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Angel Dust, el mencionado, apartó su vista de la del mayor; el cual lo miraba como si de un preciado objeto se tratase. De una manera que definitivamente no le agradaba en absoluto al peliblanco, solo le incomodaba y le hacía sentir... diminuto, ante él.

─No entiendo... Explícate, Alastor.

─No puedo, no ahora. ─ Alastor relataba, mientras llevaba una de sus manos a su nuca y la rascaba, suspirando, para luego proseguir ─, pero prometo no hacerte daño.

─Me estás asustando.

De respuesta, recibió unas leves carcajadas robóticas por parte del pelirojo, sonido que logró erizarle la piel al contrario, hasta tal punto que sólo deseaba desaparecer de ahí.

─Lo entenderás. Sé que lo harás, eres inteligente.

─Bueno, está bien. Después será. ─ contestó malhumorado el de ojirosa, suspirando─ Solo necesito saber lo siguiente: ¿qué putas necesitas de mí?

Hubo un corto silencio, por parte de ambos. El suspenso que le ponía Alastor a la situación, provocaba que Angel tuviese pequeños arranques de piquiña por todo el cuerpo. Seguía sin poder mantener el contacto visual.

Necesito que seas mío.─en este caso, fue Angel quién rió tan fuerte, que logró sobresaltar al contrario, quien luego de sorprenderse sus facciones se tornaron neutrales.

─Demonios Alastor─ dijo entre risas ─ , muchos chicos han dicho lo mismo, pero... ¿Crees que alguno lo ha conseguido?

Las risas cesaron, el menor pasaba una de sus manos por sus ojos, quitando rastro de las lágrimas invisibles al reír tanto. La figura esbelta y bien formada del contrario se había vuelto más rígida, exigiendo autoridad y dominio; el pequeño encontró esto algo gracioso y llamativo para fastidiarle al mayor, así que intentó imitarlo. Cosa que lo logró.

"Maldición, haciendo esa clase de cosas simplemente provocan que quiera deborarlo aquí mismo."


─¿Y crees que yo soy igual a los demás? Estás muy equivocado, niño.─El mayor le había dado la espalda, caminando hacia una de las rojas ventanas de la habitación y posicionarse frente a ella─, solo son unas cuantas noches, en donde... requeriré de tus servicios. Te daré una buena paga, no te quejarás de nada.─de uno de sus bolsillos se asomó una paca de dinero, todos eran billetes de 100.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del chico al ver aquella paqueta verde, al percibir su olor tan jugozo. Digno de un festín. Cosa la cual tendría al comprar kilos y kilos de coca, bañándose en ella. Disfrutando lo bien que se sentía formar parte de ella, ser uno.

Procesó la información.
O bueno, lo intentó.


Era una buena propuesta, de eso no cabe duda, pero... ¿Realmente valía la pena, tener sexo con el socio de la chica que se supone que le estaba dando un techo, comido, y cama en donde dormir? Era muy difícil, más pensando bajo la presión del sonido que causaba el mayor mientras rozaba sus largas garras contra el vídrio de la ventana, incluyendo el olor increíblemente embriagante que desprendían esos billetes.

─Tienes 2 minutos para pensar.

─¡¿Qué, tan poco tiempo!? Al menos dame espacio, que esto es algo seri-...

El mayor le interrumpió ─Te quedan 1 minuto con 43 segundos, Angel.─sonrió de lado, mientras sus ojos se volvían a tornar oscuros.

Las gotas de sudor resbalaban por su frente, no sabía qué hacer, ni decir. Estaba congelado, mentalmente. Escuchaba el tik tak, proveniente del reloj de su negociador, en cual seguía entreteniéndose en sus pensamientos, y tareando una canción cuya melodía era casi incomprendible.

─10 segundos, Angel Dust.

Exclamó chasqueando sus dedos. ¿Tan rápido había transcurrido el tiempo?

La voz del mayor cada vez se hacía más y más profunda, estiró su mano derecha, de la cual desprendía un destello verde que se expandía a sus alrededores, opacando los demás colores de la habitación ─ 5, 4, 3, 2...

¡Acepto el trato!─ El grito que pegó el de cabellos blancos acaparó toda la habitación, y podría decirse que todo el hotel.

La sonrísa de Alastor se hizo más grande, y brillante que nunca.

─Muy bien, querido. Hoy por la noche, te espero en mis aposentos.

─Querrás decir... ¿aquí?─señaló el lugar en donde se hallaban.

─Pues claro, ¿donde más? Por favor, sé puntual. Si me disculpas, debo arreglar papeleo, adiós.─dijo, despidiéndose y desapareciendo.

Angel se sentía extraño, normalmente hacer tratos como estos le daba igual, con solo pensar en el dinero que recibiría olvidaba la situación, pero esto era diferente... No era cualquier persona, era el mismísimo Demonio Radio. Algo dentro de sí, le gritaba que lo que acababa de hacer era cavar su propia─y segunda─tumba hacia el inframundo, un lugar mucho peor que el infierno. Suspiró de manera cansada, un peso se trasladaba a su espalda y hombros, incomodándole. Esto no sería un trabajo sencillo.

Salió del cuarto sintiéndose, por primera vez, asqueroso consigo mismo.

────
N/A:

¡Creé un nuevo personaje! Saldrá en el siguiente capítulo, junto a una imágen, cuyo dibujo yo misma realicé, estoy tan emocionada. La canción de Mel logró inspirarme a escribir este capítulo, intenté ponerme el mayor salseo posible

(Sé que no debería ir tan rápido con los capítulos, pero no se me ocurrió cosa mejor que ir directo al punto)

¡Espero y estén amando esta historia tanto como yo!

Les quiere,

─r.

𝙐 𝙢𝙖𝙠𝙚 𝙢𝙚 𝙛𝙚𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙩 | 𝘙𝘢𝘥𝘪𝘰𝘋𝘶𝘴𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora