05

128 14 1
                                    


05: Dolor

AMBER

Él se acerca cada vez más, yo solo intento acurrucarme más contra el borde de la ducha hasta que ya no puedo seguir retrocediendo. Me sujeta fuerte del brazo y tira de mí. Suelto un quejido de dolor por la presión que ejerce sobre mi piel.

—Te dije que nos volveríamos a ver, preciosa. —Siento como sube un asqueroso ácido por mi garganta.

—M-me est-tas lastimand-do —logro decir entre jadeos de dolor y miedo.

—Te lo mereces —su rostro se endurece y pierde todo rastro de diversión—. Fuiste una desagradecida e ilusa. ¿Creíste que la cárcel podría mantenerme alejado de ti?

—Yo-yo no quise. Por favor. No quise...

—Te prometí que te iba a matar cuando te volviera a ver —dice agarrándome fuertemente de la barbilla—, pero nunca dije que no nos podíamos divertir un rato antes, como en los viejos tiempos...

Él nota el temor que llena mi cuerpo y suelta una carcajada siniestra. Solo afirma que no miente con sus palabras. ¿Lo merezco? ¿Merezco lo que me pasa?

Sacándome de mis pensamientos, me empuja bruscamente contra las cerámicas de la pared haciendo que la llave de agua se clave en mi espalda baja. Sujeta mis muñecas por encima de mi cabeza y desliza su otra mano bajo mi pijama.

El dolor, la vergüenza y el miedo, hacen una mezcla de sensaciones horribles en mi interior. Me está obligando a hacer lo que no quiero, está dirigiéndome por un camino más oscuro del que ya me encuentro.

Nunca en mi vida he sentido más asco que en este momento. Tengo asco de él y, lo peor, asco de mí.

—¡Quieta! —grita con un enfurecimiento indescriptible y aterrador, mientras que por mi mejilla se expande un ardor agudo que me aturde y mi rostro se gira bruscamente debido a la cachetada que me da. Cálidas lágrimas que comienzan a deslizarse por mis mejillas mezclándose con la sangre que suelta mi boca debido al golpe.

Un sollozo sale de mi cuando me baja el short del pijama junto con la ropa interior.

—¡No! ¡No, por favor! —Va a hacerlo. Él va a violarme, otra vez. Temo por lo que va a pasar, temo los pensamientos que vendrán y sobre todo los recuerdos. Una violación deja traumas que jamás se olvidan, deja una marca. Es un antes y un después—. No. Basta —las palabras salen rasposas y en susurros.

—Lo hubieras pensado antes de meterme como un bastardo a la puta cárcel. —Yo no quiero hacerlo, no quiero estar aquí, ni pasar por esto nuevamente. Simplemente no puedo—. Veamos si sirves para algo.

Se baja su pantalón junto con su bóxer y en un movimiento veloz, entra asquerosamente en mí. Continúa con el vaivén una y otra vez mientras que con una mano me agarra los pezones y los pellizca dolorosamente. Mi cuerpo se golpea bruscamente una y otra vez contra la pared; la llave se sigue clavando en mi piel y duele. Duele muchísimo. Por otro lado, esa tortura en mi espalda ayuda para que no piense en cómo me está destrozando Jeremy.

Está quebrándome, vulnerando mi intimidad, matando la última pizca de vida que queda de mi persona.

—Casi me olvidaba lo que se sentía estar dentro de ti. Para esto sí servías, preciosa —habla con su asquerosa voz, luego pasa su lengua por mi oreja.

Cada vez que me penetra siento que quema, el ardor es tanto que lo siento como un suplicio. Una y otra vez mi cuerpo golpea y se lastima. Ya no lo soporto, quiero morirme.

Dulce Tentación(SaboresDeLaVida) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora