02 | Uzui Tengen |

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02
Romper
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— Estamos casados, Uzui. No puedes estar coqueteando con cualquiera. —Imara lo observo fulminante, manteniendo sus manos entre sus caderas, justo como una madre haría.

— No son cualquieras, son mis subordinas Suma, Makiro y Hinatsuru kunoichis. No vuelvas a empezar con eso de que tú también eres una, ya te lo dije, tú eres suficiente para mi —Se excuso él, un tanto harto de siempre tener aquella conversación.

— ¡Pues no lo parece! —Exclamó, sintiendo como un nudo se instalaba en su garganta— ¡Siempre dices eso pero no paras de coquetear! ¡Pareciera que verdaderamente no es suficiente conmigo!

Él se quedo callado, observándola atónito sin saber que decir. Usualmente aquellas discusiones nunca terminaban en nada grave, disculpándose al poco tiempo y fingiendo que nunca había pasado.

— Imara… —Murmuró, acercándose a ella y amagando a tocarla.

Al instante recibió un manotazo, dejándolo sorprendido con tal acción, jamás había siquiera intentado golpearlo, o insultarlo. El sintió un terrible dolor en el pecho, y más cuando la vio llorando sin consuelo, con una expresión llena de rabia, tristeza y decepción, que a él le había dolido más que nada.

— Satisfacete y vete a casar con ellas, pero a mi no me hables ni me toques —Dio la media vuelta y sin decir nada más, salio de la casa.

— ¡Imara! —Logró escuchar detrás de la puerta, Tengen finalmente había reaccionado y iba detrás de ella.

Se fue de ahí, corriendo y tratando de limpiar las lágrimas que no dejaban de salir, estaba destrozada y ahora sola, pero ella misma lo había querido así.

Entró en el bosque, dejando atrás el terreno del pilar del sonido y sin importarle que el sol se estuviera poniendo, se dirigió a la ciudad que estaba tras atravesar el bosqueje de pinos.

La noche cayó, y con ella el frío se hizo presente, tan infernal que no tuvo de otra que abrazarse así misma. Aún sin querer parar para descansar u refugiarse, continuó caminando en completo silencio como había aprendido hacer desde pequeña.

El sonido que se hace al pisar una rama fue lo que llamó su atención, en modo alerta subió en lo alto de un árbol de un solo salto, se preparó para luchar, con sus… ¿sus kunais?

Los había olvidado en la casa del ninja, ahora si que se podía decir estaba totalmente desprotegida. No tenía ni una sola arma para poder vencer a un demonio en caso que se tratara de uno, su única alternativa era huir.

Dos individuos salieron del espesor, con la piel pálida y los ojos completamente negros, de largo cabello rojo. Demonios, y por lo que Imara veía, ellos estaba ciegos y sólo se guiaban por los sentidos, creyendo que sería fácil escapar estuvo lista para saltar.

— ¿A donde vas? —Se quedo helada, y bajando la vista vio a los otros dos acercarse, entonces se trataba de tres o incluso más.

No lo había sentido, y sin dudarlo dio un salto para evitar ser atrapa, uno más apareció, queriendo arañar su espalda con las largas garras que sobresalían de sus dedos. En el aire le fue imposible esquivarlo por completo, hiriéndola con levedad.

Cayó al suelo parada y aún teniendo la idea de escapar, trato de correr por la izquierda, donde supuestamente no había ninguno. Se había equivocado al verlo aparecer, todos iguales, todos idénticos.

Retrocedió en un salto para evitar que las garras del demonio le dieran, pero no pudiendo esquivar la patada que le fue dada por otro de ellos.

Ahogó un corto de dolor ante las terribles punzadas en su costado. Colocó su mano en el golpe, mientras que retrocedía sin saber que hacer.

De nuevo, uno se abalanzó para arañarla y otro para golpearla, esquivando a ambos, pero tendiendo que lanzarse al suelo. Y se repitió, pero esta vez las garras rojas del demonio lograron hacer un profunda herida en su hombro derecho. Con dificultad, y respirando cada vez con más lentitud, logro asestar un puñetazo en uno de ellos, no muy fuerte, pero lo suficiente para separarlo de ella.

— Maldita —Gruño entre dientes el golpeado, y haciendo una seña con sus manos, los cuatro se lanzaron contra ella.

El primero apenas pudo rasgar parte de su blusa, el segundo había atravesado su pierna haciendo que cayera las suelo. El tercero, logró rasguñar su frente y un poco del moflete, y el último, vaya que había hecho una terrible herida en su costado.

Su boca se lleno del líquido carmesí, y sin poder hacer nada más, se quedo en el suelo bocaabajo. Sus ojos ámbar observaron el suelo, y cerró los ojos concentrándose en las imágenes del ninja.

Uzui Tengen, la persona a la que había amado, y ahora por su tontería, aún sabiendo como era, estaba lejos de él.

No sintió nada, ya no hizo nada y perdió la conciencia, quedándose con la simple imagen del hombre que era su esposo.

No sintió nada, ya no hizo nada y perdió la conciencia, quedándose con la simple imagen del hombre que era su esposo

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❥ Pilares: One Shot's ||「Kimetsu no Yaiba」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora