VIII

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Los días pasaban veloces y mi tío se ausentaba cada vez con más frecuencia. La casa entera parecía agitada por algún motivo que al parecer yo desconocía. Estuviera o no mi tío continuábamos recibiendo visitas continuamente, y extrañamente la mayoría de ellas venían buscando a Luis. Aquella situación era de los más extraña. Además, el mutismo por parte de mi hermana Aroha comenzaba a inquietarme. Ella era incapaz de no contestar una carta en el momento en el que la recibía ¿qué podría haber sucedido? Una voz me sacó de mis pensamientos.

-¿Señorita Sant recuerda como leer un mapa?- Me preguntó cortésmente el Señor Whats, capitán y propietario de una amplia flota de barcos.

-Lo siento capitán, pero no creo que sea posible recordar algo que nunca se ha sabido. – Dije amablemente. Aquel hombre tendría unos 45 años, su tez morena y su aspecto desgarbado le daban una apariencia de lo más salvaje, pero era tan agradable y poseía tanto conocimiento que desde el momento en el que llegó a la casa de mis tíos me convertí en una gran admiradora suya.

-Bien, pues pongamos remedio a eso.-Dijo ofreciéndome su brazo y guiándome la biblioteca. No era la primera clase que recibía, un par de semanas atrás el señor Whats había comenzado a enseñarme a orientarme con las estrellas. Bueno me había enseñado lo básico, pero a mí me encantaba.

-Es fascinante- Dije al comprender al fin cómo medir distancias en un mapa.- Me siento preparada para ser capitana.- Comenté provocando la risa del capitán.

-Sin lugar a dudas, cuando aprendas a llevar el timón serás imparable.- Ambos nos reímos ante ese comentario, pero pronto las risas fueron interrumpidas por un carraspeo.

-Capitán Whats- Lo llamó Luís con seriedad.- Siento interrumpir pero requerimos su presencia, el señor Sant acaba de regresar... es urgente.

-Claro, no le haré esperar- Dijo depositando un beso en el dorso de mi mano y abandonando la biblioteca.

Luís continuó contemplándome cual estatua desde la puerta de la biblioteca. Yo intenté seguir con los mapas pero ignorarlo era imposible, sentía el peso de su mirada. Por ello, no pude evitar hablar.

-¿Necesita usted algo?-Pregunté de malas maneras.

-No – Contesto sin inmutarse.

-Pues entonces le agradecería que dejara de inspeccionarme...- dije acompañando mis palabras con un gento de manos que le indicaba que se marchara de allí.

-Camille ... le seré franco. – Había intentado por todos los medios que no me llamara por mi nombre, pero viendo que no lo conseguiría con el paso de las semanas al final me había acostumbrado. –Realmente me sorprende.- ¿Sería cierto? ¿Aquel hombre me estaba haciendo un cumplido?- Sabía que algunas mujeres podían llegar a ser auténticas depredadoras, pero usted es un caso extremo, no se le escapa ni uno. – Lo miré extrañada sin comprender que estaba queriendo decirme, por ello Luís sin tacto alguno decidió aclarármelo.- ¿Va usted a intentar engatusar a todo hombre que se le acerque...?- Mi mandíbula se desencajó sin previo aviso.- Si es así.- Continuó diciendo.- Me gustaría que ser informado para no acercarme demasiado, ni dejar que mis amigos lo hagan.

Sin pronunciar palabra alguna dejé el mapa, que hasta el momento había sostenido en la mano, sobre el escritorio y me acerqué a él. Me quedé mirándolo con odio y un glorioso sonido reverberó por el pasillo cuando mi mano chocó intencionadamente contra su mejilla. Y estupefacto lo dejé en la puerta de la biblioteca. Esperaba que aquello hubiera puesto a ese hombre en su lugar ¿De dónde había sacado mi tío a aquel ayudante? Era maleducado con rabia, despreciable y retorcido ¡Me había comparado con un animal! Era cierto que yo había intentado conquistar sin ningún éxito al señor Girl y también llamar la atención de un par de caballeros, pero nada tan escandaloso como para que pudieran tachar mi comportamiento de inadecuado. Tenía que hablar sobre aquel individuo con mi tío, y debía hacerlo cuanto antes.

Lo que las apariencias esconden (3° Libro  Saga VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora