillos en los días posteriores al inicio del juego, pero ésta vez era diferente, ésta vez alguien fue lo suficientemente lejos como para matar.
Jungkook estuvo orgulloso de la "amiga" de su hermana en el momento en que entró y le dijo que tal vez le podría servir de algo saber que Byun Baekhyun y Kim Jongin, <<Mi rival>>, habían tenido un affaire cerca del final del año. Jungkook tenía un sospechoso, y le convenía que fuera Kim quien, casualmente, haya tenido un romance con el fallecido.
Y cabe aclarar que también le convenía que el otro Kim , el nuevo, haya sido el primer testigo. Así tendría una excusa para vigilarlo de cerca.
Acercándose a la ventana del salón real de Picas, Jungkook comenzó a hilar un plan para hacer caer a Jongin.
— Vaya sorpresa.— Murmuró con una cuando vio a cierto castaño. La ventana de su sala daba exactamente al lugar en el que fue hallado el cuerpo de Byun, y al parecer, Seokjin estaba jugando a los detectives. <<Bien, juguemos juntos>>.— Jennie,— Su hermana, quien esperaba obedientemente detrás de la puerta, entró de forma elegante y con la frente en alto: el porte característico de un Jeon.— por favor, llama a Kim Seokjin. Tenemos algunas cosas de las que hablar.—
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Hacía al menos año y medio que se terminó por asentar en él el don de saber cuando el adolescente de cabello rosa estaba cerca, y también del humor que traía en ese momento o si necesitaba ayuda.
Las tres veces que el niño necesitó ayuda, fue el espasmo en su pecho el que se lo advirtió. Se dio cuenta de eso por primera vez el año anterior, cuando el tobillo de Hoseok sufrió un esguince en la clase de educación física que él casualmente observaba. La siguiente vez lo llevó a encontrar al, anteriormente castaño, llorando desconsoladamente en el baño por el divorcio de sus padres. La última vez, Jung se cayó por un puente algo bajo en un excursión al acuario en la que habían coincidido. Yoongi reconoce, solo para si mismo, que no lo pensó dos veces antes de tirarse puente abajo para rescatarlo.
Normalmente, siempre que estuviera cerca, independientemente de su humor, le comenzaba a doler la cabeza. La diferencia que le hacía saber el humor del chico era la intensidad del dolor; si era suave, pero molesto, el niño estaba de buen humor. Y si le comenzaba un pequeño episodio de jaqueca, el adolescente estaba de mal humor.
Esto era diferente.
El profesor Min podría jurar que nunca sintió un dolor de cabeza tan fuerte.
Con su sexto sentido susurrándole que el niño entraría como un huracán por la puerta, esperó pacientemente su llegada masajeándose las sienes.
