Capítulo IV.

1.2K 51 1
                                    

Las luces comienzan a apagarse, música de distintos ritmos comienzan a sonar, las chicas comienzan a tomar sus posiciones al igual que yo, caminamos hacia el escenario y cada quien empieza a realizar su show.

Camino sensualmente hacia Adriano, quien me toma de la cintura y me sienta en su regazo, el comienza a repartir besos por todo mi cuello hasta llegar a mis hombros.

- Eres perfecta, Atenea.- dice susurrando con voz ronca sobre mis labios.

Disparo tras disparos empezaron a razonar por todo el lugar, lo que hace que instantáneamente me levante al igual que Adriano, el cubre de mi con su chaqueta y me hala un poco para correr, los demás hombres sacan armas al igual que el y comienzan a disparar.

Las chicas comienzan a correr; se escuchan llantos de miedo y disparos sin parar.

Una emboscada se había desatado.

(***)

- Déjala infeliz.- ordena De Santis , al hombre, quién tiene una navaja sobre mi cuello.

El rubio suelta una sonora carcajada, que hace que el pelinegro enfurezca más.

Uno de los hombre de dicha mafia saca un arma y comienza a disparar hacia los hombres de la mafia contraria.

Mientras que otros dos, emboscan a los hombres, de la mafia de Adriano.

Hombres de las dos mafias comienzan a caer algunos muertos y otros simplemente heridos.

El rubio, hace un pequeño corte con la navaja en la parte baja de mi espalda, llevó mis manos a mi herida, la cual ha comenzado a arder un poco.

Dicho hombre, por su parte va hacia Adriano, quién propicia un golpe hacia él, que hace que de inmediato pierda el equilibrio y caiga en el piso, haciendo un estrujo en el viejo piso de la bodega.

Adriano rápidamente corre hacia mí, ayudándome a levantar, no sin antes haber disparado contra él, hasta a ver acabado con su vida.

- Déjame ayudarte. - inquiere mientras se quita su camisa y la enrolla sobre mi cuerpo para contener la poca sangre que ha comenzado a manchar mi abdomen, me sostiene en sus brazos y me ayuda a levantarme.

Me apoyo en su cuerpo con sumo cuidado, tratando de mantener el equilibrio, un joven rizado se acerca a el, algo agitado al parecer también se encuentra peleando.

-Necesitamos más refuerzos, al parecer todo se está volviendo un caos.

- Bien Dario, yo los llamaré.- responde.- Necesito que la lleves a casa, mantenla a salvó y curen de su herida.- ordena.

El rizado asiente.

- Estarás bien linda .- el pelinegro deposita un beso en mi frente.

El rizado toma de mi rápidamente y me ayuda a salir del club con sumo cuidado, tratando de no salir heridos por alguna bala.

Nos dirigimos a una camioneta cerca de la carretera, en ella se encuentran dos hombres más, totalmente desconocidos para mí.

Ellos al ver mi ropa un poco manchada de sangre rápidamente me ayudan a entrar, Dario se sienta a mi lado y me ayuda a mantener presión en la herida.

Recuesto mi cabeza en el asiento, tratando de aguantar el dolor.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El rey de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora