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Un día más. La tarde del día anterior no estuvo mal, después de la práctica de esgrima, pude pasar el rato con Adrien y tomar algo con él en una cafetería del centro... Lo malo fue la presencia de Kagami en aquella cita.

«No era una cita, Marinette...»

Obviamente mi subconsciente siempre consigue traerme de vuelta a la realidad y dejarme por los suelos. Después de darme una ducha y vestirme con unos shorts y una camiseta negra, bajo a desayunar con mis padres, quienes ya han preparado la mesa y prácticamente terminado de comer.

- Buenos días, cielo.- me saluda mi madre con una amplia sonrisa-. ¿Has dormido bien?

- Buenos días.- alcanzo una tostada con mermelada y me la llevo a la boca-. Sí, no puedo quejarme.

- ¿Es que no vas a sentarte?- indaga mi padre mientras revisa el periódico y me mira con discreción.

- He quedado con Adrien para ir a clase.- me concentro en masticar, notando las miradas fisgonas de mis mayores puestas sobre mí.

- Eso es bueno.- menciona mi madre en un tono de lo más provocador-. Y, ahora que lo pienso, hace tiempo que no lo invitas a casa...- sonríe granuja-. Tal vez, ¿podrías decirle de venir un día de estos?

Casi me atraganto con la comida, dándome unos golpes en el pecho por tal de no ahogarme antes de acabarme el desayuno.

- Quizás le comente algo, pero... Ya os avisaré.- bebo un poco de zumo, retrocediendo con algo de prisa-. En fin, nos vemos por la tarde...

- Saluda a Adrien de nuestra parte.- añade mi padre, haciéndome ruborizar en el acto.

No le sigo el juego, recogiendo mis cosas y saliendo a la calle con urgencia por tal de huir de demás comentarios bochornosos en relación a mi... Amigo.

Ya fuera de casa me siento más tranquila. Andando más despacio y con los nervios disipándose, al menos, hasta que al llegar a una esquina veo al protagonista de mis sueños asomarse con una expresión risueña que acelera mi corazón.

Seguro que un día de estos moriré a causa de las arritmias que él me provoca, aún así, bienvenidas sean mientras pueda tener la suerte de verlo y tenerlo en mi vida.

- Buenos días, Bichito.- voy a responder, pero me sorprende al tomarme por la cintura y levantarme como a una niña pequeña.

- A-Adrien, ¿qué estás haciendo?- estoy roja, lo sé. No necesito verme, lo noto con el ardor que se concentra en mis mejillas.

- Nada.- se ríe de una forma que me deja embelesada, luego bajándome despacio de pies al suelo-. Solo me alegra ver a mi mejor amiga.

Tan rápido que creí estar en el cielo y enseguida caigo en las brasas del infierno al ser catalogada de esa manera. La única categoría a la que puedo aspirar.

- Qu-qué bobo eres.- me peino un mechón detrás de la oreja, fijando la vista hacia el horizonte.

- Debe ser que es viernes.

- Es martes...

- ¿De veras? Bueno, pues estoy de buen humor.

Avanzamos de camino al instituto el uno al lado del otro y yo no puedo evitar preguntarme el motivo de sus alegrías. Notando un nudo en el estómago al aferrarme a las tiras de mi mochila.

- Ayer... ¿Cómo fue con Kagami?- dios, no sé ni por qué pregunto. Debo ser masoquista-. Me refiero a después de que yo me fuera...

- Mm... Normal.- cruza las manos tras la nuca en un gesto pasota-. La acompañé a casa y poco más.

𝐀𝐃𝐑𝐈𝐍𝐄𝐓𝐓𝐄⋆           ❁ 𝙎𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩 ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora