Una conversación.

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Demonios. Casi se le escapa el secreto. Casi cae a los pies de Todoroki.

El baño se había convertido en el centro de vaciado para Izuku. Todos sus sentimientos, sus pensamientos e imagen de Todoroki en general, terminaban en el drenaje. Se le escapaban a Izuku, y no había manera de recuperarlos, aunque no es como si quisiera retenerlos.
Quizás era porque su amor era grande, o porque seguía creciendo. Quizás era porque era un insolente soñador y que por eso no le cabía su enamoramiento en el pecho, pero Izuku sabía que dolía tener que ver el producto de su amor en el baño. Asqueroso, insignificante.

Todoroki no estaba mejor. Yaoyorozu y él estaban sentados en una banca, cada uno en un extremo.
A Todoroki no le gustaba ese espacio. Le recordaba que jamás podría alcanzar a Yaoyorozu, a Midoriya, a sus amigos. Siempre habría un espacio de cosas que no conoce, emociones que no siente y secretos que le duelen.
— Todoroki... ¿Tú te sientes cómodo conmigo?
— Claro que sí — Hubo un silencio muy largo. Había nervios burbujeando en el estómago de Todoroki, haciéndolo querer huir y ya no pensar en nada, en nadie y desaparecer.
— ¿Qué es lo que sientes por mí?— Esa pregunta le sorprendió. La voz de Yaoyorozu temblaba. Era como si ella esperara una respuesta dolorosa, como si se hubiera rendido.
Ah, Todoroki se había metido en un dilema ¿Qué es lo que sentía por Yaoyorozu?
Ella era bonita y le hacía sentir bien. Le gustaba cuando salían juntos y ambos reían.
¿Qué era lo que Todoroki sentía? Su voz quiso responderle, pero no podía. Yaoyorozu había sido tan gentil con él y Todoroki lo arruinó. No le preguntó cómo se sentía y probablemente n consideró la idea de lastimarla tan profundamente.
— No tienes que responder ahora. Entiendo que es difícil para ti y que probablemente necesites pensar un poco. — Yaoyorozu puso sus manos en su regazo y apretó su falda — Quiero que sepas que si quieres terminar, por mí está bien.

Todoroki tenía la garganta seca. No lo sabía, no sabía nada ¿Qué debía contestarle? Todoroki sólo miraba a Yaoyorozu, desesperado ¿Por qué no podía identificar lo que sentía? ¿Por qué todo debía estar tan mezclado y confuso para él?
Apenas aprendía a estar en contacto con sí mismo y con lo que sentía. Apenas estaba desempolvando esa parte de sí mismo y esto era tan frustrante.
— Bien, gracias por tu tiempo, Todoroki. Creo que ya casi es hora de volver a clase. — Yaoyorozu se levantó y le dedicó una pequeña sonrisa.
Todoroki quería gritar y vaciar todas las emociones mezcladas que tenía, quería decirle todo lo que pasaba por su mente. Pero Todoroki no sabía cómo, así que no lo hizo.
— ¡Espera! — Yaoyorozu se detuvo. — Yo... yo no puedo responderte ahora. Necesito un tiempo para pensar y aclarar todo lo que siento y te prometo que te responderé.

Yaoyorozu ensanchó su sonrisa un poco.
— Claro que sí, Todoroki. Nos vemos en clase. — A medida que Yaoyorozu se alejaba, Todoroki se sentía más disgustado consigo mismo. Debía ponerlo todo en su lugar, no podía dejar a Yaoyorozu esperando.
Todoroki se levantó y se dirigió al salón. Tendría que ir a la casa de Midoriya para avanzar el proyecto, tal vez podría preguntarle y pedir consejo.
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Faltaban cinco minutos e Izuku no había terminado. Cinco minutos e Izuku no podía dejar de sangrar y escupir. Su cabeza le dolía y veía todo borroso.
Sentía que le había crecido un hueco.
— ¡Midoriya! ¡Midoriya! — Al parecer Iida estaba ahí... Su voz era tan lejana...
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— ¡Midoriya! — Iida exclamó cuando Izuku abrió los ojos.
— ¿Iida? ¿Qué pasó? ¿Qué estoy haciendo en la enfermería?
— Colapsaste en medio del baño. — Recovery Girl apareció enfrente de él.
— ¿Colapsé?
— Sí, probablemente sea la enfermedad Hanahaki. Dime ¿Has ido a un hospital a tratarla?
— No... — Izuku miró apenado la cama en la que estaba.
— ¿¡No te la has tratado!? — Iida se levantó de la silla en la que estaba sentado, molesto.
— No pensé que fuera necesario.
— Vomitas flores, toses sangre ¿¡Y crees que no lo necesitas?! Midoriya esto es muy irresponsable.
— Estoy de acuerdo con tu amigo. Esto es peligroso, sobretodo si se trata de una enfermedad de la cual se tiene poco conocimiento. — Izuku miró a Recovery Girl avergonzado.
— Lo siento... Es que, he leído que los casos que se han presentado generalmente son internados.
— Tienes permiso de quedarte aquí hasta que las clases acaben ¿Dime te duele algo?
— La garganta.
— Te traeré un medicamento, Iida ¿Crees que podrías traerle papel a Midoriya? — Iida asintió y se dirigió al baño lo más rápido que pudo. Recovery Girl suspiró y volvió a dirigirse a Midoriya.
— Estás jugando un juego muy peligroso muchacho. Si no te tratas a tiempo no sabemos lo que podría pasar. Día a día experimentas una pérdida mortal de sangre, y si esto sigue así es probable que termines herido o peor. — Después de reprocharle, Recovery Girl fue por el medicamento, dejando a Midoriya solo, dolido.

Días y no había cura.
Días y aún tenía flores atoradas en su tráquea.
Habían pasado días y el corazón de Midoriya seguía latiendo por Todoroki.

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