37. Aeris Calidi - "Tengo algo que contarte"

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La confesión de Hermione sumió al mago en un profundo desasosiego

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La confesión de Hermione sumió al mago en un profundo desasosiego. ¿A quién se refería la joven y qué relación tenía con lo que acababa de ocurrir?

— Hermione — Susurró Snape mientras le sostenía el rostro haciendo que lo mirase a los ojos — Cuéntamelo todo, por favor.

Su petición sonó como la súplica más sincera. Atrás quedó el tiempo en el que ese hombre la avasallaba con exigencias u órdenes, cuando sus papeles estaban claramente marcados como profesor y alumna, mentor y pupila... esos roles habían quedado atrás. Ahora apelaba a la voluntad de la joven de compartir con él sus secretos.

La mirada del hombre bajó hacía el cuello de Hermione donde vio como unas gotas de agua se deslizaban hasta su pecho. Con pudor apartó la mirada al percatarse de la desnudez de la muchacha. Había estado tan centrado en salvarle la vida que ni siquiera había reparado en lo inapropiado que era el tenerla de esa manera entre sus brazos. Con elegancia desabrochó el botón que ataba la capa a su cuello, dejando que esta cayese por sus hombros. Con un rápido movimiento cubrió con ella a Hermione evitando seguir mirando su cuerpo por más tiempo del necesario.

— Gracias — Murmuró Granger al darse cuenta del decoroso gesto de Snape mientras se sonrojaba levemente por verse así ante él.

Severus se limitó a asentir a la vez que se incorporaba con ella en su regazo. Sin decir una palabra la sacó del baño y se dirigió hacia su lecho como si cargase con una novia en su noche de bodas. Tras dejarla en su cama tapada con su capa se encaminó a la chimenea de la habitación y con ayuda de su varita prendió los tocones de madera que allí yacían con la finalidad de calentar la estancia. Las llamas iluminaban su rostro mientras éste escrutaba el fuego, ni siquiera se atrevía a volver a mirarla pues temía que la joven viese reflejado en sus ojos azabaches el ardiente deseo que sentía por ella en esos momentos.

— ¿Necesitas ayuda para secarte? — Preguntó de espaldas hacía ella fijando su atención en las ascuas al rojo vivo de la chimenea.

El mago no sabía si la joven se encontraba demasiado debilitada como para realizar magia pero prefería que fuese ella quien le expresase si precisaba asistencia pues no quería incomodarla tomándose libertades que no debía.

— Puedo hacerlo sola — Respondió la muchacha alcanzando su varita de la mesita de noche.

Aeris Calidi — Con un complicado movimiento de muñeca y sin emitir luz alguna Hermione logró que una ráfaga de aire caliente saliese de ésta.

Con ella secó su cuerpo y cabello mientras observaba la imponente espalda de Severus, el cual seguía sin girarse respetando así su intimidad. Al notar que la humedad desaparecía de su piel secó también la capa del mago con mimo y la dejó doblada a los pies de la cama. Tras esto se puso en pie haciendo que el camastro crujiese alertando al hombre de nuevo.

— ¡¿Estás bien?! — Exclamó asustado reprimiendo el impulso de girarse hacia ella para comprobarlo por sí mismo.

— Tranquilo, sólo voy a vestirme — Respondió Hermione con una tímida sonrisa en los labios por comprobar hasta dónde llegaba su preocupación, pues aunque pareciese distraído mirando el sinuoso fuego seguía pendiente por completo de su persona.

Maldita conexión (Sevmione / Snamione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora