❝ Incluso en un mundo oscuro, el amar es posible...❞
Los pilares son gente conocida como los más fuertes cazadores de demonios, personas tan poderosas capaces de dominar sus técnicas de respiración a la perfección, e incluso, creando nuevas.
Cada un...
Fue el pie de Tokito quien la tiro directo al río en aquel caluroso día. Con enfado y rapidez, no tardo en volver a ponerse de pie, no ocultando su descontento al verlo.
— ¡¿Porqué has hecho eso, Muichiro?! —Chillo, quitándose el cabello de la cara y saliendo completamente del agua.
— No has parado todo el día de quejarte por el calor que hace, pensé que un chapuzón te callaría —Se excusó encogiéndose de hombros, sin importarle.
Sus ojos jade se dirigieron a ella, observando como el uniforme se había pegado a su cuerpo por el agua, desvío su mirada cuando estos se habían dirigido a su pecho, con un leve rubor cubriéndolo.
— ¡No es excusa, Tokito! —Alegó mientras avanzaba con pasos que dejaban mojado el suelo.
Sin decir nada, él lo siguió por su hogar, dirigiendo disimuladas miradas a la joven delante suyo. Milo, abrió la puerta corrediza de la entrada que contenía la estadía, donde se encontraba uno que otro de los estudiantes de la niebla los cuales no tardaron en dirigir sus ojos en la recién llegada.
Milo ni caso hacía a las lujuriosas mirada que contenían algunos, concentrándose en llegar a su habitación y secarse de una vez. Tokito, no tardo en mandar sus furiosos ojos jade a sus discípulos, le reconfortaba saber que podría golpearlos en los entrenamientos.
Observó al frente, y ella ya no estaba más, se había ido con su característica rapidez. Suspiro mientras avanzaba a la habitación de la femenina, pensando si sería buena idea disculparse con Tiaret.
Como lo había hecho la azabache en un inició, abrió la puerta, moviendo el tatami aún lado, vaya imagen termino encontrando.
Milo no tenía casi ropa, había llegado justo cuando se había desabrochado el top. Ahora, solo estaba en bragas, él tenía que admitir, se estaba desarrollando bien.
Se quedo embobado, observándola desde la puerta sin moverse. En cambio, la contraria aún no se había dado cuenta del intruso que yacía detrás suyo.
— Tienes... Bonito cuerpo —Un leve grito del susto provino de la femenina, quien se calmo al darse cuenta quien era el que se encontraba ahí.
Dio una leve sonrisa, sin importarle tener los ojos del varón en ella, después de todo le tenía toda su confianza, pero aún así, se encontraba un poco incómoda.
— ¿Te quedaras viéndome? —Preguntó, no le importaba, pero Tokito no parecía estar en si mismo.
— ¿Eh? —Salió con la cara roja, cerrando la puerta tras de sí y sintiéndose extrañó.
Su mente recapitulaba las imágenes de ella en esa forma, si bien, olvidaba las cosas con facilidad, no parecía que aquella escena desaparecería de su mente por un tiempo.
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