Aquel día, Clementine, no sabía a quién culpar. Si a mis padres por no poner un ojo más abierto en ti, si a mi desconsideración y debilidad por lo que tú me decías. Tampoco sabía si culpar al sujeto que estaba conduciendo, o a ti.
No. Tú no tuviste la culpa, ¿sabes?
Tal vez el que tenía la culpa era todo, era la vida, era la Tierra misma. Tal vez el que tenía la culpa era el diablo o dios.
Todavía sigo creyendo que toda la culpa, la tenía yo.
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Cuando los ángeles merecen morir
Novela JuvenilMi único propósito es informar sobre el trastorno bipolar, las pérdidas de personas muy cercanas y la depresión. Son temas muy delicados pero que muchas veces no se consideran tan importantes. A veces, la gente piensa que hay enfermedades que son pe...