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Contenido +18 (sexual)
se agradece discreción.


A paso lento, Angel Dust se aproximaba a la habitación de Alastor, la cual quedaba muy alejada de todas, esta tenía su propia escalera y una alcoba original e incomparable a las demás. Jugaba con sus dedos e intentaba despejar su mente de cualquier corazonada de lo que ocurriría esa noche, se enfocaría en disfrutar del momento. O bueno, intentar hacerlo.

Era el Actor porno más reconocido de todo el infierno, ¿Por qué se sentía de esta manera? Había tenido sexo con miles de chicos, sido filmado y visto por más de cuatro millones de demonios. Esta situación no se asemejaba a lo anterior dicho, era más que obvio, pero al menos pensar en ello hacía que su ego al tener relaciones volviese a la normalidad. Quería hacerlo disfrutar, y tal vez, torturarlo; ya que al obtener un buen resultado, una buena corrida por parte del contrario, la paga sería mayor, o mucho mejor de lo propuesto con anterioridad.

Se hallaba ya al frente de la puerta negra. Elevó su mano derecha, y tocó con sus nudillos tres veces.

No obtuvo respuesta, así que simplemente pasó, sintiéndose libre de hacerlo.

"Maldición, ¿desde cuando tengo modales?"


─¿A-Alastor..? ─ preguntó con un tono de voz débil.

Pero tampoco tuvo respuesta.

Angel se tranquilizó, tal vez el mayor se había arrepentido sobre lo que harían, y con quién lo haría. De seguro lo pensó bien, y decidió cancelar por su puesta. El de cabellos blancos se abalanzó en la fría─pero muy cómoda─cama del pelirojo, suspirando y acurrucándose en ella. El olor que abarcaba las sábanas era embriagante para las fosas nasales del jóven, tanto que sintió que era una clase de droga extraña que comenzaba hacer efecto en él. Quedándose, así mismo, dormido.

[...]

─Hey Angel, despierta.

El mencionado abría sus ojos con dificultad, soltando un gran bostezo y un suspiro a la vez. Cuando su vista se aclaró lo suficiente como para ya poder distinguir el enfoque de sus manos, levantó su rostro, encontrándose con el de dos personas cuyo aspecto se le hacía mucho familiar.

─¿Ustedes quién carajos son?─ habló.

Obtuvo risas a cambio, pero no una respuesta clara. No hasta después de unos minutos.

─Por ahora no importa, prometemos decirte más tarde.─ habló el contrario, su voz sonaba mucho más profunda que la del primero.

Eran un chico y una chica.

─Está bien.

─No tenemos mucho tiempo, pero solo te queremos decir que... Confía en Alastor. Él no es la persona que parece ser, tiene un corazón. Corazón el cual revivirá y fortalecerá el tuyo.─la chica elevó su mano hasta chocar con suavidad en la mejilla de Angel.

Acarició, con mucho cuidado. No era una caricia cualquiera, esta demostraba afecto... Amor. El ojirosa no evitó llevar su mano derecha y apresar la de la chica ahí; no quería que quitase su mano, y menos que se detuviese. Sentía una paz serena en aquél lugar, lugar que era una colina que rodeaba un hermoso prado de color amarillento, ellos se hallaban en la punta, debajo de un gigante árbol, del cual desprendían hojas color otoño.

Observó su alrededor. Le parecía extraño no poder ver las caras de las personas que tenía a su lado, pero si poder ver el ambiente estaba situado ante él, brillando ante su belleza extravagante y única. Con un atardecer que hacía juego con los hermosos colores naranjas, rojos y amarillos.

𝙐 𝙢𝙖𝙠𝙚 𝙢𝙚 𝙛𝙚𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙩 | 𝘙𝘢𝘥𝘪𝘰𝘋𝘶𝘴𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora