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07: Heridas

AMBER

Hoy iba a darle la noticia a Jeremy. Llevo cuatro meses de embarazo y temo por su reacción, justamente por eso lo atrasé.

Tal y como lo predije, todo está saliendo mal. Lo peor es que estamos discutiendo nuevamente

Desde hace varios meses nuestra relación está cayendo en picada, lo cual me preocupa. En algunas situaciones lo hago enojar muchísimo y me lanza algunos golpes, pero puedo aguantarlo hasta que todo mejore.

Él me empuja, pero ya estoy acostumbrada, es normal. Suelo ser una tonta, siempre lo hago enojar con problemas que no tienen importancia. Él está pasando por un momento de estrés y yo solo complico más las cosas, lo entiendo.

—No atiendas —dice, agarrándome fuertemente de la muñeca, con la voz ronca por los gritos. El teléfono de la casa no para de sonar.

—Pueden ser mis padres. —Me zafo de su agarre en mi muñeca y tomo el aparato cuando vuelve a emitir sonidos musicales—. ¿Hola? —pregunto cuando escucho voces y una respiración agitada al otro lado de la línea.

—Hija. Hija, m-mi amor... —Mi respiración se corta y un nudo se forma en mi garganta.

—¿Papá? ¿Qué pasa? ¿Dónde estás?

—Am, tu madre tuvo un accidente cuando estaba volviendo a casa.

Mis ojos comienzan a picar y no entiendo nada. Tampoco quiero formar pensamientos negativos antes de saber más.

—¿¡Qué!? ¿Cómo está?

—Escucha... estamos en la clínica Stattle, habitación 117.

—Voy hacia allá, tranquilízate.

—¡Amber! ¡Haz lo que te digo y cuelga ese teléfono! —su tono de voz se eleva cada vez más si eso es posible. Siento que mi pulso se acelera y mi cuerpo es envuelto en una tormenta de frío—. Maldita sea —me empuja y tropiezo, pero no me importa. Mi audición comienza a fallarme y los sonidos se vuelven nulos.

Un fuerte ardor invade mi mejilla a la vez que mi rostro gira bruscamente hacia un lado, me esfuerzo para dirigir mi mirada a Jeremy.

—M-mi madre tuvo un accidente —es lo único que logro decir.

El teléfono de la casa se resbala de mis manos y cuando levanto mi rostro Jeremy está parado al frente mío, su mirada luce oscura y atemorizante. Me está mirando con odio, no es la primera vez que lo hace. Yo aprendí por las malas a reconocer esa mirada, me la dedica cada vez que hago las cosas mal.

Cuando mis piernas pueden responder, corro bordeando la mesa de la cocina y subiendo escaleras arriba. Escucho sus pasos siguiéndome detrás. Logra agarrarme de una pierna y tira de esta, me resbalo por la escalera golpeándome fuertemente la pansa por la caída. Sabía que me merecía el golpe, pero en estos momentos debo cuidar a mi pequeño bebé.

Me levanto a como puedo y lo pateo en la cara, haciendo que retroceda por el dolor. Él se enfurece cada vez más.

—¡Zorra! —su manera de hablarme duele.

Seguramente por la adrenalina que tengo del momento saco energías para correr a la primera habitación que encuentro: la que consideré apartar para mi bebé. Cierro rápidamente la puerta con llave y corro hasta su baño, repitiendo el proceso de cerrado.

Dulce Tentación(SaboresDeLaVida) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora