Cap 3☆

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—¡Caray, Magnus!— exclamó Ragnor, mirando el plato de ensalada con un pedazo de pollo asado que se comería el castaño. —Es tu primer día de ejercicio y ya comes más saludable que mi novia.

Ambos chicos rieron escandalosamente.

—Me lo estoy tomando en serio. Eso es todo, Ragnor.



(...)

El sudor cubría al dorado cuerpo de Magnus. Respiraba agitadamente mientras se colocaba mejor los guantes de boxeo.

—¿En serio crees que puedes estar en forma en menos de un mes?— preguntó su amigo Ragnor, mientras sostenía el saco de box, que su amigo se mantuvo golpeando por más de media hora.

—Ese es el tiempo que me ha dado el coronel para ponerme en forma.— dijo Magnus, volviendo a ponerse en posición de ataque. —Tienen que localizar a ese hijo de perra, y también mencionó que ese tiempo me serviría para tomar algunos cursos de tiro con cualquier tipo de arma. Dice que eso me mantendrá con vida.

Ragnor rió incrédulo, pues su amigo se mantenía positivo a todo, pero no lo abandonaría, hasta le agradaba la idea de ver a su amigo en un mejor cuerpo y con un mejor puesto de trabajo.

(...)

Veinticinco días de ejercicio intenso, comidas y dietas saludables, y cursos de capacitación en armas fueron los causantes de hacer a Magnus como se veía en ese instante.

Lejos estaba el Magnus flacucho, con piernas flacas, y sin chiste. Ahora su espalda estaba un poco más ancha y sus brazos y piernas habían cobrado forma, no mucha, pero había una gran diferencia. Dejó crecer su melena, no tan larga, pero ahora era necesario ponerse algún tipo de pañuelo como diadema para evitar que sus cabellos se le vinieran a la cara.

Era otro; era hermoso.

Su celular sonó, y en la pantalla decía "llamada entrante: Luke".

No lo dudó y aceptó la llamada.

—¿Diga?— su voz no había cambiado, siempre había sido sexy, y la seguía manteniendo así.

—Bane, es hora.— respondió el coronel sin mucha expresión.

—Estoy en la oficina en media hora.

Y sin decir más, colgó.

Se colocó su saco y tomó su portafolio, se despidió de Tobby y salió de su apartamento. No había vuelta atrás, se había metido en esta mierda, saldría de esa mierda.



(...)

—Magnus.— suspiró Camille al verlo cruzar por las puertas de la sala de juntas.

El castaño a penas la miró y se dirigió hacia Luke.

—Estoy aquí, Luke. Empieza, que tengo un trabajo que hacer.— el chico miró sobre sus gafas al coronel, y se sentó sobre una de las sillas frente a la
gran mesa.

Luke sonrió con ambición y asintió.

—Camille, retírate.

La chica parpadeó al llamado y salió de la sala.

—Está en Nueva York. Al parecer en uno de los barrios más peligrosos. No se le ha visto desde hace más de un año, pero sigue haciendo de las suyas.— dijo el hombre con voz sombría, y aventó las fotos de hace más de un año en la mesa.

—Si sigue haciendo estupideces, ¿cómo es posible que nadie lo capture o al menos saque una fotografía?

—De la misma forma en la que te sigo teniendo, sabiendo que eres un estúpido que no puede sujetarse las agujetas

La mandíbula de Magnus se tensó y tuvo que apretar los labios para evitar soltar alguna grosería. Se concentró en las fotos que descansaban sobre la mesa de vidrio, las tomó y estudió mejor dichas fotos.

—Tres fotos no me sirven ni para limpiarme el culo, Luke.

La seguridad había llegado a Magnus conforme él tenía otro aspecto, y ahora más que nunca comenzaría a sacar sus garras.

—Sobre todo si en las tres fotos el chico está de perfil, con un gorrito tipo beanie que cubre toda su cabeza, unas gafas más enormes que mi trasero que le cubren medio rostro y una bufanda que pareciera que la hubiera tejido mi abuela en 1970, que dicho sea de paso le cubre la otra mitad del rostro. Todo lo que tengo, entonces, son tres fotos de una estúpida nariz, y de perfil. ¡Genial!

La ira comenzaba a correr por Luke. Magnus siempre había sido sumiso y nervioso, tranquilo en la mayoría de las veces, pero ahora pareciera un salvaje, queriéndole arrancar las orejas.

—Ese es tu estúpido problema, Bane.— escupió con rencor el hombre, pues sabía que el chico tenía razón, aunque jamás se lo diría. —Yo quiero a ese maldito tras las rejas, o muerto, me importa muy poco. Y cuidado de cometer algún error o lo lamentaras.

Magnus rodó los ojos sin mucho que decir, y salió de la oficina. Tenía muchas cosas que hacer, una de ellas era reservar algún vuelo a Nueva York lo más pronto posible.

Hola ps como les prometi les publicare sus cap corresponfientes gracias a las personas que leen y votan y pasen por mis otras adaptaciones

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-Mi cachorrito
-celos
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Estupid in love (Malec) (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora