XXXIV

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¿QUÉ HABÍA HECHO?- Pensé cerrando el cuaderno, que había resultado ser el lugar en el que Luis anotaba sus pensamientos y reflexiones.-Yo solita, sin ayuda de nadie había arruinado mi matrimonio, maltratado a un esposo maravilloso y despreciado a gente estupenda.

Poco a poco fui procesando el contenido del cuaderno...-¡LUIS ESTA ENAMORADO DE MI! Me QUERIA- Exclamé sin poder controlar mi emoción. Me quería desde hacía mucho tiempo y yo... yo había sido una mercenaria con él. Era tan dulce, tan bueno, tan considerado... era todo un caballero y yo lo había estado destruyendo poco a poco. ¿Qué iba a hacer si él ya no sentía lo mismo? ¿Y si se había cansado de mí?

Estaba alteradísima, Luis pensaba que yo lo odiaba, y era totalmente mi culpa. Cómo iba a imaginarse que yo que le había dicho lo que pensaba de él desde que lo conocí, que nunca me había mordido la lengua ante su presencia, pudiera sentir algo por él y no habérselo contado. No obstante, las cosas eran más complicadas, yo, yo no podía decirle lo que sentía, revelarle lo que había en mi corazón era mostrarme a él tal y como era y no podía permitirme ser rechazada, no cuando nuestras vidas estaban unidas para siempre. Que cobarde había sido, todo por ser una cabezota, bueno ambos lo habíamos sido. Siempre me había considerado una persona inteligente, pero era cierto eso que se decía sobre que el amor traía consigo la ceguera. Yo había vivido a oscuras, en una prisión de la que solo yo poseía la llave para escapar.

Era cierto que los Cigar, sobre todo Luís, me habían ocultado cosas, lo que me había llevado a pensar lo peor de la pobre Laura y no ser capaz de preguntar sobre ello. A pesar de todo, pasara lo que pasara, tenía clara una cosa, ¡Yo iba a luchar! no dejaría que nada nos separara de nuevo. Esta vez todo sería diferente.

Paramos en varias posadas hasta encontrar aquella en la que Luis se hospedaría. Una vez en ella exigí saber cuál era la habitación de mi marido y pedí al gerente que no le avisara de mi presencia, alegué que era una sorpresa, pero la realidad era que no deseaba que se marchara de aquí al saber que estaba yo, no podía perder esta oportunidad.

Dos horas estuve dando vueltas por la habitación, intentando estructurar un discurso convincente, pero todo lo que pretendía decir sonaba horrible... Iba a perderlo...

Alguien introdujo una llave en la cerradura de la puerta y yo me tensé. Cuando la puerta se abrió la imagen de Luis apareció al otro lado.

-¿Camille?.- Preguntó incrédulo.- ¿Qué haces aquí?

-Pe-perdón.- Estaba tan nerviosa que no paraba de tartamudear.- Yo-yo no quería invadir tu espacio...

-Me refiero a qué haces que no estás en casa.-Intentó sonar frio, pero la preocupación era evidente.

-Yo no podía quedarme allí... Yo no puedo seguir así... - Luis debió interpretar mis palabras de una manera totalmente diferente a la intención con las que yo las pronuncié.

-Ya...- dijo con pesar.- Yo pensé que tendría toda la vida para conquistarte, que quizás poco a poco comenzarías a tenerme aprecio... pero yo, yo tampoco puedo más. - Intenté interrumpir su discurso para mostrarle lo equivocado que estaba, pero no me dejó y continuó hablando.- No hace falta que digas nada Camille, sé que es mi culpa todo este matrimonio... sé que intentaste que no se llevara a término, pero yo estaba cegado, solo pensar que podías pasar tu vida con otro que no fuera yo me destrozaba, me habría vuelto loco.-Dijo sin dejar de mirarme.- Pero... he sido egoísta, muy egoísta, solo pensaba en mí y lo que yo deseaba. Por eso, quiero que sepas que eres libre de hacer... -se le quebró la voz.- De hacer lo que gustes, solo te pido que yo no me entere... No podría soportar...

No pude seguir aguantandoaquel discurso, con cada palabra que pronunciaba Luis parecía alejarse más demí. Por eso, lo cogí de las solapas y lo atraje hacia mí y antes de quenuestras bocas se juntaran dije algo que jamás pensé que fuera a decirle a Luis.

Lo que las apariencias esconden (3° Libro  Saga VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora