𝐀𝐃𝐑𝐈𝐍𝐄𝐓𝐓𝐄⋆ ❁ 𝙎𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩 ❁

10

No sé qué estoy haciendo, pero lo mejor es no pensarlo demasiado. Después de un rápido paseo me detengo delante de la puerta de la casa de Adrien, sin saber muy bien de donde sacar el valor necesario para llamar y plantarle cara a la situación.

Sé que lo más fácil sería leer la dichosa nota y resignarme, pero no quiero parecer más una cobarde. Sobre todo con él. Suficientemente había rehuido de mis sentimientos para seguir así incluso al final.

«Ya estás aquí, toca el timbre y acaba con esto de una vez.»

De nuevo mi subconsciente me golpea con la verdad, dándome el empujón que me falta para llamar y esperar que alguien me reciba.

Mientras estoy fuera, me replanteo mi reacción y regresar por donde he venido, pero no tengo tiempo de retirarme que la puerta se abre ante mis ojos y el rostro sorprendido de Adrien me deja sin habla y con las piernas temblando como a un flan.

- Marinette...- su voz parece un susurro, mostrándose asombrado-. ¿Cómo es que estás aquí?

Inspiro profundo y aprieto los puños con fuerza.

- He venido a hablar.- mis manos tiemblan, tratando abrir el bolso y sacar el papel que él previamente me había traído a casa.

- ¿Has podido leerlo?- me pregunta antes de que yo pueda volver a contestar-. ¿Es por eso que estás aquí? Porqu...

- No lo he leído.- lo interrumpo con contundencia, mirándolo fijamente a los ojos-. Y no voy a hacerlo.- le entrego el folio sin siquiera desplegarlo-. Si hay algo que quieras decirme, simplemente... Dilo.- noto un nudo en mi garganta que cada vez se hace más persistente, sobre todo al luchar porque la mirada no se desvíe de ese rostro que me tiene dolorosamente enamorada-. Así que... Sea lo que sea... Por mal que resulte...- suspiro-. Suéltalo y lo aceptaré sin más.

No sé de dónde estoy sacando el valor para hablar, ni cómo aún no me he echado a llorar. No obstante, resisto y aguardo lo más firme que puedo mientras él me contempla con seriedad.

- Que lo suelte...- murmura en voz suave, sonriendo sin ganas a la vez que va desplegando el papel entre sus manos-. Suena más sencillo de lo que en realidad es...

- Dudo que sea más difícil que aguantar las burlas de tus compañeros mientras Kagami se dedica a hacer públicos tus sentimientos.

Quizás he sido demasiado directa, pero su expresión no me transmite ningún tipo de aversión. Más bien parece que sienta... ¿Tristeza? ¿Compasión?

Baja la mirada al suelo, tanteando el papel.

- Kagami se pasó de la raya.- me dice con voz seria-. De hecho... Tuve una discusión con ella después de que te fueras, y... Bueno...- suelta un bufido-. Se puede decir que se acabó.

¿Se acabó? ¿A qué se refiere?

No quiero darle vueltas al asunto y me limito a verlo, quedándome extrañada al fijarme en cómo él se aclara la garganta y se dispone a leer lo que hay escrito en el papel.

- Eh, ¿qué haces?- pregunto dubitativa-. Se supone que he venido hasta aquí por explicaciones, no a que...

- Calla.- interviene esta vez en un tono impositivo que me escama, obligándome a guardar silencio y atender recelosa-. Luego, si quieres, te daré las explicaciones que desees, pero antes... Deja que lea.

Bajo el rostro y me abrazo en desasosiego, manteniéndome quieta y a la expectativa de lo que sea que esté por exponer.

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Eres cabezota pero amable,
por eso eres mi mejor amiga,
la que con su corazón afable
mis penas y dolores mitiga.