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Sobre la una muchos chicos salían del colegio para ir a comer a casa, otros más se quedaban en la cantina a pasar el recreo. Tian salió cargado con dos libretas y un par de libros que le habían dado que eran los que los chicos usaban.

Los dejó en su nuevo lugar en la sala de profesores y salió de nuevo sólo con su cartera. Al salir la luz natural lo golpeó en el rostro, se había acostumbrado a la artificial que reinaba en el recinto. Cerca de la puerta que daba a la calle se encontró con un chiquillo girando su cadera al ritmo de la música que escuchaba. Tenía un semblante tranquilo y alegre.

—Hola —fue lo primero que dijo Tian tras reconocerlo. Era un chico de cuarto, Braulio le pareció recordar. Un chico inteligente que tenía facilidad para hacer conversación.

—Profe Tian, hola —sacándose los cascos.

—¿Esperas a tu mami? —preguntó mirando la puerta y luego su reloj. Pasaban de la una y cuarto.

—Mi hermano —específico el chiquillo, con una tranquilidad que ya le hubiera gustado tener a Tian a su edad y en la misma circunstancia, porque su madre también había llegado un par de veces tarde por él y se había quedado parado fuera del colegio con unas ganas increíbles de ponerse a llorar.

—¿Quieres que le llame?

—No, está bien —aseguró con una sonrisa —. Está trabajando y no lo coge —volviendo su mirada al frente, como su así fuese a llegar más rápido su hermano.

—¿Dónde trabaja? —insistió al ver que Braulio había zanjado ya el tema.

—Con mi mamá, en un restaurante, aquí cerca —señalando en dirección de la plaza de Cervantes.

Tian miró hacia atrás.

—Puedo llevarte con él —dijo tras una larga meditación.

—¿Puede hacer eso? —preguntó desconfiando Braulio.

—Pues no, la verdad es que no... pero sería divertido —pensó —, ¿no te molaría romper las normas una vez?

Braulio lo dudó un poco. Jamás había visto a un adulto que se comportara de esa manera. Pero le causó una gran confianza, que decidió seguirle en esa aventura que seguro le triaría más problemas al profe que a él mismo. Así que asintió y cogió la mano de su profe y echó carrera con él.

Pero en un segundo, el equilibrio de Tian se vio comprometido y la mano del menor se separó de la suya. Alguien lo había empujado y alejado de Braulio al sonido de un —¡Eh! ¿Qué haces con mi hermano? —sujetándolo y ayudándolo a

Tian hizo lo imposible para no caer al suelo, dándole la espalda a aquel chico que ya tenía a su hermano en brazos y que estaba por echarle la bronca ante el suceso que había evitado.

—Perdona —dijo Tian al ver al chico por fin de frente —, ha sido un descuido.

Oriol tardó un momento en salir de embeleso del chico frente a él. Era mucho más guapo de lo que había visto esa misma mañana. Por un segundo incluso pensó en retractarse pero ya había comenzado la escena y había que acabarla.

—¿Quien eres? ¿Por qué te ibas a llevar a mi hermano? —insistió en el mismo tono que había comenzado.

—Es mi profe de francés —respondió Braulio ajeno al enfado de su hermano y abrazado a él. Algo que asombró más a Oriol, quien vio una leve sonrisa avergonzada por parte del profe de su hermano justo antes de ofrecer una explicación.

—Perdona pero pensaba llevarlo contigo... —acomodando su ropa —, me ha dicho que...

Pero eso no fue impedimento para que Oriol descargara su ira contra él.

Glowing in the darkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora