11" into it"

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Hoy amanecí con ganas de visitar a papá.

Compré  sus cigarrillos favoritos, siempre me molestó ese vicio suyo que estropea pulmones y acorta la vida de las personas, si embargo aquí estoy, escondiendo una cajetilla para él mientras camino apresurada  por la calle. Tomo el camino más corto y menos transitado, le dije a Olie que viniera conmigo porque no me gusta ir sola,  pero tuvo que hacer algo por su abuela. 

Debo estar devuelta en casa antes de que caiga la noche.

El camino es solitario y silencioso pero ¿puede ser de otra manera tomando en cuenta el lugar por el cual transito? Casi puedo ver como las sombras cobran vida y me persiguen como espectros de ultratumba sedientos de un poco de vida. Los árboles crujen con ese sonido hueco y crudo que parecen lamentos, camino un poco más rápido como  si por acelerar mis pasos pudiera huir de todo el frío y desolación de ese lugar.

Al fin logro verlo, un poco más alejado que los demás pero siempre en el mismo lugar.

- Hola papi, perdón por no venir antes pero he estado algo ocupada por la escuela. Te he traído cigarrillos - paso mis dedos por la fría lápida de mármol en la que su nombre se lee en letras grandes y oscuras junto a la fecha en la que lo perdí.

Argelio Ramírez C.

Fallecido el 30 de enero del 2016.

 Hace ya dos años desde que murió por culpa del cáncer, su muerte y ausencia son de las cosas más desgarradoras y difíciles de superar por las que he pasado, uno nunca se repone totalmente de la pérdida de un ser amado y menos cuando tienes que verlo atravesando por tanto dolor y desesperación sin poder hacer nada para menguar tanto sufrimiento. Nadie merece ver como la vida de su héroe se extingue.

 Enciendo uno de los cigarrillos y me lo llevo a la boca, no soy una fumadora regular, consumo unos tres cigarrillos al año porque sólo los uso cuando no puedo manejar el estrés. Él nunca fue un ferviente creyente  de Dios o los ritos tradicionales a la hora de ir a visitar a algún  familiar fallecido, por lo que encender velones o traerle flores está fuera de lugar.

- Nunca dejaré de mencionar lo irónico de esto; desde que era niña siempre que me mandabas en busca de tus cigarrillos terminaba rompiendolos o mojandolos para que no fumaras, hoy comparto contigo ese vicio- dejo salir una bocanada de humo- las cosas cambian ¿no? Espero que no te sientas decepcionado de la mujer tan débil en la que me estoy convirtiendo.

El sonido de mi voz y del viento en las palmeras era lo único que se escuchaba en el cementerio. Le di otra calada al cigarro que se consumía entre mis dedos. He estado pensando en las decisiones que tomo y la forma en la que ahora me comporto, se que ahora soy todo lo que papá temía.

- Tengo mucho que contarte ¿sabes? Hay un chico, te hablé sobre él hace mucho tiempo pero en ese entonces las cosas no funcionaron entre nosotros y por razones muy estúpidas lo dejé alejarse de mí, lo traté un poco mal y creo que es posible que lastimara un poco su corazón por romper sus ilusiones. Pero he logrado atraer su atención otra vez y espero hacer las cosas mejor está vez, una vez vi en su cara lo mucho que lo había lastimado y me dolió, ese día prometí que no quería poner esa expresión en sus ojos de nuevo. Él me importa muchísimo y me está mostrando una parte de mí que es totalmente nueva y reveladora. Quiero enseñarle que ahora si estoy lista y que no hay nada que temer.

Ya había comenzado a anochecer y pronto tendría que irme de allí para volver a casa, el cementerio era un lugar peligroso por las noches.

- Él es un buen chico, es dulce pero teme dejar que los otros vean la persona tan maravillosa que él es, creo que es porque teme ser vulnerable y salir lastimado - aplasté el cigarrillo en el suelo- ya tengo que irme papi, prometo no tardar tanto en volver la próxima vez - le doy un beso a la lápida dejándola manchada con mi lápiz labial- te amo con mi vida.

Enemigos con Derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora