LA NOCHE VENECIANA
Las celebraciones quinteranas llegaban a su término.
Ese fin de semana tenían lugar las dos últimas festividades que eran, también, las más esperadas por los veraneantes. El viernes, la Noche Veneciana en la Playa del Bakery; y el sábado, la gran velada en el Yachting Hotel, que incluía la coronación de la reina. Harry quería asistir a ambas y su madre no iba a oponerse. La Noche Veneciana fue amorosamente plácida para nosotros. Llevamos un grueso chalón y nos sentamos en la explanada que hace de contrafuerte de la playa.
Por los parlantes se emitía música de moda, de la romántica, puesto que las piezas agitadas habrían roto el hechizo del festejo. Las embarcaciones adornadas con guirnaldas encendieron, de pronto y muy concertadamente, sus farolitos; algunas los llevaban en hilera desde el mástil hasta proa y popa, dibujando así un velamen luminoso que se recortaba en la oscuridad, proyectando sobre las aguas inquietas, reverberaciones.
Cuando la cadena de múltiples fuegos artificiales centelleó allá en el muelle y salieron disparados al cielo los cometas y estrellas fulgurantes y fugaces, miré a Harry. Al ver el asombro de sus ojos maravillados y el invariable candor de su sonrisa, sentí que me inundaba de ternura; apreté mi cuerpo al suyo y nos dimos un beso largo, largo: fue el más duradero que nos dimos nunca.
Nos interrumpió una voz que desde los parlantes invitaba a presenciar el arribo de los españoles a la costa americana.
-¡Mira, mira! -exclamó Harry. El simulacro que se estaba representando la llenó de júbilo y desasosiego; parecía creer en él como algo verdadero.
De la más garbosa de todas las embarcaciones transbordaron a un bote a tres conquistadores con sus armaduras de papel plateado, grandes espadas que resplandecían y una cruz, mientras desde la playa los acechaba, tiritando de frío, una docena de jóvenes con las caras pintadas y el torso desnudo.
Terminada la función, algunos muchachos encendieron fogatas en la playa y los espectadores se acercaban a una u otra para sentarse en círculo, convocados por el calor y la luz del fuego, y por el deseo de continuar juntos, de quedarse ahí las parejas cantando y acaramelándose. Divisé a Zayn y Tina en el gentío.
-Tenemos que irnos -me dijo Harry. Asentí; nos convenía no demoramos y así asegurar el permiso para la noche siguiente.
-¿Sabes, Louis...?
-Dime, Harry.
-Yo conozco el cuento de Cenicienta; me gusta mucho, ¿y a ti?
-A mí también.
-Yo, yo tengo que llegar siempre a casa antes de medianoche, como Cenicienta, ¿te acuerdas?
-Sí, Harry.
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Harry, yo te amo. / Larry Stylinson /
FanficPrologo: Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona… La presente historia nos trasladara al balneario de Holmes Chapel, en donde Louis divisa a un joven tan seductor y misterioso, que se o...