—Explícamelo.
—Ginny...
—No, enserio. Explícamelo, con peras y manzanas, realmente quiero entender lo que vi.
—Ginny...
—¿Qué? —Respondió Ginny exasperada.
Luna volteó los ojos por milésima vez. ¿Sería posible que su amiga se calmara por un minuto y le dejara hablar?
—No es nada Ginny. Sólo estaba hablando-
—Con Draco, Draco Malfoy. El chico más insoportable de Hogwarts. Sí, ya lo sé, mis ojos lo vieron. La cosa es que no termino de entender cómo fue que eso pasó —Respondió Ginny cada vez más alterada.
Luna suspiró.
—Sólo estábamos hablando. Íbamos a buscar unos libros en la tienda.
—¿Y desde cuando hablas tan amistosamente con Draco Malfoy de todas las personas, eh?
Luna suspiró profundamente, sabía que no había forma de escapar de esta. Su amistad con Draco no era ningún secreto, pero tampoco se lo había contado a nadie, nunca había visto la necesidad de ello; ahora se daba cuenta de que fue un error. Comprendía a Ginny, era obvio que su amiga estaba preocupada por ella, aunque esto no evitaba que fuera algo molesto su exageración respecto al asunto.
De todas formas decidió contarle cada detalle al respecto, Ginny era su mejor (y única) amiga, le tenía confianza. Así que le contó todo, absolutamente todo. Una vez terminó de contar la historia la pelirroja se quedó completamente callada, como si su mente no acabara de procesar lo que acababa de oír.
—¿Ammm, Ginny? —Dijo Luna al ver que su amiga seguía sin reaccionar.
—Así qué... Me estás diciendo que desde hace dos meses empezaste a encontrarte con Malfoy en el salón que está abandonado, y que gracias al paso del tiempo y alguna otra mágica razón que no entiendo ustedes se llevan... ¿bien?
Luna asintió.
—Supongo que sí. No es tan malo como parece.
—Luna, estamos hablando de Draco Malfoy. El chico más patán de Hogwarts, el chico que siempre se ha burlado de quienes considera inferiores a él, es decir, tooodo el mundo excepto sus amiguitos Slytherin.
A Luna le generó incomodidad escuchar eso. Era cierto que Draco era conocido por su carácter apático, lo sabía mejor que nadie. No obstante, eso no evitó que Luna pudiera acercarse a él.
Todo parecía obra del destino ahora que lo pensaba.
A fin de cuentas, todo empezó porque ambos querían estar compartir un mismo lugar, sin más ni menos. De esa forma llegaron al acuerdo de compartir el salón. A partir de ahí sus simples encuentros terminaron volviéndose una rutina, y después de eso empezó a surgir una relación amistosa.
Al inicio Draco no fue muy amable con ella, era cierto; pero honestamente casi nadie en Hogwarts lo había sido con ella. Lo importante es que eso ya no era así, Luna no era tonta, podía notar como el muchacho había cambiado leeeeentamente con el paso de los meses, un cambio que sólo ella podía ver.
Luna siempre había pensado que Draco era más de lo que parecía, sus padres lo habían adoctrinado para ser alguien perfecto, pero aquí era libre y ella sabía que podía llegar a ser mucho más, sólo necesitaba una oportunidad. Ahora mismo lo había confirmado, y no había tenido que hacer nada.
Draco era una persona que le parecía interesante desde que lo conoció, siempre parecía estar en guardia, centrado y distante de lo que le pasaba a su alrededor. Pero eso era una fachada, y Luna lo había descubierto, no por nada siempre se había considera buena leyendo a las personas. Draco cambiaba su semblante cada vez que ella le sorprendía con algo nuevo, lo cual pasaba relativamente seguido. Cuando él bajaba la guardia se volvía alguien diferente, alguien que miraba el mundo de forma diferente.
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Un Último Vals //Draco x Luna//
RomanceDraco encuentra finalmente un lugar en Hogwarts donde puede apartarse de los demás y ser él mismo. Sólo hay un problema: Luna Lovegood está ahí casi siempre. De mala gana, el joven acepta compartir el lugar, sin saber que terminaría acercándose poco...