Estupid in love (Malec) (TERMINADA)

Capitulo 14

Alec llevaba tocando la puerta principal más de cinco minutos, y lo único que lo mantenía ahí eran los ladridos de Tobby.

Volvió a tocar más fuerte.

—¡Voy!— escuchó detrás de la puerta. —Ya voy.

Magnus apareció en el interior, con mechones de cabello cepillándole la frente, y tal vez con una poca de saliva seca a un lado de su boca.

—Cámbiate, nos vamos.

—¿A dónde?— Magnus restregó su mano sobre sus ojos. —Es muy temprano, quiero dormir.— hizo puchero e intento cerrar la puerta.

Alec lo impidió.

—Magnus son las doce del mediodía.

—¡¿Qué?!— el chico abrió los ojos de par en par. —¡Dios mío! ¡Tengo cosas que hacer del trabajo!— Magnus dio media vuelta y se metió de nuevo a su apartamento. —¡Me van a matar!

—Hey Mags, nada de eso.— Alec botó el balón de básquetbol. —Olvídate de tu trabajo, ahora tenemos que ir a jugar un partido.

Magnus negó con la cabeza. Se dirigió a su recámara y Alec lo siguió.

—Estoy sumamente atrasado en asuntos de mi trabajo. No tengo ni una cuarta parte de mi informe escrito.— Magnus comenzó a sacar como loco ropa del clóset.

—¿Y cuál es tu trabajo?— Alec preguntó, mirando hacia todos los lugares, menos al trasero de Magnus.

—Ya hemos hablado de eso Alec.

El pelinegro se acercó al buró de noche que había a un lado de la cama, sin que Magnus se diera cuenta, y pudo notar que algo brillaba, se trataba de la placa policíaca de Magnus.

—Sí, sí, empresario, ¿no?— preguntó el chico tomando con una mano la placa, Magnus hizo un sonido con su garganta en afirmación. —¿Entonces qué es esto y por qué tiene tu nombre?

Magnus volteó al escuchar el tono de voz del chico, se aproximó a él y le arrebató la placa de su mano.

—¡¿Por qué agarras cosas que no son tuyas?!— el chico elevó su tono de voz, notablemente molesto. —¡Eres un impertinente y metiche! ¡Lárgate de mi apartamento!— Magnus tomó por la espalda al chico y lo empujó fuera de su habitación.

—Magnus, pe-

—¡Lárgate!

Terminó con sacarlo del apartamento y cerró la puerta azotándola en sus narices.

Alec estaba más que molesto.

(...)

La última vez que sufrió una humillación y no mató a la otra persona fue cuando habían pasado dos días de la muerte de su madre. El alcohol tomó preso a su padre, condenándolo a un fin drástico. Pero recuerda ese día como si hubiera ocurrido hace algunos segundos.

"—Tu madre quería un varón, pero yo quería una mujercita.— su padre bebió un poco más de cerveza. —Una mujercita es capaz de llevar las riendas de una casa, en cambio tú...— el padre señaló al niño con desprecio. —Eres un inútil, bueno para nada. ¿Qué va a ser de mí y de tu hermana sin una mjer que nos atienda? Tu madre fue una inútil al no poder parir una hembra.

—Tú también puedes hacer cosas de madres.— el pequeño Alec mordió su labio inferior tras decir aquellas palabras.

El hombre furioso, tomó al pequeño con velocidad por el cabello, llevándolo a su recámara.