Desesperación y pánico
Un gran frio se hacía presente, el sol en cambio no parecia mostrar alguna señal de que estuviese, tal vez por aquella neblina rosada tan fuerte que no permitía ver a más de cinco metros.
Mientras nuestro chico Lei sólo caminaba, eso es lo único que hacía aquel chico con sueter azul. Él empezó a subir unos escalones lentamente hasta llegar a lo que parecia ser una calle. Aquella calle estaba hecha de tierra pero una que parecía ser muy solida casí cómo si fuera hecha de roca, está estába totalmente destruida, llena de agujeros y deformidades. El chico siguió avanzando por aquella calle solitaria.
De pronto un grito se escuchó a lo lejos, uno muy desgarrador y fuerte, uno que dejaría a cualquiera en pánico y con los pelos de punta. Lei al escucharlo empezo a agitarse y empezó a entrar en un estado de pánico, volteó atras y no habia nada.
El chico sabía que eso estaba cerca, probablemente a unos cuántos metros observándolo a lo lejos de aquella densa niebla. El chico solamente se dió la vuelta y empezó a correr con todas sus fuerzas, cuando empezo a hacerlo algo atras de él empezo a escucharse, parecia ser muy rápido.
El chico no quería voltear sabía que era uno de ellos, era un Ogit.
[¿Qué es un Ogit?
Los Ogits son conocidos cómo seres capaces de retar a los elementales, ellos son muy fuertes por lo cuál si ven a uno de ellos, no se les ocurra enfrentarseles por más fuertes que sean ustedes, ellos son peligrosos hasta para los hijos de dios.
¿De donde provienen?
No se sabe con exactitud, lo único que se sabe es que ellos son el castigo que nos dió nuestra Diosa por nuestra gran envidia y codicia a su poder.]
El chico corría hasta más no poder, su cuerpo con cada pasó se debilitaba más y su frente sudaba a chorros.
El Ogit estaba tan cerca que hasta se podía escuchar sus pisadas a unos cuantos metros, pero aun así él chico aún no se rindia, el seguía corriendo.
Después de correr varios metros su cuerpo ya no daba más, en ese momento Lei volteo todo su cuerpo mientras corría hacia atras y pudo verlo.
Era una criatura de un aspecto fantasmal, soltaba un aura oscura y a la vez una sonrisa macabra la cual le daba estilo a sus grandes ojos blancos junto al pelaje negro que cubría su cuerpo, este corría en cuatro patas y no parecia detenerse ni un poco.
Lei volteó otra vez totalmente cansado, pero justo al darse la vuelta el chocó contra un gran muro de piedra.
Lei golpeó su cabeza fuertemente dejandolo confuso, el chico miro a los lados y ahi estaba, él Ogit estaba a unos centímetros, podía escucharse su respiración agitada y podia verse cómo de su boca salian babas unas muy pegajosas que cuando caían formaban un gran hilo desde su boca hasta el suelo.
El Ogit abrió la boca lentamente y mordio a Lei en un costado de su cuerpo de tal forma y fuerza que la sangre se esparció por todo el alrededor, La adrenalina y lo agitado que estaba Lei le impidió gritar, aparte que el Ogit tenia su enorme boca prenzada en un costado de su cuerpo dañando gravemente su pulmon y costillas cómo si éstos se tratase de papel, la falta de aire y fuerza hacía que Lei viese menos probabilidades de sobrevivir .
-Madre...
Dijo suavemente y lentamente en su cabeza.
De pronto sintió cómo algo tocaba su mano, Lei miró a un lado y pudo ver cómo la cadena oxidada que había guardado en su bolsillo tomó un color azul y emitía un aura eléctrica. El chico quedó asombrado no sólo por el hecho de ver la gama de colores que ahora soltaba aquella cadena si no que está se enrollaba lentamente en su mano.
Lei sabía que esto era un mensaje, un mensaje anónimo que indicaba esperanza, Leí tomó fuertemente la cadena y golpeó con gran fuerza a aquél Ogit. Éste al recibir el golpe quedó aturdido y muy herido alejandolo a unos metros de distancia. Leí extendió la cadena hacía el Ogit y está se enredo en el cuello de éste estrangulandolo hasta el punto que murió, no por asfixia si no por qué su cabeza se corto por la gran cantidad de fuerza y presión de la cadena.
Lei quedó asombrado con lo qué había hecho, todo esto era nuevo para él. Lei miró la cadena una vez más y empezó a marearse hasta el punto que perdió las fuerzas de sus piernas y calló al suelo.
[Ogits
No sólo son temidos por su fuerza y velocidad, si no también acerca de su habilidad que a la hora de morder te inyecta de su propia sangre a través de sus dientes afilados la cuál es tóxica y te debilita el cuerpo de tal forma que te deja inmóvil]
No pasaron ni unos segundos cuando empezó a escuchar cómo varias pisadas se acercaban lentamente hacía él.
Levantó un poco la cabeza y pudo apreciar cómo una manada de Ogits se acercaban, sin más remedio Lei obto por su última carta a jugar.
-¡Alguien ayude..!
Antes de terminar Lei fue mordido no por uno, si no varios Ogits los cuales arrancaban y mordian partes de su cuerpo cómo si se tratase de un muñeco de la tela más suave y ligera, desfigurandolo hasta el punto de quedar irreconocible, de pronto un hoyo empezó a formarse en el muro que estaba detrás de él y un pico de un aspecto rocoso y filoso pasó por el hoyo, éste al estar muy cerca del rostro de Lei le provoco una cortada pequeña, el gran pico se dirigió hacia uno de aquellos Ogit prensado en su costillas, el Ogit antes de que aquel pico lo cortase se movió a una gran velocidad lejos del alcanze de este. El pico siguió hasta chocar en el suelo.
Lei reconoció de inmediato de quien se trataba, sin duda era ella.
-¡Hey! ¿Acaso no entendieron el aviso malditos molestias?
Era Lavinia la elemental de piedra.
-Lei, ¿puedes moverte?
Lei asintió débilmente con su cabeza.
-Aguanta un poco más.
Capitulo~4
Desesperación y pánico
Finalizado
El tiempo y la esperanza siembran las semillas de la desesperación.
~Harlan Coben
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Elementales: El Renacer
FantasyEl planeta Ramiel es nuestro hogar, un lugar donde el poder elige al sabio y el sabio al maestro. Nuestra especie es conocida cómo Elemental; los Elementales somos conocidos como seres con poderes sobrenaturales, los cuales manipular la materia no...