Mientras mis compañeros disfrutaron de la hora del descanso, a mí no me quedó otra que quedarme encerrada en clase cumpliendo con el castigo que la profesora me impuso por mi necedad.
Tampoco fue tan terrible, pues me mantuve ocupada adelantando los deberes de la semana sin que nadie me incordiara, y ya para cuando sonó el timbre, regresé mi atención a las materias que se impartieron posteriormente.
Aún y la normalidad en la que continuó el jornal, las miradas que Adrien me dedicaba en ciertos momentos me estremecían, no logrando descifrar qué era lo que pretendía en cada vistazo que lanzaba en mi dirección.
No creía haber hecho algo que lo molestara, pues desde primera hora de la mañana que no había vuelto a tener oportunidad de hablarle. Pero, fuera como fuera, sus ojos se adherían a mí de una manera que desarmaba mi alma.
Cuando al fin llega la hora de recoger e irse a casa, todos se levantan de sus sitios y se reunen con sus grupos de amigos; todos excepto Adrien, quien en un semblante serio me espera en el marco de la puerta con las manos en los bolsillos del pantalón.
Al acercarme, el corazón rezumba contra mis oídos y me aferro con fuerza a las tiras de mi mochila, a la vez que intento que las rodillas no desfallezcan al dibujar una sonrisa que solo a él va dirigida.
- Hey, ¿no ibas a clase de...?
- Marinette.- me interrumpe sin vacilación y yo me quedo callada y atenta, viendo como luego sus facciones se suavizan para observarme con simpatía-. ¿Te parece si te acompaño un rato?- lo miro extrañada y él relaja la postura-. Mi clase de esgrima no empieza hasta dentro de diez minutos, así que... Tengo tiempo.
Dudo inicialmente de esa proposición, pero termino por acceder en un mudo asentimiento y los dos comenzamos a caminar por los pasillos del centro en solemne silencio.
Las preguntas se amontonan en mi cabeza, ojeando con disimulo el perfil de mi amigo mientras él tiene la vista puesta enfrente.
«Quizás debería decir yo algo...»
La incertidumbre me embarga, notando como si a cada paso que doy, más asfixiante se hace la atmósfera enrarecida que entonces nos envuelve.
- Bichito...- un escalofrío recorre mi columna y escucho temerosa al percibir su tono de voz-. Tú... ¿Hay algo que te preocupe?- lo miro irresoluta y él suspira con una sonrisa pesarosa-. Lo digo porque últimamente me da la impresión de que hay algo distinto en ti...
- ¿Algo distinto?
- Sí, ya sabes... Estás más distraída, y... Bueno, lo del castigo de hoy... ¿No hubiera sido más sencillo darle la libreta a la profesora?
Aparto la mirada y tenso la mandíbula.
- Es posible...- niego de lado a lado-. Pero si lo hacía cabía la posibilidad de que leyera en voz alta lo que había escrito...
- ¿Y? ¿Qué tiene eso de malo? Es solo una libreta de apuntes, no un diario secreto...- se inclina hacia mí y sus verdes conectan con mis azules-. ¿Verdad?
En esa estrecha cercanía de nuestros rostros, siento el calor concentrarse en mis mejillas y el aire abandonar entrecortado mis pulmones. Quedando hechizada de esos ojos brillantes cual esmeraldas que calan en lo más profundo de mi ser.
Quiero suprimir esos centímetros que nos separan y poder probar al fin el sabor de sus besos. Quiero aparcar el miedo para satisfacer aquello que vehemente deseo, sin tener que preocuparme por las consecuencias. Y durante mi silenciosa indecisión, tengo la sensación de que él también duda y no se atreve a realizar ninguna acción en concreto.
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𝐀𝐃𝐑𝐈𝐍𝐄𝐓𝐓𝐄⋆ ❁ 𝙎𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩 ❁
FanfictionPara Adrien, ella es su amiga de confianza. Para Marinette, él es su sueño frustrado y platónico amor. Una amistad puede verse amenazada si una de las partes alberga sentimientos contradictorios; unos sentimientos que bien pueden ser confesados o at...