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Necesitaba más que fricción y mordizcos, quería más... Además de que cada toque de él quemaba mi cuerpo sintiendo una llama ardiente. Él me dió la vuelta, tumbándome nuevamente a la cama y quedando encima de mí, otra vez. Se alejó para tomar la corbata que tenía antes y la usó para tapar mis ojos.

No hice reproches ni me quejé, él era el del control aquí. Yo debía obedecer y seguir la corriente.

─No te la quites ─dijo.

─Está bien ─respondí, sonriéndole.

Sentí sus manos recorrer mi torso y pecho, deteniéndose en mis pezones. Un líquido algo caliente cayó sobre ellos, sobresaltándome y haciendo que soltara un suspiro pesado por lo extraño que era. La lengua traviesa de Alastor recorría y lamía a gusto mis pezones, a veces, tomándolos entre dientes para poder morderlos con cuidado.

─M-mieda Alastor... no p-pares, ¡Agh! ─mordí mi labio con la intención de retener los gemidos sonoros. Pero fue imposible.

Aquél líquido también cayó sobre mi torso, sentí como se movió encima de mí y bajaba su rostro hasta llegar y lamer aquél lugar siendo cuidadosamenre lento. Estaba destrozando mis sentidos al igual que mi cordura, con el paso de los minutos que se hacían horas.

Su lengua recorrió toda la longitud de mi cuerpo, sacándome un sonoro jadeo que se mezcló con un gemido. Bajó aún más, y pude sentir una mano aprentando mi miembro con algo de fuerza, cosa que me hizo gritar. Su mano pasó por todo mi falo, siendo precavido, y quedándose en mi glande para estimularlo.

─¿T-te gusta hacerme s-sufrir, no es así?

El contrario suspiró, deteniéndose. Angel no podía verlo pero sabía que tenía una expresión amarga ante aquella pregunta inesperada.

─Me encanta, y más cuando tú lo intentas pero no te sale.

─Eres un hijo de pu-... ─me hizo callar cuando mordió uno de mis pezones nuevamente, soltando un gemido─, un daddy muy bueno... Ahg ─murmuré y escuché como reía por lo bajo, al parecer él era de hablar en el sexo, cosa que no me molestaba, más bien... era algo divertido.

Narrativa Omnisciente.

Alastor permaneció con aquellas provocaciones y mordidas por un corto plazo de tiempo, quería ir directo al grano, le desesperaba tener el cuerpo del chico y no poder embestirlo de una vez por todas. Pero fue paciente, caballeroso a decir verdad, volteó a su amante y le ordenó lamer tres de sus dedos rozándolos con los labios del chico, este intentó lamerlos de la forma más lascivia posible para acalorar aún más el momento. El mayor estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba. Era imposible contenerse al tener aquella figura tan majestuosa ante sus ojos, con cuidado adentró uno de sus dedos en el agujero del peli-blanco, haciendo que este soltara un sonoro gemido. Las paredes ya subidas de todo que aprisionaban su dedo le hacían imaginar cómo sería tener su pene en aquél lugar, apretándolo y sofocándolo. Un sentimiento probablemente satisfactorio en todos los sentidos de la palabra misma. Angel movía sus caderas, mostrándose ansioso cosa que Alastor no se lo negó y simuló embestidas suaves pero constantes.

Pensó que nunca obtendría lo suficiente de Angel, que siempre quería más y más, descartando las pocas veces en la que lo demostraba pero que realmente lo sentía. Era hora del segundo dedo.

Simuló un movimiento de tijeras combinado con un circular, aquello estaba volviendo loco al pequeño cuando los largos dedos del mayor lograban alcanzar de vez en cuando su próstata.

─Gime para mí, niño.

El mencionado soltaba jadeos e intentaba recobrar su poca respiración dando bocanadas de aire, que no lograban llegar a su destino como era debido. Su mano estaba echa puño y tomando las sábanas entre ellas, necesitaba algo con qué recargarse, o sino enloquecería más de lo que ya estaba.

𝙐 𝙢𝙖𝙠𝙚 𝙢𝙚 𝙛𝙚𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙩 | 𝘙𝘢𝘥𝘪𝘰𝘋𝘶𝘴𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora