17 " FOR NOW "

65 4 3
                                    


La discoteca estaba en el centro y afortunadamente el centro no quedaba tan lejos de mi casa, hice todo el camino de ida murmurando maldiciones por no irme con John o Kaleb y tener que caminar por ocho largos minutos en la fría noche.

Vislumbre una masa de gente amontonadas en cada entrada de los diferentes bares y discotecas, busque a mi familia con la mirada tratando de adivinar en cual de los locales estaban pero con la única que me topé fua a Tathia que se acercaba a mi con más entusiasmo del habitual.

- Hola- saludo con alegría enfatizada.

Un choque de ansiedad me hizo lanzarme a sus brazos con desesperación, me sentía tan asustada de la reacción de John que me sentía al borde del llanto.

- Dime por favor que sabes dónde están John y mi familia--la urgencia podía notarse en mi voz.

Ella se puso seria y me miró.

- hace un rato vi a Jonh, le pregunté por ti y al escuchar la mención de tu nombre fue como si le mencionaran el nombre Hitler a un judío- tomó un sorbo de su vaso- no se que hiciste pero tiene ganas de matarte.

John no suele enojarse conmigo durante mucho tiempo o de manera seria, dice que soy su debilidad dentro de la familia y solo pensar que en este momento no quiere verme hace que mi estómago se apriete.

Le conté rápidamente todo lo ocurrido con Kaleb y John en la casa, sin dar detalles lascivos y tratando de ser lo más breve posible, Tathia no paraba de mirarme con sorpresa y ese algo extraño que nunca podía descubrir.

Me guió hasta mi familia y a penas llegué trote en busca de John.

Lo encontré bebiendo y riendo mientras grababa un video para Snapchat, toque su hombro y a penas me vio su expresión cambió totalmente de divertida a enojada.

- Necesito hablar contigo--grité por sobre la música.

Me dedico una mirada cansada y me tomo de la muñeca para guiarme lejos de nuestra familia. La música se escuchaba lo suficientemente baja para permitirme hablar y ser escuchada, tomé una bocanada de aire y comencé a hablar.

- No me gusta que estés enojado conmigo y menos por una estupidez así - dije mirando su pecho porque la verdad estaba tan avergonzada que no podía mirar su rostro- lo que estaba haciendo es algo normal...

- Se que es algo normal, lo he hecho miles de veces - me interrumpió - que te beses con ese chico no es lo que me enoja, lo que me molesta es que tengo el presentimiento de que ustedes no están en la misma sintonia- se dio un trago - tu mejor que nadie sabes que soy experto en comer y tirar el plato y creo reconocer a mis iguales cuando los veo, tu siempre te mueves por sentimientos y piensas de manera automática que los demás a tu alrededor reaccionan de la misma manera que tu lo haces, si sientes mucho no te permites pensar bien- hizo una pausa buscando las palabras para continuar.

- No sabes cómo es él conmigo--dije aferramdome a los buenos momentos que venían como ráfagas a mi cabeza.

- Tal vez tienes razón y me precipite a juzgarlo, pero prefiero prevenirte antes que escuchar que un niñito con aires de galán anda por ahí ensuciando tu nombre y reputación. No te estoy pidiendo que dejes de verlo, solo que pienses bien las cosas antes de hacerlas y que te asegures de que estas recibiendo todo el respeto que te mereces de parte de él o de cualquier otro que sienta la dicha de tener tu atención-suspiro de manera pesada y yo estaba anonadada- Las mujeres de nuestra familia fingen ser fuertes pero eso solo es una cortina de humo que se esfuma cuando se enamoran, hasta ese momento creen tener el control pero acaban por volverse títeres, se aferran tanto que hacen lo que sea por conservar a sus hombres aunque eso signifique arrastrarse llorando y perder la dignidad, no quiero verte nunca en esa situación.

Sus palabras fueron agridulces por la verdad que contenían, sabía perfectamente que el amor cegaba con facilidad a las mujeres de mi familia, era un defecto prácticamente genético que pasaba de generación en generación. Esperaba que él estuviera equivocado y que yo fuera un caso especial que no repetiría los errores que ya conocía, pero una pequeña parte gritaba desde lo más profundo de mi cabeza que debía escucharlo y ser precavida.

- Intentaré controlarme un poco más pero él es de los buenos - dije ahuyentando el picor de mis ojos.

-Mi niña, todos somos buenos cuando estamos de cacería, la amabilidad acaba cuando ya tenemos asegurada a la presa- me abrazó -no diré lo que vi, puedes estar tranquila.

Me enfrenté a sus palabras de la misma manera en la que huía de las cosas: con un poco de alcohol para no pensar demasiado.

Sentía con agonía el pasar del tiempo, la lenta tortura de saber que en unos días tendría que partir me enfermaron de manera emocional.

Cada vez que mis ojos caían sobre las maletas sentía como mi corazón daba un vuelco y me abrazaba la desesperación.

Aún creo que el viaje a Londres es una oportunidad grandiosa y quiero aprovecharla al máximo, pero me siguen preocupando los cambios y mi capacidad para poder adaptarme a ellos.

Cristina ha venido a pasar unos días en el pueblo y aunque no se lo he dicho su sola presencia representa demasiado para mí en este momento, aún cuando solo está acostada en mi cama con su pijama de perritos y comiéndose el desayuno que mi abuela preparó para mí.

- ya no hay buenos memes que ver- dice con la boca llena.

La miro y sonrío.

- Puedes ver mis fotos, son mejor que cualquier meme- me acuesto a su lado y ella me abraza desde atrás en cucharita.

Sus delgados brazos me rodean apretando con fuerza, siento un suspiro salir antes de que su voz lo haga.

-Hasta ahora no le había dado importancia a que te vas, no porque no sea importante si no porque tengo miedo de que las cosas entre nosotras cambien... -

- Nada cambia...

- No digas que todo seguirá igual porque no es así y tú también lo sabes. La diferencia horaria, nuestras ocupaciones, todo eso será un problema enorme para mantener la comunicación. Entonces luego me olvidarás y te conseguirás otra esposa, no será más linda que yo porque eso es imposible - se ríe- pero disfrutarás de hacer con ella que ahora haces conmigo y no quiero eso.

-Bebé, no. Nosotras somos más grande que eso, tu y yo siempre buscaremos la forma de hablarnos, de mantener el contacto y obviamente no cambiaré nunca a la esposa más perfecta que la vida pudo darme.

- No me mal entiendas con todo esto. Yo estoy feliz de que tengas esta oportunidad, que crezcas y experimentes. Pero también me aterra que ese nuevo mundo sea tan bueno que no quieras regresar a este.

¿No regresar a casa? Eso suena como una de las cosas más absurdas. El mundo puede ser deslumbrante pero nada nunca se va a comparar con la tranquilidad que me ofrece mi hogar y las personas que habitan en él.

- Yo siempre regresaré, te lo por seguro.

-Mándame fotos de todo, no importa si es una piedra, tu mandámela.

- Y tu no dejes que me olviden y tampoco lo hagas tú.

Cristina me abraza un poco más antes de hacerme llorar.

Será solo por un tiempo y luego regresaré a casa.


Enemigos con Derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora