- Te quiero.- Luis estaba tan sorprendido ante mis palabras que volví a sentir que besaba una piedra.- Cariño si no colaboras voy a pensar que te estoy forzando. - Dije entre risas, pero Luis continuaba estático. - ¿Luis estás bien? - pregunte preocupada.- Quizás sea tarde, sé que te he tratado injustamente mientras que tú me cuidabas como a una princesa... yo pienso compensarte pienso hacerlo el resto de mi vida, no volveré a dudar de ti y seré siempre sincera contigo. Y también espero que no existan secretos entre nosotros.- Él seguía sin responder.- Ya... supongo que es tarde... si cambias de opinión o necesitas algo... estaré en otra habitación. -Dije girándome y abriendo la puerta. Había perdido la oportunidad de ser feliz, de estar con el mejor hombre del mundo... Antes de salir de la habitación sentí como las fuertes manos de Luis se posaban en mis caderas y me obligaban a girar con brusquedad.
-¿¡Me quieres!?- apenas hablaba en un susurro y sus ojos delataban la emoción que embriagaba todo su cuerpo.-¡Te amo! - Exclamé sin poder dejar de sonreír.
-Y yo a ti, eres lo más precioso que me ha dado la vida y retiro todo lo que he dicho. - Dijo alzándome del suelo y abrazándome.- Pienso enamorarte cada día de mi vida para que jamás tengas ni que plantearte el hablar con otro hombre.
Entre besos y risas de felicidad nos fuimos desplazando por la habitación. Poco a poco nuestros besos se volvieron más salvajes y desesperados. Ambos necesitábamos sentir al otro, deseábamos aquello de lo que nos habíamos privado durante tanto tiempo. Lentamente nos fuimos desprendiendo de la ropa, sin dejar de besarnos y mirarnos con tal intensidad que pensaba que no podría ser más feliz que en aquel momento. De pronto Luis se detuvo y separó su cuerpo unos centímetros del mío, apenas si se había movido, pero yo sentí un vacío horroroso, por eso mi cuerpo volvió a pegarse al suyo.-Camille, Camille espera...- Luis debía estar haciendo uso de todo su autocontrol para poder tener la mente clara en ese preciso instante, porque yo no era capaz ni de pensar. - Si te sientes incómoda en cualquier momento dímelo... ¿de acuerdo?
-Aja. - Dije volviendo a besarlo de nuevo.
- Esta vez será mejor... seguro.- Parecía que aquellas palabras iban dirigidas a él mismo.
-¿Qué pasa Luis?
- No quiero volver a hacerte daño...- dijo desviando la mirada.
- No es tu culpa que me duela las primeras veces, no pasa nada.... Quiero esto Luis.-Dije posando una mano en su mejilla.
- Si lo es, si tuviera algo de experiencia sabría que hacer... -Esa revelación me asombró, y pareció que mi rostro mostró mi sorpresa.- Nuestra primera vez... fue mi primera vez.- Dijo avergonzado sentándose en el borde de la cama. Yo me quedé un rato procesando esa información... Una sonrisa se dibujó en mi cara y me levanté de la cama para sentarme sobre mi marido.
- Ese es el regalo más grande que nadie me ha hecho jamás. - El alzó la vista dudoso, yo lo rodee con mis brazos. - Eres un Duque apuesto, atractivo y encantador y el hecho de que no te acostaras con nadie en 24 años solo me hace quererte más. - Luis no parecía muy convencido con mis palabras, por ello di un par de saltitos intentando animarlo. Realmente necesitaría cien vidas para merecerme a este hombre.
-Camil... - dijo algo tenso.- Si sigues haciendo eso... no voy a poder controlarme.- Ambos nos reímos recordando la primera vez que me había dicho esas mismas palabras.
- ¿Si? ... entonces no dejaré de hacerlo jamás.
Ese día ambos descubrimos lo que era entregarse en cuerpo y alma al otro. Lo que era sentir el mayor placer del mundo intentando hacer feliz a la persona que amábamos.
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Lo que las apariencias esconden (3° Libro Saga VERDADES OCULTAS)
Ficção HistóricaCamille Sant se ha jactado toda su vida de aquellas personas que se ceñían a cumplir lo que las normas sociales establecidas, pero debido al comportamiento de sus dos hermanos mayores ve caer sobre ella la responsabilidad de restaurar la reputación...