Capitulo 10

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Su sueño era tan profundo que cualquier persona que lo viera pensaría que jamás despertaría.

Escuchó unos golpes en su puerta. Abrió los ojos de golpe, cerrándolos al instante pues la luz que se colaba por la ventana le lastimaba.

—¡Alec!— Magnus seguía tocando su puerta.

El chico se levantó de la cama con torpeza.

Abrió la puerta y la escena era trágica.

Magnus, con ojos rojos e hinchados. Los labios gruesos y su cabello alborotado, con lágrimas en su rostro se apareció en su puerta.

—Alec...— suspiró Magnus con dolor.

—¿Qué pasa?— si algo le pasaba a Magnus, no le perdonaría la vida a quien le causó tanto dolor.

—Ella murió.

Alec no captó el mensaje, así que volvió a preguntar.

—¿Quién, Mags?

—Camille.

«Así que ya murió la perra. Mi gente es efectiva.» pensó con orgullo, mostrando un poco de dolor.

—Ven.— Alec abrió la puerta, abrazando a Magnus por los hombros, y dirgiendolo al sofá. —Respira.— Alec le puso el ejemplo de como respirar y Magnus lo imitó. —¿Me quieres contar qué pasa?

Magnus dio más respiraciones profundas y cuando logró controlar su llanto habló.

—Hace cinco meses estuve con alguien, yo la amaba y ella parecía amarme también. Hacíamos todo juntos, en algún momento pensé en casarme con ella.— la voz de Magnus se quebró casi en el último momento. —Pero un día regresé temprano de mi trabajo y la encontré... la encontré...— volvió a derramar algunas lágrimas más, y Alec sentía tanta rabia, incluso después de muerta esa perra lo hacía llorar. —La encontré en la cama con otro, Alec. Ella me confesó que nunca me amó y que sólo estaba conmigo para divertirse, decía que me tenía asco y que nunca nadie se fijaría en un adefesio como yo.— lágrimas amargas corrían bajo los hermosos orbes de Magnus.

En ese momento, Alec se sintió tan orgulloso del trabajo que habia mandado a hacer que no pudo evitar sonreír internamente.

—¿Y ella murió?

—Esta mañana me ha hablado el general Luke para darme la noticia.— Magnus sorbió por la nariz. —La violaron, la ahorcaron y le hicieron demás salvajadas. Y por si fuera poco, le han mandado una extremidad al general con las iniciales de quien hizo eso.

—¿Y saben quién lo hizo?

—Pues la persona de quien te hable anteriormentee, el tal Alec.— mencionó Magnus mirando a los ojos al chico frente a él.

—Es una vergüenza tener que llamarme igual que ese infeliz.— Alec abrazó contra su pecho a Magnus. —Tranquilo, todo estará bien, ahora ella está en un lugar mejor.

Alec escuchó el llanto de Magnus estrellarse contra su pecho.

Los minutos pasaron pero Alec dejó de escuchar a Magnus quejarse, así que lo separó de su pecho, sólo para observar que el chico se había quedado dormido.

Con toda la fuerza que le quedaba, trató de cargar al agente hasta la cama del pelinegro. Una vez ahí, lo cubrió con una manta, y jaló una silla para ponerla a un lado de la cama y poder estar cerca de él. Acarició el mechón verde que poco a poco perdía ese color, volviéndose amarillo por partes. Miró las facciones relajadas de su rostro. ¿Quién quisiera hacerle daño a un chico como Magnus?

«Seré quién cure tus heridas y siempre te protegeré.»

(...)

Magnus abrió lentamente sus ojos, y lo primero que observó fue el rostro de Alec a centímetros de él. El chico respiraba lento y profundo. Su cuerpo descansaba en una silla, pero su cuello y cabeza estaban en la cama.

Alec se alarmó y se alejó poco a poco de él. Trató de levantarse y dirigirse a su apartamento, pero en el acto Alec despertó.

—¿Cómo estás, campeón?— preguntó el pelinegro con voz ronca, provocándole a Magnus un escalofrío.

—Supongo que bien.— Bane se sentó en la cama, mirando hacia sus pies desnudos. —Creo que todavía la amaba.

Alec sintió algo en su interior arder. Sentía mucha ira, escuchar esas palabras de la voz de Magnus lo hacía retorcerse de furia.

—¿Qué?— Alec se levantó exasperado de la silla, caminando de un lado a otro. —¿Cómo puedes decir eso?

Magnus parpadeó asombrado, temía por su integridad, porque Alec comenzaba a adoptar un color rojizo en su rostro.

—Alec, tranquilízate por fa-

—¡Cállate!— Alec tomó su cabello entre sus manos. —¡Eres un estúpido! ¡No puedo creer que sigas sintiendo algo por esa perra muerta!— Alec elevó su tono de voz y al parecer se podía escuchar afuera, porque Alec escuchó como Tobby comenzaba a ladrar.

—Alexan-

—Por eso te trató como te trató.

Magnus se levantó de la cama indignado.

—¿A dónde vas?— Alec tomó por el hombro a Magnus.

—¡A mi apartamento!— Magnus trató de zafarse. —Esto no nos lleva a ningún lado.

Alec se colocó en frente de Magnus, tomó el rostro del chico con sus manos y acarició las mejillas.

—Magnus, tú vales mucho más que eso. Eres un hermoso hombre, no sólo físicamente, sino sentimentalmente. No te conozco mucho, pero sé que vales la pena.

Magnus miraba con sorpresa a Alec, mientras seguía manteniendo sus brazos relajados a sus costados.

—Alec...

—Sé que tal vez ésto sea algo nuevo para ti pero no puedo evitarlo.— sin decir más Alec terminó con el espacio entre ellos.

Los labios del pelinegro se movían al compás de los latidos de su corazón, a comparación de Magnus, quien se encontraba estático en el lugar, sin saber que hacer o decir.

—Por favor Mags, mueve tus labios.— suplicó Alec entre el beso.

Magnus suspiró y algo en él comenzó a reaccionar. Sus labios dejaron de estar estáticos, y acompañaron a los de Alec en esa larga travesía.

Ambos chicos no sabían lo que pasaría después, pero ellos sabían que ya no había vuelta atrás, las cosas cambiarían para bien o para mal, esa sólo era su decisión.

El oxígeno en sus pulmones se comenzaba a agotar. Ambos se separaron, Alec no dejó de sostener la diminuta cintura de Bane, mientras que él no dejaba de mirar al piso, tratando de reacomodar su respiración.

—Me tengo que ir.— habló Magnus con un toque de tartamudeo.

—Por favor no.— Alec chocó su frente con la del chico. —Quédate un rato más.— su voz salía en un susurro, como si su dignidad se fuera con ella.

—Me gustaría pero tengo que viajar a México. Me tengo que despedir de ella.— Magnus quitó las manos de Alec de su cintura y caminó hacia la puerta. —No puedo llevar a Tobby conmigo, ¿puedes hacerte cargo de él por los siguientes dos días?— preguntó Bane apenado.

—Seguro.— murmuró Alec, yendo de regreso a su cama.

—Genial. Te dejaré una llave de copia.— Magnus abrió la puerta. —Nos vemos pronto.



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Yeiii!!!!! Su primer beso!!!

Estupid in love (Malec) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora