21 "A SWEETER PLACE"

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Necesito salir de casa, estar en un lugar donde el aire no sea tan deletéreo para poder escribir en paz.

Luego de llamar a mamá y Paúl "las personas tóxicas de mi vida"  las cosas se agudizaron, mi madre no me dirige la palabra, Ri me dio un sermón sobre la traición y Paúl lloró pidiendo disculpas. Cuando este viaje fue planeado pensé que estaba a punto de embarcarme en una aventura de descubrimiento personal, que cumpliría un sueño y tendría una experiencia inolvidable, no esperaba que todo se tornara tan amargo.

Cuando escuchas decir que alguien se ha mudado a un  país extranjero, de inmediato imaginamos que esa persona está bien, sólo vemos las fotos, videos, las sonrisas falsas y el sueño "perfecto" que nos quieren vender,  pocos son los que se atreven a contar esta parte de la historia, las noches en vela por extrañar tu hogar, el miedo por no saber como sobrevivir un mes con la cantidad de dinero tan limitada que se gana luego de horas de trabajo pesado ya sea en un restaurante, en un hotel o limpiando en algún lugar y sí, se que hay personas con mejores experiencias pero hasta ahora yo solo conozco esta. Siento que mi familia que de por sí es inestable, está a punto de colapsar porque veníamos cegados  por el sueño, ignorando el camino empinado que nos lleva a él.

El parque está casi vacío, me dejó caer  de forma perezosa en la primera banca que encuentro, me gustan estos momentos donde solo somos mis pensamientos, mi música y las ideas que fluyen para ser plasmadas en mi libreta. Es un día fresco, tal vez el más fresco desde que llegue.

Estaba perdida en un capitulo cuando  una voz dulce me hizo levantar la vista.

- Disculpa, este lugar es mío- susurró en inglés, pude notar que tenía cierto acento que delataba que el inglés no era su lengua natal, otra cosa que note en seguida fue los ojos rojos de la chica.

Hoy no era un buen día y mi humor no difería mucho, así que con fastidio solo le dije

- Es un parque público niña, las bancas no le pertenecen a nadie- esperaba que entendiera español porque me niego rotundamente a pasar vergüenza al responder con mi inglés mal hablado. No aparté la vista de la libreta en  ningún momento y solo seguí escribiendo con todo el fervor del mundo.

- Ya lo sé,  pero solo yo suelo sentarme aquí y hoy de verdad necesito estar sola y...

¡SORPRESA! si habla español.

- ¡Solo déjame escribir mi libro en paz y búscate otra banca, el bendito parque está lleno de ellas...

Planeaba continuar con mi discurso pero de un momento a otro y de una forma bastante escándalosa la chica comenzó a llorar, okay, eso es más sensibilidad de lo que esperaba.

- Oye chica,  tranquila. Si quieres te doy tu banquita sin ningún problema, no tienes que llorar por algo tan trivial- le dije desconcertada.

Una carcajada salió de su boca de manera tan fortuita como su llanto, mi desconcierto creció aún más haciendo sonar campanas de alarmas en mi cabeza.

- Creo que mejor me voy de aquí,  puedes quedarte con tu banca chica loca. -  me puse de pie con mi libreta en mano y estando ya dispuesta a irme una mano tomó mi brazo.

- ¡Espera! No quise asustarte. Debes pensar que tengo algún tipo de retraso mental  o algo así- la vergüenza en su cara lucia genuina, sin embargo aún no me genera total confianza.

-¡NO! ¿cómo crees que voy a pensar eso de ti?es totalmente normal llorar por una banca y luego largarse a reír como si te hubieran contado el mejor chiste de la historia. - sólo la miré, uno encuentra desquiciados en todos lados.

-No lloré por la banca y mi risa fue consecuencia de tu hilarante y errado comentario, me hizo olvidar por un segundo que mi vida va en un tren sin retorno a Villa Mierda- suspiró con pesar dejándose caer en la banca.

Enemigos con Derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora