15; [🥀]

5.4K 598 549
                                    

A la mañana siguiente, el primero es despertar fue el peli-rojo, quien no sentía ganas de levantarse y hacerse el desayuno, así que se quedó contemplando el tierno rostro del chico que dormía plácidamente a su lado. Angel era una mismísima obra de arte recién descubierta, sus labios lucían frescos y rojizos, estando entre abiertos respiraba suavemente por ellos, en sus mejillas, las pecas rosadas eras más oscuras que antes, y el poco maquillaje que tenía en sus ojos, se había corrido, dejándole a un Angel Dust natural en casi su totalidad. 

Si no hubiese sido por una voz extraña que provenía de otra habitación─lo más probable, o eso pensó el de ojos rojos─que no logró reconocer y mucho menos se le hizo familiar, aún seguiría en aquella cama, junto al pequeño chico entre sus brazos, acariciando su perfecta y delicada compostura. Ahora se hallaba vestido con la ropa más decente que había encontrado en el armario, en la sala, junto a dos jóvenes. Uno con ropas negras y verdes, y el otro de... azúl.

Ambos sentados en el sillón que estaba en frente de él, hablándole cosas que no lograba escuchar, por lo tan inmerso que estaba en sus pensamientos.

─Solo queremos saber donde está Angel Dust. ¿Se encuentra él aquí? ─el rojo chico volvió a la realidad al escuchar el nombre del pequeño, de su pequeño.

Cruzó sus brazos, esto no parecía ser una situación normal.

─¿Para qué lo necesitan? ─carraspeó su garganta y tomó una postura firme.

─Oh, bueno... Soy su productor y jefe. Le ordené una nueva grabación junto a una persona con la que él se niega a filmar una película, y ahora ha estado evitando cualquier tipo de contacto.

─Si él no desea hacer el filme, no pueden obligarlo.

─Soy su jefe, caballero ─no quería empezar a ser grosero, pero el hecho de que estaba empezando a sonar fuerte los comentarios que lanzaba, aquello calentaba rápido al mayor.

─Y yo su maldito... hermano, usted no puede obligarlo hacer algo que no quiere, y menos si es con alguien que no le agrada. ¿Se puede saber quién es?

Ese pequeño silencio al decir "hermano" desconcertó a los contrarios, quienes se miraron por un microsegundo entre ellos, frunciendo ceños.

─Yo ─habló una voz gruesa, en la sala.

Ambos adultos que se hallaban hablando con anterioridad, voltearon sus cabezas y chocaron con la azulada mirada del jóven, quien ahora sonreía y encarnaba una de sus cejas. Para Alastor se le hizo imposible no ensamblar una de sus típicas sonrísas llenas de odio y apatía hacia alguien, y ese alguien, era Nechles. Su simple color, actitud y compostura le repugnaban a sus ojos. Pett notó la tensión en el ambiente y se encogió de hombros por ello.

─Y pues... si Angel decide no volver o hacer lo que se le asignó, será despedido. ─Pett al soltar aquellas palabras se le escapó un suspiro, le dolía perder a unos de sus mejores empleados, y amigo.

─Pues bien.

─¿Pues bien? ─añadió el azulado chico, con un tono carismático pero que no le causó nada de gracia al mayor.

─Despídanlo. Él conseguirá un mejor trabajo.

Esta situación estaba inquietando al peli-negro, no tenía ganas de despedir a Angel por lo mucho que le costase, siempre sería bueno con él a pesar de las circunstancias, pero en esta ocasión era de tomar una difícil pero valiosa decisión.

─Tú no puedes decidir eso por él.

─¿Ah, que no puedo, y qué harás tú, conejillo de Indias? ─la risa incontrolable de su primo brotó de sus labios por el mote tan inesperado. El odio en la sala incrementaba.

─Buscarlo y decirle que venga él mismo a decidir las cosas.

La mano de Alastor tomó la de Nechles en un fuerte agarre, impidiéndole su camino. No dejaría que este bastardo buscase a su pequeño.

─Te juro que si pones un pié en el primer escalón, te haré añicos con tan solo un chasquido de mis dedos. Imbécil.

─Está bien Alastor, suéltalo ─la voz frágil y somnolienta de un Angel Dust tambaleante se hizo presente, captando los seís ojos, todos de diferentes colores. El chico bajaba de a poco las escaleras, el jodido dolor de su cintura le impedía ir más rápido o más lento─, Pett, ya conoces mi respuesta. No quiero y no querré, te guste o no.

─Por favor, Dust... La industria se está quedando sin empleados, y tú eres el mejor de ellos. Necesito de tus filmes para tener mayores ganancias con respecto a la empresa, y a tu trabajo.

─No es no.

Soltó un respingo ─Como quieras. Si eso es lo que decides... está bien. Nos iremos.

─Ni creas que te salvas de esta, Dust. ─El peli-azúl se acercó lo suficiente para murmurarle al chico lo siguiente:─ Sea como sea tendré tu culo entre mi polla alguna jodida vez, lo juro.

Alastor contenía las crecientes ganas de golpear aquél conejo colorido, la manera tan pervertida y deseosa que miraba a Angel le parecía tan asquerosa que con solo imaginárselos en el acto, deseaba vomitar. No podía ver a su chico con otro, ya no. Ambos jóvenes caminaron hasta la puerta principal, perdiéndose entre la luz de la luna roja y alejándose finalmente del establecimiento; el suspiro de satisfacción que soltó Angel, lo notó el mayor, quien intentó caminar hasta el chico para luego tomarlo entre sus brazos y darle un cálido abrazo mañanero.

─Duele un poco ─habló, casi en un susurro, el menor.

A Alastor se le hizo imposible sonreír y soltar unas cuantas risitas, el chico cruzó su mirada asesina con la de él, fulminándolo del odio y molestia que le causaba la actitud del mayor.

─Sé sincero.

─Bueno, duele un poco... mucho ─El demonio apretó un poco más su abrazo contra el pequeño, para luego depositarle un beso en la mejilla.

─¿Quieres un masaje de espalda?

─¿De qué me serviría? ─el contrario frunció un ceño.

─A relajar tus músculos, por supuesto.

─Mmh... supongo que está bien ─le sonrió de lado, le tomó de la mano y se fueron al salón de películas. Con el fin de ver un poco de televisión y distraerse un rato.

[...]

El pobre pequeño no podía ver lo que se supone que estaban viendo, en paz, las manos de Alastor en su trasero, amasándolo con lentitud intentando ocasionarle el menor dolor posible no lo dejaba concentrarse en la película. El dolor era... era la sensación más jugoza, sí, es muy masoquista de su parte, pero al menos es sincero con lo que siente. Envidiaba la capacidad del mayor para poder enfocarse en una sola cosa en específico, y al tiempo, hacer otra. Él simplemente no podía y no quería, las manos de Alastor subieron y retomaron su punto de orígen en su espalda, haciendo que esta sonara por lo fuerte que a veces llegaba a sobarla.

─M-ás cuidado, Al ─pronunció con dificultad al sentir la corriente eléctrica de dolor que provenía de aquél masaje brusco en su espalda.

─Sí, sí, perdóname. Luego quiero que me expliques cómo carajos apareció ese niño azulado a tu vida.─ Angel asintió repetidas veces.

La ronda de masajes continuó, pero lo único que logró fue hacer que Angel cayese dormido ante tales placenteros movimientos.

─Pareces un abuelito, no puedes durar nada despierto. ─soltó el de ojos rojos, abrazándolo por la espalda y acostándose encima de su...

¿Amante?

───
N/A:

Creo que una vez lo insinué, diciendo que haría un maratón de capítulos así que... lo prometido es deuda, a gozar se ha dicho, señores.

Buenas noches/días <3.

─r.

𝙐 𝙢𝙖𝙠𝙚 𝙢𝙚 𝙛𝙚𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙩 | 𝘙𝘢𝘥𝘪𝘰𝘋𝘶𝘴𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora