Estupid in love (Malec) (TERMINADA)

Capitulo 4 ♡

El pelinegro se encontraba tirado sobre el desgastado colchón, jugando con una pelota sucia y desgastada de tenis. La pelota subía y bajaba, mientras Alexander intentaba atraparla con una sola mano. Su música era tan alta que los vidrios de la ventana del sótano retumbaban cada dos segundos.

La puerta se abrió de par en par y de ella salió el pequeño cuerpo de Jace.

—Alec, traigo algo para ti.— Jace se quedó en la puerta, esperando a que su amigo se levantara pero eso nunca pasó, Alec ni siquiera lo escuchó.

El rubio se aproximó al gran karaoke de su amigo y se apagó de pronto el heavy metal que escuchaba Alec.

—¡Hey!— el pelinegro se quejó, mientras la pelota de tenis le golpeaba la cabeza.

—Esa era mi única opción para que me hicieras caso.— Jace se excusó y se acercó a la cama de su amigo. —Me llegó esta información, Alec.

Jace estiró su brazo, dándole a Alec un sobre blanco.

—¿Qué es esto?— preguntó Lightwood, tomando rápidamente el sobre entre sus manos y abriéndolo al instante.

—Te están volviendo a buscar.— soltó Jace en un tono burlón.

—¿Qué?— Alec sacó las hojas del sobre.

"Nombre: Magnus Bane.

Edad: 23.

Lugar de nacimiento: Indonesia.

Lugar de residencia: México.

Cargo: gendarme.

Casos en los que estuvo involucrado: ninguno importante."

Alec no siguió leyendo, pues un ataque de risa le tomó por sorpresa.

—¿Ningún caso importante? ¿Están mandando a un maldito ridículo a atraparme? Pensé que la policía era más astuta; he perdido la fé en la humanidad.— el tono burlón no desapareció en ningún instante de la voz del chico.

—Es un mediocre que sólo estorba en México, y el general Luke sólo quería deshacerse de él, así que ¿qué mejor situación que dejarte a ti ese encargo?— la voz de Jace se mostraba neutra, sin rastro de diversión.

—¿Quiere que yo lo mate?

—En efecto.

—¡Wow!— soltó Alec, buscando las fotos del chico. —Pero primero... vamos a divertirnos un poco con él.— Alec se relamió los labios y mordió el inferior, mientras veía las fotos que Jace había conseguido para él.

—Bien, en esas hojas está toda la información, espero te sea útil.— Jace dio media vuelta y abrió la puerta.

—¡Jace!— llamó el pelinegro. —Gracias, carnal. Te debo varias.

El rubio sonrió con sorna y asintió, salió de la habitación, dejando solo a su demente amigo para que hiciera los planes necesarios.

Alec sólo se concentró en leer todas las hojas. La información contenida era estupenda, perfecta y muy bien detallada, Jace nunca lo decepcionaba. Jamás supo de donde sacaba toda esa información, pero a decir verdad no le interesaba del todo, su migo siempre lo sorprendía, así que no importaba cuantas veces hiciera esto, Jace siempre lo hacía mejor que la vez anterior.

(...)

EL ENCUENTRO.

El vuelo de Magnus estaba aterrizando y las mariposas en el estómago de él no dejaban de revolotear. Se sentía tan emocionado por este nuevo reto que la adrenalina jamás se había sentido tan genial en su organismo.