El día comenzó como cualquier otro, o por lo menos así fue para Draco.
Se encontraba de nuevo camino al salón abandonado de Hogwarts. El lugar de aquí a un tiempo se había vuelto su pequeño lugar favorito. Un pequeño refugio de todas las cosas que pasaban a su alrededor se podría decir.
No fue sorpresa alguna encontrarse con Luna Lovegood al entrar. Al igual que él, la joven tenía una fascinación con el salón abandonado, incluso mayor que la de Draco.
Draco suspiró y se sentó en una esquina del salón sin siquiera mirar a la muchacha. No había vuelto a hablar con ella desde su último encuentro en el pasillo y quería mantenerlo así, hablar con Lovegood no hacía más que generarle dudas sobre todo y eso no le gustaba.
Se podría decir que la estaba evitando, pero que se podía hacer.
El joven trató de ignorar a Luna y concentrarse lo máximo posible en sus propios asuntos. De esta forma pasaron los segundos, luego los minutos, hasta llegar a una hora. En estos momentos se encontraba estudiando, leyendo... Realmente una parte de él no sabía lo que estaba haciendo, lo que importaba es que al fin estaba (casi) solo. Quería un poco de paz, sólo eso. Despejar su mente y tener algo de tranquilidad.
No le ayudó en absoluto Luna: que de repente se puso a sacudir el aire alrededor suyo. Invadiendo sin duda su espacio personal.
¿P-pero qué demonios?
Luna no pareció prestarle atención, seguía agitando los brazos como loca.
—¡Hay muchos Dinkles alrededor tuyo!
Draco quiso replicar algo, pero antes de que pudiera hacerlo ella se le acercó aún más y sacó un trapo con el que empezó a sacudir su cabeza.
¡Oh no, esto ya era el colmo!
—¡Ya pues! ¡Suficiente! —Dijo él tratando de alejarse.
—Debes-quedarte-quieto —Indicó ella como si hablara con un niño.
De repente, como si nada hubiera pasado, Luna se apartó de él y se sacudió las manos. Al parecer su trabajo estaba hecho. Irritado, el muchacho rodó los ojos.
—Lunática —Los dientes le rechinaban.
—Disculpa, pero era necesario. Tenías muchos Dinkles en la cabeza, eso siempre es peligroso —Explicó ella señalándole.
Probablemente se debiera a su incredibilidad, pero Draco no pudo evitar pasarse la mano por la cabeza. Tal y como esperaba: no vio ni sintió nada.
Habían pasado tantos días ya, tantas ocasiones parecidas a esta, que una parte de él ya no sabía cómo reaccionar. No encontraba el punto, hiciera lo que hiciera era lo mismo, la chica no se molestaba, no se inmutaba y mucho menos se iba. El mismo daba esa batalla por perdida.
—Dinkles —Tomó una pausa —. En mi cabeza dices.
Ella asintió.
—Los he visto varias veces allí, de hecho. Pero hoy estabas peculiar.
Draco quiso reír, ¿ella entre todas las personas diciéndole que era peculiar? ¿El mundo se había puesto de cabeza?
—Yo... Peculiar.
—Sí, tenías más de lo usual.
—¡Oh! ¿Enserio? ¿Por qué será? —Preguntó en el tono más sarcástico posible.
Por poco se golpea contra la pared al ver que Luna, efectivamente, se estaba creyendo lo que decía. Era una broma por Merlín, ¿no había forma de que ella entendiera que lo dejara en paz?
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Un Último Vals //Draco x Luna//
RomanceDraco encuentra finalmente un lugar en Hogwarts donde puede apartarse de los demás y ser él mismo. Sólo hay un problema: Luna Lovegood está ahí casi siempre. De mala gana, el joven acepta compartir el lugar, sin saber que terminaría acercándose poco...